domingo, 30 de junio de 2013

32.




· Capitulo 32.

· Al día siguiente.

|| Narra Tara ||

El sol entra divertido por el ventanal de mi habitación. Hoy hace un día genial, y los planes con los chicos tienen demasiada buena pinta por una parte, nos vamos a la playa, de barbacoa, la parte mala es que tendré que cruzarme con Justin quiera o no quiera.

Esto es demasiado difícil. Es como cuando tienes un examen y te lo sabes todo pero tienes miedo a quedarte en blanco, o cuando vas al parque de atracciones y antes de subirte a la montaña rusa te tiemblan las piernas. Es algo que sabes que tienes que hacer y que hay no hay marcha atrás. Una parte de mí está deseando encontrarse con él para ver cómo reacciona, la otra no tanto por miedo a cómo pueda reaccionar yo.

Salgo de la cama dando un pequeño saltito y entro en la ducha. Abro el grifo y dejo que el agua se temple, dos minutos más tarde estoy fuera. Enciendo la radio y busco mi emisora de radio favorita, en la que ahora suena la canción del verano.

Al ritmo de la música comienzo a buscar mi biquini en el fondo del armario, y unos shorts vaqueros, cuándo el ruido de la puerta interviene en mi pequeño bailecito.

- ¿Tara?
- Pasa.
- ¿Estás lista?
- No aún me queda vestirme, y peinarme ¿no lo ves?
- Perdóname la vida, estúpida. Te esperamos abajo.
- ¿Me esperáis? - hago una mueca.
- Si, te esperamos. Alex, Chaz y Justin vendrán con nosotros.
- Iros sin mí, voy en skate.
- ¿Cuándo piensas enfrentarte a él de una vez por todas?
- Michel, no empieces. Necesito tiempo ¿vale?
- Te vienes en coche, te doy diez minutos.
- Pero, yo no quiero.
- Es igual, diez minutos.

Y cierra la puerta dejándome con la palabra en la boca. Odio esto. Odio esta situación. ¿Por qué tengo que verle montado en mi coche si no quiero? ¿Qué  cojones he hecho para merecer esto? Me niego.

Subo de nuevo el volumen de la música y empiezo a vestirme. Me coloco mi biquini de flecos amarillo y blanco, y los shorts vaqueros, una camiseta amarilla que deja que se me vea un poco la barriga, y las vans. Estoy lista para salir, pero no para volver a encontrarme con su mirada. Me parece a mí que el día va a ser demasiado largo.

[…]

Estoy en el porche de espaldas a casa de Justin. Me niego a ver cómo llega. Al mismo tiempo le pego voces a Michel y a Chaz para que se den prisa con la nevera, y a Alex para que ponga música. Estoy nerviosa.

Meto la mano en mi bolso buscando el paquete de cigarrillos que tengo ahí desde hace unas semanas. Sólo fumo cuándo estoy estresada, cuando estoy agotada o cuando las cosas sé que no van a ir bien. Cómo por ejemplo hoy.

|| Narra Justin ||

Estoy deseando encontrarme contigo para ver tu reacción. Estoy deseando poder volver a enamorarte cómo lo hice hace justo un año. Estoy deseando sacarte de quicio para ver cómo te enfadas y al rato robarte un beso. Estoy deseando pasar tiempo contigo. Lo estoy deseando.

Salgo de casa con la mochila, y me doy cuenta de que estás de espaldas. Sé por lo que es, aun tienes miedo de encontrarte conmigo, aún tienes miedo de tu reacción al verme. Sé que las cosas no han sido fáciles, y que lo nuestro cómo he dicho y he pensado siempre es para vivirlo día a día, porque quizás al dia siguiente desparezca, es peor que una montaña rusa, es un volcán o un terremoto.

Camino despacio haciendo el menor ruido posible. Alex, Chaz y Michel se percatan de que estoy llegando, pero yo les digo que se callen con un gesto. Ellos me miran cómplices, y los tres sonríen a la vez. Tara, está quejándose por lo bajo y no logro entender que está diciendo, sólo pienso en qué hacer para que no puedas escabullirte y poder volver a perderme en tú mirada. Esta vez, sí que no te vas a escapar.

|| Narra Tara ||

Los tres idiotas sonríen sin motivo alguno, y a mí esto hace que me ponga más nerviosa. Sigo de espaldas, y hasta que no estés dentro del coche no pienso darme la vuelta. Alex, me mira confusa. Y Chaz y mi hermano colocan las cosas dentro de la camioneta. Estoy deseando ver a los demás. Michel está nervioso, porque hoy verá a Kels, hace que no se ven un año justo, pero ellos han resistido a la distancia y a todo. Las demás parejas, se rompieron justo una semana después de terminar el verano.

Estoy a punto de montarme en el coche cuándo siento unas manos en mis ojos.  Mi corazón va a tres mil pulsaciones por segundo y subiendo. Estoy nerviosa. Me tiemblan las piernas. Me sudan las manos. Sé que es él. Su olor. Cómo echaba de menos ese aroma a niño pequeño, su piel, el tacto de su piel con la mía hace que un escalofrío recorra mi cuerpo de arriba abajo. Estoy pérdida. No sé qué hacer.

Esta sensación es bastante extraña, y en realidad no me incómoda. Estoy a gusto. Miles de flashback recorren mi mente en un segundo. Me podría pasar a sí toda la vida, es como si estuviera ciega y tú me guiases.  Es como si el tiempo se hubiese parado y solo estamos tú y yo. Lo demás, no importa ahora mismo.

|| Narra Justin ||

Lo he hecho. Me he lanzado a poner mis manos sobre tus ojos. Desde aquí detrás puedo escuchar el latido de tu corazón, y estoy segura de que tú puedes notar cómo mi respiración cada vez va más rápida. Sí, estoy enamorado de ti, y no me importa decirlo.

El roce de nuestra piel hace que mi cuerpo entre en un completo shock mental, y físico. Podría estar así todo el tiempo, incluso todo el verano. Necesito sentirte cerca. Me acerco a ti, y te susurro al oído lo mucho que te he echado de menos, puedo ver cómo sonríes.

