· Capitulo 32.
· Al día siguiente.
|| Narra Tara ||
El sol entra divertido por el ventanal de mi habitación. Hoy hace un
día genial, y los planes con los chicos tienen demasiada buena pinta por una
parte, nos vamos a la playa, de barbacoa, la parte mala es que tendré que
cruzarme con Justin quiera o no quiera.
Esto es demasiado difícil. Es como cuando tienes un examen y te lo
sabes todo pero tienes miedo a quedarte en blanco, o cuando vas al parque de
atracciones y antes de subirte a la montaña rusa te tiemblan las piernas. Es
algo que sabes que tienes que hacer y que hay no hay marcha atrás. Una parte de
mí está deseando encontrarse con él para ver cómo reacciona, la otra no tanto
por miedo a cómo pueda reaccionar yo.
Salgo de la cama dando un pequeño saltito y entro en la ducha. Abro el
grifo y dejo que el agua se temple, dos minutos más tarde estoy fuera. Enciendo
la radio y busco mi emisora de radio favorita, en la que ahora suena la canción
del verano.
Al ritmo de la música comienzo a buscar mi biquini en el fondo del
armario, y unos shorts vaqueros, cuándo el ruido de la puerta interviene en mi
pequeño bailecito.
- ¿Tara?
- Pasa.
- ¿Estás lista?
- No aún me queda vestirme, y peinarme ¿no lo ves?
- Perdóname la vida, estúpida. Te esperamos abajo.
- ¿Me esperáis? - hago una mueca.
- Si, te esperamos. Alex, Chaz y Justin vendrán con nosotros.
- Iros sin mí, voy en skate.
- ¿Cuándo piensas enfrentarte a él de una vez por todas?
- Michel, no empieces. Necesito tiempo ¿vale?
- Te vienes en coche, te doy diez minutos.
- Pero, yo no quiero.
- Es igual, diez minutos.
Y cierra la puerta dejándome con la palabra en la boca. Odio esto.
Odio esta situación. ¿Por qué tengo que verle montado en mi coche si no quiero?
¿Qué cojones he hecho para merecer esto?
Me niego.
Subo de nuevo el volumen de la música y empiezo a vestirme. Me coloco
mi biquini de flecos amarillo y blanco, y los shorts vaqueros, una camiseta
amarilla que deja que se me vea un poco la barriga, y las vans. Estoy lista
para salir, pero no para volver a encontrarme con su mirada. Me parece a mí que
el día va a ser demasiado largo.
[…]
Estoy en el porche de espaldas a casa de Justin. Me niego a ver cómo
llega. Al mismo tiempo le pego voces a Michel y a Chaz para que se den prisa
con la nevera, y a Alex para que ponga música. Estoy nerviosa.
Meto la mano en mi bolso buscando el paquete de cigarrillos que tengo
ahí desde hace unas semanas. Sólo fumo cuándo estoy estresada, cuando estoy
agotada o cuando las cosas sé que no van a ir bien. Cómo por ejemplo hoy.
|| Narra Justin ||
Estoy deseando encontrarme contigo para ver tu reacción. Estoy
deseando poder volver a enamorarte cómo lo hice hace justo un año. Estoy
deseando sacarte de quicio para ver cómo te enfadas y al rato robarte un beso.
Estoy deseando pasar tiempo contigo. Lo estoy deseando.
Salgo de casa con la mochila, y me doy cuenta de que estás de espaldas.
Sé por lo que es, aun tienes miedo de encontrarte conmigo, aún tienes miedo de
tu reacción al verme. Sé que las cosas no han sido fáciles, y que lo nuestro
cómo he dicho y he pensado siempre es para vivirlo día a día, porque quizás al
dia siguiente desparezca, es peor que una montaña rusa, es un volcán o un
terremoto.
Camino despacio haciendo el menor ruido posible. Alex, Chaz y Michel
se percatan de que estoy llegando, pero yo les digo que se callen con un gesto.
Ellos me miran cómplices, y los tres sonríen a la vez. Tara, está quejándose
por lo bajo y no logro entender que está diciendo, sólo pienso en qué hacer
para que no puedas escabullirte y poder volver a perderme en tú mirada. Esta
vez, sí que no te vas a escapar.
|| Narra Tara ||
Los tres idiotas sonríen sin motivo alguno, y a mí esto hace que me
ponga más nerviosa. Sigo de espaldas, y hasta que no estés dentro del coche no
pienso darme la vuelta. Alex, me mira confusa. Y Chaz y mi hermano colocan las
cosas dentro de la camioneta. Estoy deseando ver a los demás. Michel está
nervioso, porque hoy verá a Kels, hace que no se ven un año justo, pero ellos
han resistido a la distancia y a todo. Las demás parejas, se rompieron justo
una semana después de terminar el verano.
Estoy a punto de montarme en el coche cuándo siento unas manos en mis
ojos. Mi corazón va a tres mil
pulsaciones por segundo y subiendo. Estoy nerviosa. Me tiemblan las piernas. Me
sudan las manos. Sé que es él. Su olor. Cómo echaba de menos ese aroma a niño
pequeño, su piel, el tacto de su piel con la mía hace que un escalofrío recorra
mi cuerpo de arriba abajo. Estoy pérdida. No sé qué hacer.
