sábado, 15 de diciembre de 2012

· Capitulo 43.



·Capítulo 43.


· Narra Betty.

El sol se cuela divertido entre los pequeños huecos de mi ventana, hasta cubir mi cara por pequeños espacios cómo la nariz, la boca y una de las orejas.Las sábanas de Mickey también están llenas de pequeños puntos amarillos, y el color morado de mis habitaciones se ve más apagado que nunca.
¿Sábanas de Mickey?¿Color morado?Sí.Estoy en mi antigua casa.Dónde yo vivia con mamá y papá.¿Por qué?Ayer por fin me sentí preparada y quise venir aquí a recuperar todos y cada unos de mis jodidos recuerdos.
Todo está tal cómo lo dejé, todo está en su sitio cuando hize mis maletas y me fuí al orfanarto y de un mes a otro perdí toda mi ropa, incluso aquella camiseta de color verde con el dibujo de Daisy la mujer de Donald, el pato. Todo estaba perdido, no sólo habia perdido a mis padres, y mi hermano, si no también todos mis jodidos recuerdo lo poco que me quedaba de ello.
Hay días en los que me siento impotente por que no recuerdo cómo eran las navidades en mi casa, o el día de Reyes, o mi cumpleaños, el cumpleaños de Bob, tampoco recuerdo cómo eran las tardes de paseo en familia, ni las cenas de cualquier noche.No consigo recordar nada mas allá con claridad que el accidente de mis padres y Bob, es cómo si toda mi jodida infancia se resumira con eso, pero sé que no es así y también sé que despues de casi 12 años ya es hora de poder afrontar todo con claridad y ponerme a remover las cosas de aquí y buscar quien soy realmente.

Me levanto de la cama y abriendo los brazos y subiendo mi cuerpo hacia arriba dando un enorme bostezo me voy hasta el baño.Suspiro y entro.No puedo evitar ver la habitación de Holly, esta también sigue cómo siempre, me hubiese encantado que ella hubiese venido aquí conmigo y acompañarme a recuperar mi infancia, pero ella no está, está en California recuperando lo que un día nunca debió perder Ryan.Quizás también podía ser Carol la que estuviese aquí conmigo, pero ella tampoco está.La única que me queda aquí en este momento en Neus, bueno y Concha pero ella vive cómo a ocho kilómetros de mi casa y no la iba a hacer venir sólo para esto, aunque tampoco pondría problemas.Pero sin embargo estoy ''sóla'', enfrentandome al primer recuerdo las fotos del cuarto de Holly.Cuando digo ''sola'' es por que Mario está en la habitación de Bob rocando cómo un viejo de sesenta años.
¿Cómo he visto la habitación de Holly si estoy en el baño?Fácil de explicar.Tenemos un baños común, es decir tiene dos puertas.La puerta blanca da a mi habitación y la puerta negra da la suya.¿Por qué esos colores?fácil también, la habitación de Holly tiene las paredes rosas fuscias con lo que la puerta negra contrasta, y la mia tiene las paredes moradas por lo que mi puerta contrasta, estilismos de mi mamá, ella era así de extraña para decorar.
Salgo de mis putos pensamientos y entro por fin es esa habitación.

La cama sigue igual, los armarios también aunque con un tomo de polvo de unos siete centimetros tranquilamente, sus zapatos de ballet sigue dónde los dejamos y su corona de princesa, esa que no se quitaba desde que llegabamos del colegio hasta que nos dormiamos sigue allí, en su mesita clavada, cómo si estuviese atornillada, pues igual.

Y allí hay una foto.Una foto grande emarcada encima de su cabezera, somos ella y yo, y estamos con una copa enorme y una medalla colgada en el cuello.
Ya recuerdo aquel momento, aquel momento fue cuando quedamos primeras en el campeonato nacional de ballet por parejas, allí fue cuando nuestro sueño se hizo realidad, desde aquel momento dejamos de hacer ballet.

[...]

—Buenos días dormilón—digo dándole un suave beso en los labios.
—Buenos días cielo—me sonrie—¿que has echo esta mañana?—
—Limpiar y colocar mi ropa en el armario—sonrío—y recordar quien era—
—¿Ya recuerdas todo?—
—Sí—sonrio—llevo cómo cinco horas sentada en esta silla viendo fotos de cuándo eramos pequeñas, ya me siento completa—digo levantandome
—¿Que hay de comer?—
—Mario cielo, son las siete de la tarde—carcajeo—¿quieres comer o cenar?—
—Tengo hambre—dice tocandose la barriga divertido
—En la nevera hay pizza—le beso—he pensado en tí—

Y dejando un dulce beso en mi cabello se va a la cocina.En realidad, sinceramente aquí entre nosotras, las que estaís leyendo y yo, no me siento completa,vale que Mario llene un vacío que dejó Justin, pero no lo rellena, por que son dos personas totalmente distintas, son cómo el agua y el aceite.