- Weasly, un placer volver a verte - carcajeo.
- No es tan placer, créeme.
- ¿Si? Pues parecía que no sentías lo mismo cuando estaba detrás de ti.
- Me has pillado desprevenida, Bieber.
- ¿Sí? Me gusta ver cómo te pones nerviosa cuando me tienes cerca.
- Tengamos la fiesta en paz. ¿Yo no estaba muerta para ti?
- Sí.
- ¿Entonces qué haces hablándome?
- No he podido resistirme a sentirte cerca, ¿sabes? Siempre has sido mi debilidad.
- Sigue mintiendo, eso te da genial.
- No miento, Weasly, ¿sabes qué?
- ¿Qué?
- Ahora mismo, muero por besarte.
- Vaya la historia se repite, que pena que está no pueda tener final porque tampoco tendrá un principio.
- Weasly, no escupas tan alto. Sé que te mueres de ganas por besarme. Hazlo.
- No.
- Bésame.
- No.
- Lo estas pidiendo a gritos.
- Piérdete.
- Bésame.
- Cállate.
- Estúpida.
- Idiota.
- Inmadura.
- Crío.
- Te quiero.
- Y yo.

Miles de mariposas recorren mi estómago. Me has dicho que me quieres de forma inconsciente, y sé que ahora mismo estás maldiciéndote por dentro. Aquí, empieza nuestro juego.

|| Narra Tara ||

Me siento estúpida. Me hago la dura y al final término diciéndote un te quiero. ¿Qué cojones me está pasando? Mis pensamientos y mi sentimientos están totalmente desordenados una vez más. No sé cómo cojones lo hace Bieber, pero siempre terminas poniendo mi vida patas arriba.

Es obvio que me muero de ganas de besarte, pero esto es un juego. El juego de haber quien cae antes. Y esto, solo acaba de empezar.

|| Narrador ||

Para ambos está situación es incómoda. Tara se muere de ganas por besarle en cada momento del día. Justin se muere de ganas por besarle mientras la dice lo idiota que ha sido, y lo mucho que la necesita. No solo la distancia ha estado por medio de esta relación, sino también el orgullo y el despecho.

El día pasa bastante bien. Los chicos se divierten en el agua, y el alcohol es dueño del cuerpo de la gran mayoría.

|| Narra Tara ||

Los chicos van de camino al coche, son ya las nueve de la noche y todo estamos bastante cansados. Unos más que otros. Sinceramente, me encantaría volver a vivir este día desde el primer momento hasta el último. Ahora sí, está empezando mi verano.

Estoy recogiendo la nevera, y siento cómo alguien tira de mi cuerpo hacia atrás. Otra vez él. Mi cuerpo se estremece, y no puedo evitar sonreír. Una vez más estoy quedando cómo una idiota.

- ¿No piensas besarme?
-No.
- ¿Por qué eres tan orgullosa?
- No soy orgullosa, sólo que los muertos no besamos.
- ¿No?
- Que va, y tampoco tenemos sentimientos. Estamos muertos.
- Eres una estúpida, rencorosa.
- Y tú un completo idiota. Antes de decir las cosas cuándo estes enfadado, piénsalas. Se te calienta demasiado la boca y terminas arrepintiéndote, una disculpa es lo menos que me merezco ¿no crees?
- Lo siento.

Y mi corazón se para. Me está pidiendo perdón. Esto no puede ser. Sonrio como una idiota, pero las cosas no se van a quedar así de fáciles. Un perdón no hace que todo pase, aunque alivie.

- No es nada, estas perdonado.
- Ahora bésame.
- En tus sueños.

Y camino hacia delante, dejándolo allí. Sé que ahora mismo me maldice, es más yo misma me maldigo, tengo tantas jodidas ganas de besarte.

- Eh, Weasly.
- ¿Si?
- Sigues teniendo un bonito culo.
- Estúpido.

|| Narrador ||

Y ahí terminó el primer día de verano para ellos. Y el primer día de una historia que aunque diga Tara que no tendrá principio, algún día volverá a empezar. Lo que está claro es que están hechos el uno para el otro.


jueves, 27 de junio de 2013

31.

· Capitulo 31.

|| Miami ||

· Narra Tara.

El cielo está más azul que de costumbre, y las nubes son blancas tanto que apetece subirte en ellas y echar una siesta de esas en las que sueñas con cosas increíbles y no quieres despertar de ellas. Estoy montada en el coche de camino a casa de los abuelos, los nervios cada vez se apoderan más de mí. Estoy sin uñas, y siento un cosquilleo y un mariposeo en mi estómago. Tengo un millón de ganas de ver a Alexandra, y también un millón de ver a los abuelos, pero las ganas que tengo de verte a ti aunque sea de lejos multiplican las miles de ganas de ellos.

Necesito volver a cruzarme con tus ojos miel. Me hacen tener la cabeza encima de los hombros, y los pies en el suelo. Me dan calma, y seguridad. Sé que nuestra relación no irás más allá de dos palabras, pero sólo con tenerte cerca me conformo.

Hemos llegado. Papá aparca el coche enfrente de la casa de los abuelos, y toca dos veces el claxon para que ellos salgan. Mi mirada se desvía a tu casa. Las persianas están levantadas, y el coche está aparcado enfrente de la puerta. Es más, incluso escucho la risa de tu hermana pequeña mientras alguien corre detrás de ella, y pongo la mano en el fuego y no me quemo que el corre detrás de ella eres tú. Echaba de menos la sensación de ponerme nerviosa mientras estás cerca.

Bajo del coche con un suspiro y corro hasta dónde están los abuelos.

- Hey Jon, sigues tan joven como siempre, los años no pasan en ti - broma mi hermano con el abuelo.
- Michel, tu tampoco cambias, sigues igual de cazurro - carcajea ambos.