Esta sensación es bastante extraña, y en realidad no me incómoda.
Estoy a gusto. Miles de flashback recorren mi mente en un segundo. Me podría
pasar a sí toda la vida, es como si estuviera ciega y tú me guiases. Es como si el tiempo se hubiese parado y solo
estamos tú y yo. Lo demás, no importa ahora mismo.
|| Narra Justin ||
Lo he hecho. Me he lanzado a poner mis manos sobre tus ojos. Desde
aquí detrás puedo escuchar el latido de tu corazón, y estoy segura de que tú
puedes notar cómo mi respiración cada vez va más rápida. Sí, estoy enamorado de
ti, y no me importa decirlo.
El roce de nuestra piel hace que mi cuerpo entre en un completo shock
mental, y físico. Podría estar así todo el tiempo, incluso todo el verano.
Necesito sentirte cerca. Me acerco a ti, y te susurro al oído lo mucho que te
he echado de menos, puedo ver cómo sonríes.
- Weasly, un placer volver a verte - carcajeo.
- No es tan placer, créeme.
- ¿Si? Pues parecía que no sentías lo mismo cuando estaba detrás de ti.
- Me has pillado desprevenida, Bieber.
- ¿Sí? Me gusta ver cómo te pones nerviosa cuando me tienes cerca.
- Tengamos la fiesta en paz. ¿Yo no estaba muerta para ti?
- Sí.
- ¿Entonces qué haces hablándome?
- No he podido resistirme a sentirte cerca, ¿sabes? Siempre has sido
mi debilidad.
- Sigue mintiendo, eso te da genial.
- No miento, Weasly, ¿sabes qué?
- ¿Qué?
- Ahora mismo, muero por besarte.
- Vaya la historia se repite, que pena que está no pueda tener final
porque tampoco tendrá un principio.
- Weasly, no escupas tan alto. Sé que te mueres de ganas por besarme.
Hazlo.
- No.
- Bésame.
- No.
- Lo estas pidiendo a gritos.
- Piérdete.
- Bésame.
- Cállate.
- Estúpida.
- Idiota.
- Inmadura.
- Crío.
- Te quiero.
- Y yo.
Miles de mariposas recorren mi estómago. Me has dicho que me quieres
de forma inconsciente, y sé que ahora mismo estás maldiciéndote por dentro. Aquí,
empieza nuestro juego.
|| Narra Tara ||
Me siento estúpida. Me hago la dura y al final término diciéndote un
te quiero. ¿Qué cojones me está pasando? Mis pensamientos y mi sentimientos están
totalmente desordenados una vez más. No sé cómo cojones lo hace Bieber, pero
siempre terminas poniendo mi vida patas arriba.
Es obvio que me muero de ganas de besarte, pero esto es un juego. El
juego de haber quien cae antes. Y esto, solo acaba de empezar.
|| Narrador ||
Para ambos está situación es incómoda. Tara se muere de ganas por besarle
en cada momento del día. Justin se muere de ganas por besarle mientras la dice
lo idiota que ha sido, y lo mucho que la necesita. No solo la distancia ha
estado por medio de esta relación, sino también el orgullo y el despecho.
El día pasa bastante bien. Los chicos se divierten en el agua, y el
alcohol es dueño del cuerpo de la gran mayoría.
|| Narra Tara ||
Los chicos van de camino al coche, son ya las nueve de la noche y todo
estamos bastante cansados. Unos más que otros. Sinceramente, me encantaría
volver a vivir este día desde el primer momento hasta el último. Ahora sí, está
empezando mi verano.
Estoy recogiendo la nevera, y siento cómo alguien tira de mi cuerpo
hacia atrás. Otra vez él. Mi cuerpo se estremece, y no puedo evitar sonreír.
Una vez más estoy quedando cómo una idiota.
- ¿No piensas besarme?
-No.
- ¿Por qué eres tan orgullosa?
- No soy orgullosa, sólo que los muertos no besamos.
- ¿No?
- Que va, y tampoco tenemos sentimientos. Estamos muertos.
- Eres una estúpida, rencorosa.
- Y tú un completo idiota. Antes de decir las cosas cuándo estes
enfadado, piénsalas. Se te calienta demasiado la boca y terminas arrepintiéndote,
una disculpa es lo menos que me merezco ¿no crees?
- Lo siento.
Y mi corazón se para. Me está pidiendo perdón. Esto no puede ser.
Sonrio como una idiota, pero las cosas no se van a quedar así de fáciles. Un
perdón no hace que todo pase, aunque alivie.
- No es nada, estas perdonado.
- Ahora bésame.
- En tus sueños.
Y camino hacia delante, dejándolo allí. Sé que ahora mismo me maldice,
es más yo misma me maldigo, tengo tantas jodidas ganas de besarte.
- Eh, Weasly.
- ¿Si?
- Sigues teniendo un bonito culo.
- Estúpido.
|| Narrador ||
Y ahí terminó el primer día de verano para ellos. Y el primer día de
una historia que aunque diga Tara que no tendrá principio, algún día volverá a
empezar. Lo que está claro es que están hechos el uno para el otro.