Me levanto del sofá y subo hasta la habitación de mis padres a terminar la poca ropa que queda de Mario y mía.Sí me he independizado y Mario se viene a vivir conmigo, estamos 'intentando' que nuestra relación, la que un día dejamos a la puerta salga adelante.

[...]

Estoy totalmente aburrida, asi que cojo el télefono y llamo a Neus, creo que necesito una charla de esas con ella, esas que me hacen sentirme tan bien, esas que me hacen reflexionar sobre todo lo que está pasando.

Un tono..dos tonos..tres tonos.. y ese maldito yavoy que me pone de los nervios.Relato, y relato hasta que por fín la jodida me coge el télefono

—¿Si?—
—¿Estas disponible esta tarde?—
—Si—carcajea—estoy con Concha en el centro—
—Esperadme, en menos de media hora estoy allí—

Y cómo de costumbre cuelgo dejandola con la palabra en la boca.Amo hacer eso por que después siempre se enfada, siempre.

Subo las escaleras hasta el baño de mis padres y aunque las imagenes me golpean tengo que rehacer mi vida, sé que ellos es lo que quieren, y soñaban con que algún dia yo hiciese mi vida en esta casa, y así lo haré.
Entro en la ducha, una ducha basante rápida en la que no me da tiempo ni a pensar y en la situación que estamos, es bastante mejor.

Salgo, y en menos de diez minutos ya estoy vestida.Pantalón largo vaquero, sudadera azul, y las convers azules, pañuelo negro y las gafas de sol, fondo, raya y gloss.

—Mario me voy—sonrio—
—Vale pequeña—dice dándome un tierno beso en los labios—
—¿Has quedado con las chicas?—me sonrie—
—Sí—sonrío—con Neus y con Concha—
—Dalas un saludo de mi parte pequeña—

Y salgo de la casa de mis padres, la que ahora es mi casa dejando aquella preciosa puerta de madera blindada detrás mía, con ellas rosas de plástico de varios colores que tantísimo le gustaban a mi madre.

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sábado, 15 de diciembre de 2012

· Capitulo 43.



·Capítulo 43.


· Narra Betty.

El sol se cuela divertido entre los pequeños huecos de mi ventana, hasta cubir mi cara por pequeños espacios cómo la nariz, la boca y una de las orejas.Las sábanas de Mickey también están llenas de pequeños puntos amarillos, y el color morado de mis habitaciones se ve más apagado que nunca.
¿Sábanas de Mickey?¿Color morado?Sí.Estoy en mi antigua casa.Dónde yo vivia con mamá y papá.¿Por qué?Ayer por fin me sentí preparada y quise venir aquí a recuperar todos y cada unos de mis jodidos recuerdos.
Todo está tal cómo lo dejé, todo está en su sitio cuando hize mis maletas y me fuí al orfanarto y de un mes a otro perdí toda mi ropa, incluso aquella camiseta de color verde con el dibujo de Daisy la mujer de Donald, el pato. Todo estaba perdido, no sólo habia perdido a mis padres, y mi hermano, si no también todos mis jodidos recuerdo lo poco que me quedaba de ello.
Hay días en los que me siento impotente por que no recuerdo cómo eran las navidades en mi casa, o el día de Reyes, o mi cumpleaños, el cumpleaños de Bob, tampoco recuerdo cómo eran las tardes de paseo en familia, ni las cenas de cualquier noche.No consigo recordar nada mas allá con claridad que el accidente de mis padres y Bob, es cómo si toda mi jodida infancia se resumira con eso, pero sé que no es así y también sé que despues de casi 12 años ya es hora de poder afrontar todo con claridad y ponerme a remover las cosas de aquí y buscar quien soy realmente.