A lo lejos sale la abuela. Ella si está un poco más cambiada. Su pelo ya es blanco completamente, y su sonrisa parece un poco menos brillante. Ella está bien, no tiene ninguna enfermedad, sólo que ya no es una jovencita.

- ¿No piensas venir a verme? - dice mi abuela mirándome con los brazos abiertos.
No lo dudo. Corro hasta ella. Tenía tantas ganas de verla. Su sonrisa, vuelve a cobrar brillo de un momento a otro, incluso juraría que las lágrimas quieren escapar de sus ojos pero de felicidad.
- Estás preciosa, Tara.
- Igual que tú abuela, ese color blanco te sienta genial.
- ¿Y para mí no hay abrazo? - dice mi abuelo con los brazos en jarra.
- ¡Oh, Jon! Sigues siendo un jovenzuelo. Tú sí que no cambias. - carcajeo.
Y tampoco lo dudo. Corro hasta él. Me coge en brazos y me da una vuelta por el aire. Echaba de menos está sensación, y los echaba de menos a ellos.

|| Narra Justin ||

Siento cómo un coche aparca en la puerta de enfrente, y algo me dices que eres tú. Jazzy está haciéndome cosquillas, y yo estoy corriendo detrás de ella. Me paro en la ventana, y puedo verte. Sigues cómo siempre. Sólo que ahora llevas gafas, y tu cuerpo ha tomado un poco más de forma. Por lo demás, todo sigue igual. Tus pantalones cortos, tus vans, tus camisetas, y tus gorras. Eres tú, la de siempre. Tara Weasly. Mi estúpida.

-¿No vas a ver a tú amiga? - dice mi hermana con los brazos a la altura del pecho. Y esto hace que carcajee. Es todo una señorita.
- No.
- ¿Por qué? - pregunta curiosa.
- Ella y yo, no nos hablamos Jazzy.
- ¿Por qué?
- No lo entenderás, aún eres una niña pequeña.
- Hey, Jus. No te pases. Ya tengo cinco añitos.
- Perdón, se me había olvidado. Anda, corre. Ve a jugar con Jaxon.
- Vale.

Y se despide de mí dándome un tierno beso en la mejilla, y dedicándome una sonrisa.

No puedo evitarlo, y saco el móvil del bolsillo necesito escribirte. Algo dentro de mí me lo pide, y sabes cómo soy, sabes que vivo de impulsos.

Para Weasly:

Estúpida, sigues igual de machorra que siempre, pero tú culo parece estar más apetecible, por cierto, esas gafas te sientan genial.

De Weasly:

Tengamos la fiesta en paz, no quiero amargarme por culpa de un gilipollas. Y sí, quizás mi culo está más apetecible, pero te juro que te quedarás con las ganas de probarlo. ¿Yo para ti no estaba muerta?

Para Weasly:

No escupas tan alto Weasly, te pasó lo mismo hace poco, yo que tú no jugaría con fuego. Y lo sigues estando, pero si estás buena debería decírtelo.

De Weasly:

Piérdete Bieber.

Para Weasly:

En tus sueños.

Y guardo el teléfono en el bolsillo sin esperar respuesta alguna. Una sonrisa estúpida se cuela en mi boca de forma imprevista. Esto me trae tantos recuerdos.  Si supieses las ganas que tengo que ir corriendo a verte, cogerte en volandas, gritarle al mundo que te quiero, y de comerte a besos.


|| Narra Tara ||

Estúpido. No juegues con fuego tú, te recuerdo que el que terminó quemándose fuiste tú. Escupo una sonrisa inocente, y guardo mi teléfono en el bolsillo. Será un verano demasiado largo, y más si no te tengo a mi lado.

[…]

Toda la ropa está colocada en el armario. Y mis guitarras siguen colgadas ahí. En el sitio de siempre. Lo que más me gusta de volver a casa de los abuelos cada año es que cuando vuelvo las cosas están tal y como yo las dejé. Todo está en su sitio.

Cojo el teléfono y marco el número de Alex. Necesito salir de estas cuatro paredes y hacer lo que más me gusta. Necesito hacer skate con Alex.

Después de tres toques, Alex se digna a cogerme el teléfono. Echaba de menos eso de esperar impaciente a que la idiota de señales de vida.

- ¿Has llegado ya?
- Sí. Hace cómo una hora.
- ¿Y se puede saber por qué no me has llamado?
- Estaba colocando la ropa, Alex. ¿Dónde estás? Se escucha ruido.
- En el skate-park con los chicos, te espero aquí.
- En diez minutos estoy.

Y me cuelga el teléfono como siempre. Dejándome con la palabra en la boca. Cojo el skate, y me echo un poco de colonia. Estoy preparada para volver a quedarme colgada en tu sonrisa.

|| Narra Justin ||

Te escucho despedirte de tus abuelos y diciéndoles que volverás en un rato para comer. Subo las escaleras corriendo, y me doy una ducha de esas rápidas, me visto. Me coloco mis bermudas vaqueras rotas, con la camiseta verde de pico y la gorra obey, y las vans. Unas gotas de mi colonia favorita. El móvil, las llaves y esto listo.

- Mamá, me voy. Vuelvo en un rato.
- No tardes Justin, la comida estará preparada en media hora.
- Mamá, no seas pesadas. Adiós

Y le lanzo un beso al aire. Ella sonríe. Salgo de casa dejando la puerta atrás, y comienzo a caminar nervioso. No puedo parar de pensar en cómo reaccionarás cuándo me veas, en cómo será todo. Seguro que me quedo en shock. Serán unas ganas locas de querer tenerte y no poder. Lo reconozco fui un completo idiota contigo, es más mas idiota fui al acostarme con Sarah mientras pensaba en ti. Hace un año, que te vi por primera vez en ese parque con Alex. Desde aquel momento supe que eras mía y que serías para mí, quizás la vida no lo ha puesto un poco jodido, o mejor dicho quizás yo he complicado las cosas, pero juro que volveré a tenerte entre mis brazos, y capturaré con mi boca tus sonrisas, aunque sea el último día de verano, juro que tú volverás a ser mía.

Todos en esta vida metemos la pata alguna vez, y por imprudencias perdemos todo lo que nos hacía fuerte. Yo, te perdí a ti. El empujón que me hacía seguir adelante cuando algo me echaba hacia atrás, la pequeña risa que me devolvía las ganas de vivir, el motivo por el cual levantarme todos los días, la persona que me hizo cambiar de un día a otro, la que me mantenía con los pies en el suelo. Es duro ver cómo pierdes algo, pero más duro cuándo sabes que es culpa tuya. Es raro. Al principio te odiaba, después te quise, te volví a odiar ¿qué coño digo? Nunca te he vuelto a odiar, siempre te he seguido queriendo. Me traes loco, desde que te conozco ando perdido.

Estoy en la puerta del parque, y al fondo puedo visualizarte con los chicos. Mil mariposas recorren mi estómago, sí estas cambiada desde la última vez que te vi, estás más alta, y tu pelo es algo más oscuro, las gafas te quedan genial. Saco el móvil del bolsillo, y mientras enciendo un cigarrillo camino hasta dónde estás. Me muero de ganas por besarte, por volver a sentirte mía.

|| Narra Tara ||

Dejo el skate a un lado y me siento al lado de Ryan. Miro fijamente a la puerta y te veo caminar hacia nosotros. Un escalofrío recorre toda mi columna, las piernas me tiemblan y las manos me están empezando a sudar.

Estás más alto, tu pelo es algo más rubio, tus labios son algo más carnosos y tus ojos brillan cómo nunca. No sé qué estarás pensando, pero también te noto nervioso. Sé que lo estás.

Ojalá pudiese levantarme ahora mismo e ir corriendo hacia a ti. Darte un beso y volver a probar la esencia de tus labios. Ojalá.

- Tara, estás temblando.
- Somers, calla.
- ¿Sabes?
- No, ahora mismo no sé nada Chaz.
- Él también te ha echado de menos.
- No me hagas reír, Chaz. Él me dijo que para él estaba muerta, y tú estabas con él.
- Lo sé, pero sabes cómo es, dice las cosas sin pensarlas, Justin vive de impulsos.
- Sus impulsos pueden hacer demasiado daño.
- Estaba resentido, tía. Entiéndelo  te estabas follando a su mejor amigo ¿cómo te sentirías si él se acostase con Alex?
- Mal, le odiaría.
- ¿Entonces?
- Chaz, me he pasado noches llorando pensando en qué podría estar haciendo o no. Noches enteras leyendo nuestros mensajes, mirando nuestras fotos, noches marcando su número para llamarle y terminar bloqueando el móvil, noches enteras esperando una llama suya. ¿Sabes lo mucho que le he echado de menos? ¿Sabes las ganas que tengo de ir corriendo y decirle que le quiero? ¿Lo sabes? Estoy segura de que solo puedes imaginarte una cuarta parte de todo lo que le necesito, Chaz. No tienes ni idea.
- Hazlo, no seas orgullosa.
- No es orgullo, es resentimiento. Si me quiere, que luche por mí. No voy a caer en su juego fácilmente, aunque me muera de ganas de besarle.
- Créeme el piensa igual.
- Pues, que gane el mejor Chaz.

|| Narrador ||

Justin camina rápido hacia el banco en el que se encuentra su compañero de batallas y a la que él llama la mujer de su vida.
Tara se levanta del banco y camina hacia la fuente de camino a su casa.


Lo reconoce. Hoy no está preparada para volver a chocarse con su mirada. Mañana, Dios dirá.

lunes, 24 de junio de 2013

30.

· Capitulo 30.

||  Nueva York. Una semana después ||

· Narra Justin.

    El sol se cuela divertido entre la persiana de mi habitación y rebota contra las paredes lilas que me rodean. El ruido de la aspiradora de mi madre hace que me sobresalte de la cama. El pie izquierdo toca el suelo, y un escalofrío recorre mi cuerpo debido a la temperatura que tiene este, y hace que mi piel se erice y mis pelos se pongan de punta.

Cojo uno bóxer del armario y me dirijo hasta el cuarto de baño. Abro el grifo de la ducha dejando que se caliente mientras da pequeños golpes contra el suelo de la bañera, me desprendo de mi ropa sucia que ahora mismo me sobra y la tiro sobre el cesto de la ropa sucia.

Últimamente todo me va demasiado bien. Puedo decir que soy yo mismo acompañado de una persona que me hace mantener los pies en el suelo, pero mentiría que si no dijese que tú, pasas cada día por mi cabeza. En realidad, sí, ella me hace feliz pero cada cosa que hago con ella me recuerda a ti. Sus besos. Sus abrazos. Sus te quiero. Su forma de comportarse algunos días. Todos me dicen que ella se parece bastante a ti y que me estoy volviendo un poco loco. Hace un mes y una semana que no se nada ti. Sólo queda un mes y medio para volver a vernos. Y sinceramente, no dejo de preguntarme cual será tu cara al verme.

Sacudo la cabeza sacando mis pensamientos y me meto debajo de la ducha. Dejo el agua caiga por mi espalda, y al segundo me aplico un poco de champú en el pelo masajeando mi cuero cabelludo. Aclaro con bastante agua, y esparzo en jabón por mi cuerpo quitando todo rastro de suciedad que pueda haber en él.

Enrollo una toalla a la altura de mi cintura, y sacudo mi pelo dando golpes secos con mi cuello de un lado a otro. Me coloco el bóxer y mis pantalones pitillos vaqueros favoritos, esos que a ti tanto te gustan. No sé porque últimamente no puedo dejar de pensar en ti, me estoy volviendo loco. Cojo mi camiseta blanca de pico y me la coloco, después esparzo unas gotitas de mi colonia favorita, tú colonia favorita, y me coloco las vans blancas. Preparado para empezar un día más lleno de mentiras y aparentar estar enamorado de ella cuándo en realidad, muero por volver a tenerte cerca por volver a sentir el roce de tú piel con la mía, y sentir cómo tu corazón se agita cuándo me tienes cerca.