Me levanto de la cama y abriendo los brazos y subiendo mi cuerpo hacia arriba dando un enorme bostezo me voy hasta el baño.Suspiro y entro.No puedo evitar ver la habitación de Holly, esta también sigue cómo siempre, me hubiese encantado que ella hubiese venido aquí conmigo y acompañarme a recuperar mi infancia, pero ella no está, está en California recuperando lo que un día nunca debió perder Ryan.Quizás también podía ser Carol la que estuviese aquí conmigo, pero ella tampoco está.La única que me queda aquí en este momento en Neus, bueno y Concha pero ella vive cómo a ocho kilómetros de mi casa y no la iba a hacer venir sólo para esto, aunque tampoco pondría problemas.Pero sin embargo estoy ''sóla'', enfrentandome al primer recuerdo las fotos del cuarto de Holly.Cuando digo ''sola'' es por que Mario está en la habitación de Bob rocando cómo un viejo de sesenta años.
¿Cómo he visto la habitación de Holly si estoy en el baño?Fácil de explicar.Tenemos un baños común, es decir tiene dos puertas.La puerta blanca da a mi habitación y la puerta negra da la suya.¿Por qué esos colores?fácil también, la habitación de Holly tiene las paredes rosas fuscias con lo que la puerta negra contrasta, y la mia tiene las paredes moradas por lo que mi puerta contrasta, estilismos de mi mamá, ella era así de extraña para decorar.
Salgo de mis putos pensamientos y entro por fin es esa habitación.

La cama sigue igual, los armarios también aunque con un tomo de polvo de unos siete centimetros tranquilamente, sus zapatos de ballet sigue dónde los dejamos y su corona de princesa, esa que no se quitaba desde que llegabamos del colegio hasta que nos dormiamos sigue allí, en su mesita clavada, cómo si estuviese atornillada, pues igual.

Y allí hay una foto.Una foto grande emarcada encima de su cabezera, somos ella y yo, y estamos con una copa enorme y una medalla colgada en el cuello.
Ya recuerdo aquel momento, aquel momento fue cuando quedamos primeras en el campeonato nacional de ballet por parejas, allí fue cuando nuestro sueño se hizo realidad, desde aquel momento dejamos de hacer ballet.

[...]

—Buenos días dormilón—digo dándole un suave beso en los labios.
—Buenos días cielo—me sonrie—¿que has echo esta mañana?—
—Limpiar y colocar mi ropa en el armario—sonrío—y recordar quien era—
—¿Ya recuerdas todo?—
—Sí—sonrio—llevo cómo cinco horas sentada en esta silla viendo fotos de cuándo eramos pequeñas, ya me siento completa—digo levantandome
—¿Que hay de comer?—
—Mario cielo, son las siete de la tarde—carcajeo—¿quieres comer o cenar?—
—Tengo hambre—dice tocandose la barriga divertido
—En la nevera hay pizza—le beso—he pensado en tí—

Y dejando un dulce beso en mi cabello se va a la cocina.En realidad, sinceramente aquí entre nosotras, las que estaís leyendo y yo, no me siento completa,vale que Mario llene un vacío que dejó Justin, pero no lo rellena, por que son dos personas totalmente distintas, son cómo el agua y el aceite.

Me levanto del sofá y subo hasta la habitación de mis padres a terminar la poca ropa que queda de Mario y mía.Sí me he independizado y Mario se viene a vivir conmigo, estamos 'intentando' que nuestra relación, la que un día dejamos a la puerta salga adelante.

[...]

Estoy totalmente aburrida, asi que cojo el télefono y llamo a Neus, creo que necesito una charla de esas con ella, esas que me hacen sentirme tan bien, esas que me hacen reflexionar sobre todo lo que está pasando.

Un tono..dos tonos..tres tonos.. y ese maldito yavoy que me pone de los nervios.Relato, y relato hasta que por fín la jodida me coge el télefono

—¿Si?—
—¿Estas disponible esta tarde?—
—Si—carcajea—estoy con Concha en el centro—
—Esperadme, en menos de media hora estoy allí—

Y cómo de costumbre cuelgo dejandola con la palabra en la boca.Amo hacer eso por que después siempre se enfada, siempre.

Subo las escaleras hasta el baño de mis padres y aunque las imagenes me golpean tengo que rehacer mi vida, sé que ellos es lo que quieren, y soñaban con que algún dia yo hiciese mi vida en esta casa, y así lo haré.
Entro en la ducha, una ducha basante rápida en la que no me da tiempo ni a pensar y en la situación que estamos, es bastante mejor.

Salgo, y en menos de diez minutos ya estoy vestida.Pantalón largo vaquero, sudadera azul, y las convers azules, pañuelo negro y las gafas de sol, fondo, raya y gloss.

—Mario me voy—sonrio—
—Vale pequeña—dice dándome un tierno beso en los labios—
—¿Has quedado con las chicas?—me sonrie—
—Sí—sonrío—con Neus y con Concha—
—Dalas un saludo de mi parte pequeña—

Y salgo de la casa de mis padres, la que ahora es mi casa dejando aquella preciosa puerta de madera blindada detrás mía, con ellas rosas de plástico de varios colores que tantísimo le gustaban a mi madre.

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