[…]

Bajo las escaleras hasta el sótano y enciendo mi moto. Tres toques al acelerador y pongo camino al instituto. En diez minutos estaré allí.

|| Atlanta. Una semana después ||

· Narra Tara.

   Son las ocho de la mañana y tan solo queda media hora para que empiecen las clases de hoy. Sólo queda un mes y medio de vacaciones. Un mes y medio para volver a chocarme con tus ojos miel y el lunar que tienes en el lado derecho de la cara acompañado de esa cicatriz tan graciosa y apenas visible.

Todos queremos una relación. Todos queremos sentir que alguien nos quiere. Que venga cuando estemos malas. Que nos despierten con un ‘buenos días, pequeña’ y nos manden a dormir con un ‘descansa, enana’. Y cuando lo tienes, y se va te das cuenta de que no hay caladas que llenen el vació que te dejó, que nadie podrá llenar ese hueco que dejó en tu alma, y que no habrá clavo que sea capaz de sacar ese que el clavó en lo más hondo de ti. Que los petas ya no tiene sentido, y que no hay te quiero que valga si no sale de su boca. Que ya no hay cigarrillo de después, y que no habrá más ‘tengo ganas de besarte’ cuándo esté a centímetros de ti. Y que lo bonito es querer y ser correspondido, pero lo jodido es la puta despedida, es asumir que ya no estarás a mi lado en cada amanecer, y que tampoco habrá más noche en las que diremos adiós al sol, para dar la bienvenida a la luna acompañada de sus secuaces, las estrellas.

Y sí, es real. Te echo de menos. Hoy, justo hoy hace un mes y una semana que no sé nada de ti, no te voy a mentir, sigo cada paso que das a través de las redes sociales. Sé que ahora estás con ella, y sinceramente se te ve feliz. Tus ojos brillan, y últimamente son más miel de lo normal, más miel de los que yo conocía. Tengo ganas de ti, y no puedo evitarlo. Necesito tenerte cerca y sentir que eres mío sólo mío, necesito que seas un chico duro cuándo estés con ellos, y te ablandes cuando estés conmigo. Necesito una pequeña dosis de ti, ¿Qué cojones? Te necesito a ti, entero, y aquí conmigo. Pero, sé que en el fondo volverás a ser mío, porque nuestro destino está escrito juntos.


Te saco de mis pensamientos levantándome de la cama y poniendo la radio a toda hostia como cada mañana. Hoy, no me apetece ir a primera. Paso de dar filosofía, sé que tú también la odias. Acto seguido, busco mi emisora de radio favorita, y suena ‘we cant stop’ de Miley. Al ritmo de la música me dirijo hasta el baño y templo el agua para darme una larga, y relajada ducha.

[…]

- ¿Qué haces aquí todavía cielo? - me pregunta mi madre con el mandil puesto, y la jarra de zumo en las manos.
- Me he levantado tarde mamá, solo eso - digo quitándole la jarra de las manos para servirme un zumo.
- ¿O quizás te tocaba filosofía? - dice divertida.
- Ambas cosas - carcajeo.

Dejo la mirada fija en aquel punto. Aquel marco dónde Michel colocó aquella foto que nos hicimos los tres juntos justo el día antes de despedirnos.

{Flashback}

- ¿Vais a venir? - pregunta Mike mientras se coloca su camisa de cuadros blanca y azul.
- ¿Dónde? - pregunto curiosa mientras vierto un poco de agua en mi vaso.
- No sé dónde iremos, sólo que vamos a estar todos juntos. Es el último día de verano, últimos día juntos.
- ¿Qué dices Justin? - dice Mike mirándole.
- ¿Vamos no? - sonríe.
- Me visto, y vamos.

Subo las escaleras y abro mi armario de par en par. Último día con los chicos, duele pensarlo. Último día con Justin, bajo el mismo cielo, el mismo horizonte, y la misma zona horaria. Último día en Miami.
                          Me coloco mis pantalones cortos de color verde agua, y una camiseta blanca que deja mi barriga un poco descubierta con las vans blancas a conjunto con la camiseta, y una gorra. Me echo un poco de rímel, y raya. Base. Y unas gotas de mi perfume favorito. Estoy lista.

  […]

- ¿Tara?
-¿Si?
-¿Tienes la cámara?
- Obvio. Ella viene conmigo a todos sitios - carcajeo divertida.

Comienzo a hacer fotos a unos y a otros. Flashes por allí, flashes por allá. Y ahora es mi turno, me coloco entre mi hermano, y mi novio. Los dos pequeños que más quiero. Dos personas de las cuales soy dependiente. Y salta el flash.

{Fin del flashback}

Mis ojos comienzan a ponerse brillante, y parecen una piscina. Las lágrimas quieren salir y en mi garganta hay un nudo que no me deja pasar ni la saliva, tengo miedo y no quiero que mamá me vea llorar un día más por ti. Ella está convencida de que algún día volveremos a ser uno, el problema es que yo ya no estoy tan segura.


Y para colmo, de fondo, en la radio suena mi canción favorita. Esa que me ha acompañado en mis mejores momentos, pero también en mis peores. Esa que me recuerda a nuestro primer beso, nuestro primer te quiero y también nuestro primer baile bajo la luz de las estrellas en una noche de luna llena.

|| Nueva York. Narra Justin ||

   Aparco la moto frente a las escaleras, y según bajo de ella saco un cigarrillo rubio de mi chupa para después encenderle, y dar la primera calada del día. Mis pulmones están abiertos debido a la velocidad que traía en la moto, y el fresco mañanero que corre. Y al fondo, me encuentro con su sonrisa. La sonrisa de la que hoy es mi chica. Sarah.

Subo las escaleras a un paso medio. Tengo ganas de verla, pero tampoco demasiadas, si fueses tú créeme que ya habría volado si hiciese falta para estar contigo, y en un abrir y cerrar de ojos tendría mi boca pegada a tu nuca, mientras te susurro entre suspiro y suspiro lo mucho que te quiero.

- ¡Buenos días, Bieber! - dice dándome un pequeño beso mojado en el cuello.
- ¡Buenos días, empollona! - digo en un suspiro ahogado.
- Creía que no vendrías a primera, ya sabes, toca filosofía.
- Tú y tus presentimientos. Últimamente soy puntual empollona.
- Y así me gusta, que seas un chico responsable.
- No voy a ser responsable de mis actos cómo sigas provocándome así - digo mientras la pego más a mí.

Y cuándo menos me lo espero me encuentro con sus manos enganchadas en mi pelo, y nuestras lenguas se baten en un duelo, el duelo de quién tiene más ganas de quién. ¿Sabes quién ganas? Las ganas que tengo de ti ahora mismo, porque una vez más no puedo evitar pensar que eres tú la que me está besando, y que eres tú la que me está susurrando las ganas que tenia de verme.

|| Narrador. Un mes y medio después ||

Las clases han terminado para ambos. Hace una semana que Nolan volvió a Nueva York, y que Sarah volvió a Atlanta. Su relación con Justin se ha quedado en algo pasajero que les ha hecho disfrutar a ambos durante los últimos dos meses antes de que llegase el verano y terminasen las clases.

Chaz, Eric y Justin están graduados. ¡Por fin! Ya era hora de que saliesen de ese antro para empezar al año que viene con algo que realmente les guste. Tenemos a Ryan, matriculado en la universidad de empresariales juntos a Eric y Justin. Nolan, por otra parte irá a la misma universidad que ellos, pero matriculado en otras asignaturas, para conseguir el título de ingeniero de telecomunicaciones.

Y por otro lado, tenemos a Caroline que sigue en silla de ruedas después de su accidente y se mudará a vivir a España cuándo termine el verano, y Tara matriculada en la universidad de fotografía y bellas artes en Nueva York. Quiere estar allí, y se irá junto a su hermano Michel matriculado en la misma universidad que su amigo el rubio de ojos miel.

Y bueno, Alex se matriculará en fotografía, y también lo hará en Nueva York, no podía permitirse quedar sola a su mejor amiga. Pero antes de que todo eso llegase, les quedaba algo por vivir, un verano más juntos que añadir a su calendario.

|| Atlanta. Narra Tara ||

Es viernes. 21 de Junio para ser exactos. Hace una semana que las clases terminaron, y echamos las solicitudes de matrícula en nuestras universidades. Al año que viene me iré de aquí para estudiar lo que más me gusta, y junto a mi mejor amiga Alex. Ahora mismo, me encuentro colocando mi maleta para irme cómo todos los veranos a Miami, a casa de los abuelos. Es increíble cómo pasa el tiempo, hace un año que todo comenzó, y unos ocho meses que todo terminó.

En la radio suena mi canción favorita, suena Rihanna con su éxito más escuchado del verano de 2012 ‘diamonds’.  Termino de colocar todas mis camisetas, y por último meto la cámara, el maquillaje y el cargador del móvil. Cuándo esto cerrando la maleta el móvil comienza a vibrar. Corro a cogerlo con la esperanza de que seas tú el que me está escribiendo, pero no es así.

De Alexandra:

Hola. Sólo quedan unas horas para verte. Estoy ansiosa. ¡Joder! ¿Has cambiado mucho? ¿O sigues igual de preciosa que siempre? No te olvides de llamarme. Te quiero.

Para Alexandra:

Terremoto. Sí, termino de hacer las maletas y en unas cinco horas me tienes allí. Yo también tengo muchas ganas. ¿Sabes algo de las chicas?¿Y los demás han llegado ya? No he cambiado, sigo igual. ¿Y tú? ¡Oh Dios! Claro que no me olvidaré de llamarte Alex, ¿por quién me tomas? Por cierto, he visto una foto tuya y ese rubio te queda fenomenal. Nos vemos en un rato, terremoto, te quiero más.

De Alexandra:

Sí, están todas aquí, menos Kels. Ella vendrá más tarde. Y los chicos, están todos menos Justin, y Chaz que vive con él dia sí y día también no sabe nada de él, está asustado. Calla, estúpida que me da vergüenza. Termina ya de hacer las maletas, ¡por Dios! Necesito verte. Te quiero.

Después de leer el último mensaje de Alex no puedo evitar carcajear, aunque por dentro estoy nerviosa. ¿Dónde estará Justin? Quizás este verano decida no ir a Miami. Lo peor de todo es que ni Chaz sabe algo de él. Esto es demasiado raro.

Termino mi maleta, y la coloco en el coche. Sólo me quedan cinco horas de viaje para poder disfrutar del calor, la playa, hacer skate, y de mis amigos.

||Nueva York. Narra Justin ||

Mi maleta está terminada y mamá y los pequeños me están esperando abajo. Mi teléfono lleva sonando desde ayer, el capullo de Chazno deja de tuyirme a mensajes y siempre se me olvida contestarle. Ahora, cuándo me monte en el coche le contestaré con total tranquilidad.

Estoy montado en el coche. Me coloco mis cascos, y el primer pensamiento que se me viene a la cabeza es cómo reaccionar cuándo te vea. Te echo de menos, pero después de mis palabras la última vez que hablamos no sé si seguirás sintiendo lo mismo, el segundo pensamiento es si habrás cambiado, estarás mas guapa, tu color de pelo quizás sea distinto, y el tercero es uno que me hace reír, y es que seguro que sigues siendo la misma estúpida con pinta de machorro que va a todos lados con su gorra, sus vans y su skate, vacilando a todo aquel que quiera quedarse por encima de ti.

Cogo mi móvil y me digno a contestar a Chaz.

                                  
Para Somers:

Man, no me mates. He estado haciendo la maleta y no me ha dado tiempo de contestarte. ¿Cómo van las cosas por Miami? ¿Estáis ya todos?.


De Somers:

No te mataré man, pero créeme que me tienes preocupado, hace dos semanas que no se de ti y vivimos en la misma ciudad, vamos a ir a la misma universidad y íbamos al mismo instituto. Estás perdido, Bieber, más de lo normal. No, no estamos todos, faltáis tú y Weasly, tampoco se nada de ella.

Para Somers:

Bueno man, dicen que lo bueno se hace esperar. Estoy llegando al aeropuerto, nos vemos en unas horas. Un abrazo, bro.


Y sin esperar respuesta alguna guardo mi móvil en mi bolsillo, me bajo del coche y cojo camino al avión. Sólo me quedan cinco horas para volver a cruzarme con tu sonrisa.

domingo, 30 de junio de 2013

32.




· Capitulo 32.

· Al día siguiente.

|| Narra Tara ||

El sol entra divertido por el ventanal de mi habitación. Hoy hace un día genial, y los planes con los chicos tienen demasiada buena pinta por una parte, nos vamos a la playa, de barbacoa, la parte mala es que tendré que cruzarme con Justin quiera o no quiera.

Esto es demasiado difícil. Es como cuando tienes un examen y te lo sabes todo pero tienes miedo a quedarte en blanco, o cuando vas al parque de atracciones y antes de subirte a la montaña rusa te tiemblan las piernas. Es algo que sabes que tienes que hacer y que hay no hay marcha atrás. Una parte de mí está deseando encontrarse con él para ver cómo reacciona, la otra no tanto por miedo a cómo pueda reaccionar yo.

Salgo de la cama dando un pequeño saltito y entro en la ducha. Abro el grifo y dejo que el agua se temple, dos minutos más tarde estoy fuera. Enciendo la radio y busco mi emisora de radio favorita, en la que ahora suena la canción del verano.

Al ritmo de la música comienzo a buscar mi biquini en el fondo del armario, y unos shorts vaqueros, cuándo el ruido de la puerta interviene en mi pequeño bailecito.

- ¿Tara?
- Pasa.
- ¿Estás lista?
- No aún me queda vestirme, y peinarme ¿no lo ves?
- Perdóname la vida, estúpida. Te esperamos abajo.
- ¿Me esperáis? - hago una mueca.
- Si, te esperamos. Alex, Chaz y Justin vendrán con nosotros.
- Iros sin mí, voy en skate.
- ¿Cuándo piensas enfrentarte a él de una vez por todas?
- Michel, no empieces. Necesito tiempo ¿vale?
- Te vienes en coche, te doy diez minutos.
- Pero, yo no quiero.
- Es igual, diez minutos.

Y cierra la puerta dejándome con la palabra en la boca. Odio esto. Odio esta situación. ¿Por qué tengo que verle montado en mi coche si no quiero? ¿Qué  cojones he hecho para merecer esto? Me niego.

Subo de nuevo el volumen de la música y empiezo a vestirme. Me coloco mi biquini de flecos amarillo y blanco, y los shorts vaqueros, una camiseta amarilla que deja que se me vea un poco la barriga, y las vans. Estoy lista para salir, pero no para volver a encontrarme con su mirada. Me parece a mí que el día va a ser demasiado largo.

[…]

Estoy en el porche de espaldas a casa de Justin. Me niego a ver cómo llega. Al mismo tiempo le pego voces a Michel y a Chaz para que se den prisa con la nevera, y a Alex para que ponga música. Estoy nerviosa.

Meto la mano en mi bolso buscando el paquete de cigarrillos que tengo ahí desde hace unas semanas. Sólo fumo cuándo estoy estresada, cuando estoy agotada o cuando las cosas sé que no van a ir bien. Cómo por ejemplo hoy.

|| Narra Justin ||

Estoy deseando encontrarme contigo para ver tu reacción. Estoy deseando poder volver a enamorarte cómo lo hice hace justo un año. Estoy deseando sacarte de quicio para ver cómo te enfadas y al rato robarte un beso. Estoy deseando pasar tiempo contigo. Lo estoy deseando.

Salgo de casa con la mochila, y me doy cuenta de que estás de espaldas. Sé por lo que es, aun tienes miedo de encontrarte conmigo, aún tienes miedo de tu reacción al verme. Sé que las cosas no han sido fáciles, y que lo nuestro cómo he dicho y he pensado siempre es para vivirlo día a día, porque quizás al dia siguiente desparezca, es peor que una montaña rusa, es un volcán o un terremoto.

Camino despacio haciendo el menor ruido posible. Alex, Chaz y Michel se percatan de que estoy llegando, pero yo les digo que se callen con un gesto. Ellos me miran cómplices, y los tres sonríen a la vez. Tara, está quejándose por lo bajo y no logro entender que está diciendo, sólo pienso en qué hacer para que no puedas escabullirte y poder volver a perderme en tú mirada. Esta vez, sí que no te vas a escapar.

|| Narra Tara ||

Los tres idiotas sonríen sin motivo alguno, y a mí esto hace que me ponga más nerviosa. Sigo de espaldas, y hasta que no estés dentro del coche no pienso darme la vuelta. Alex, me mira confusa. Y Chaz y mi hermano colocan las cosas dentro de la camioneta. Estoy deseando ver a los demás. Michel está nervioso, porque hoy verá a Kels, hace que no se ven un año justo, pero ellos han resistido a la distancia y a todo. Las demás parejas, se rompieron justo una semana después de terminar el verano.

Estoy a punto de montarme en el coche cuándo siento unas manos en mis ojos.  Mi corazón va a tres mil pulsaciones por segundo y subiendo. Estoy nerviosa. Me tiemblan las piernas. Me sudan las manos. Sé que es él. Su olor. Cómo echaba de menos ese aroma a niño pequeño, su piel, el tacto de su piel con la mía hace que un escalofrío recorra mi cuerpo de arriba abajo. Estoy pérdida. No sé qué hacer.

Esta sensación es bastante extraña, y en realidad no me incómoda. Estoy a gusto. Miles de flashback recorren mi mente en un segundo. Me podría pasar a sí toda la vida, es como si estuviera ciega y tú me guiases.  Es como si el tiempo se hubiese parado y solo estamos tú y yo. Lo demás, no importa ahora mismo.

|| Narra Justin ||

Lo he hecho. Me he lanzado a poner mis manos sobre tus ojos. Desde aquí detrás puedo escuchar el latido de tu corazón, y estoy segura de que tú puedes notar cómo mi respiración cada vez va más rápida. Sí, estoy enamorado de ti, y no me importa decirlo.

El roce de nuestra piel hace que mi cuerpo entre en un completo shock mental, y físico. Podría estar así todo el tiempo, incluso todo el verano. Necesito sentirte cerca. Me acerco a ti, y te susurro al oído lo mucho que te he echado de menos, puedo ver cómo sonríes.

- Weasly, un placer volver a verte - carcajeo.
- No es tan placer, créeme.
- ¿Si? Pues parecía que no sentías lo mismo cuando estaba detrás de ti.
- Me has pillado desprevenida, Bieber.
- ¿Sí? Me gusta ver cómo te pones nerviosa cuando me tienes cerca.
- Tengamos la fiesta en paz. ¿Yo no estaba muerta para ti?
- Sí.
- ¿Entonces qué haces hablándome?
- No he podido resistirme a sentirte cerca, ¿sabes? Siempre has sido mi debilidad.
- Sigue mintiendo, eso te da genial.
- No miento, Weasly, ¿sabes qué?
- ¿Qué?
- Ahora mismo, muero por besarte.
- Vaya la historia se repite, que pena que está no pueda tener final porque tampoco tendrá un principio.
- Weasly, no escupas tan alto. Sé que te mueres de ganas por besarme. Hazlo.
- No.
- Bésame.
- No.
- Lo estas pidiendo a gritos.
- Piérdete.
- Bésame.
- Cállate.
- Estúpida.
- Idiota.
- Inmadura.
- Crío.
- Te quiero.
- Y yo.

Miles de mariposas recorren mi estómago. Me has dicho que me quieres de forma inconsciente, y sé que ahora mismo estás maldiciéndote por dentro. Aquí, empieza nuestro juego.

|| Narra Tara ||

Me siento estúpida. Me hago la dura y al final término diciéndote un te quiero. ¿Qué cojones me está pasando? Mis pensamientos y mi sentimientos están totalmente desordenados una vez más. No sé cómo cojones lo hace Bieber, pero siempre terminas poniendo mi vida patas arriba.

Es obvio que me muero de ganas de besarte, pero esto es un juego. El juego de haber quien cae antes. Y esto, solo acaba de empezar.

|| Narrador ||

Para ambos está situación es incómoda. Tara se muere de ganas por besarle en cada momento del día. Justin se muere de ganas por besarle mientras la dice lo idiota que ha sido, y lo mucho que la necesita. No solo la distancia ha estado por medio de esta relación, sino también el orgullo y el despecho.

El día pasa bastante bien. Los chicos se divierten en el agua, y el alcohol es dueño del cuerpo de la gran mayoría.

|| Narra Tara ||

Los chicos van de camino al coche, son ya las nueve de la noche y todo estamos bastante cansados. Unos más que otros. Sinceramente, me encantaría volver a vivir este día desde el primer momento hasta el último. Ahora sí, está empezando mi verano.

Estoy recogiendo la nevera, y siento cómo alguien tira de mi cuerpo hacia atrás. Otra vez él. Mi cuerpo se estremece, y no puedo evitar sonreír. Una vez más estoy quedando cómo una idiota.

- ¿No piensas besarme?
-No.
- ¿Por qué eres tan orgullosa?
- No soy orgullosa, sólo que los muertos no besamos.
- ¿No?
- Que va, y tampoco tenemos sentimientos. Estamos muertos.
- Eres una estúpida, rencorosa.
- Y tú un completo idiota. Antes de decir las cosas cuándo estes enfadado, piénsalas. Se te calienta demasiado la boca y terminas arrepintiéndote, una disculpa es lo menos que me merezco ¿no crees?
- Lo siento.

Y mi corazón se para. Me está pidiendo perdón. Esto no puede ser. Sonrio como una idiota, pero las cosas no se van a quedar así de fáciles. Un perdón no hace que todo pase, aunque alivie.

- No es nada, estas perdonado.
- Ahora bésame.
- En tus sueños.

Y camino hacia delante, dejándolo allí. Sé que ahora mismo me maldice, es más yo misma me maldigo, tengo tantas jodidas ganas de besarte.

- Eh, Weasly.
- ¿Si?
- Sigues teniendo un bonito culo.
- Estúpido.

|| Narrador ||

Y ahí terminó el primer día de verano para ellos. Y el primer día de una historia que aunque diga Tara que no tendrá principio, algún día volverá a empezar. Lo que está claro es que están hechos el uno para el otro.


jueves, 27 de junio de 2013

31.

· Capitulo 31.

|| Miami ||

· Narra Tara.

El cielo está más azul que de costumbre, y las nubes son blancas tanto que apetece subirte en ellas y echar una siesta de esas en las que sueñas con cosas increíbles y no quieres despertar de ellas. Estoy montada en el coche de camino a casa de los abuelos, los nervios cada vez se apoderan más de mí. Estoy sin uñas, y siento un cosquilleo y un mariposeo en mi estómago. Tengo un millón de ganas de ver a Alexandra, y también un millón de ver a los abuelos, pero las ganas que tengo de verte a ti aunque sea de lejos multiplican las miles de ganas de ellos.

Necesito volver a cruzarme con tus ojos miel. Me hacen tener la cabeza encima de los hombros, y los pies en el suelo. Me dan calma, y seguridad. Sé que nuestra relación no irás más allá de dos palabras, pero sólo con tenerte cerca me conformo.

Hemos llegado. Papá aparca el coche enfrente de la casa de los abuelos, y toca dos veces el claxon para que ellos salgan. Mi mirada se desvía a tu casa. Las persianas están levantadas, y el coche está aparcado enfrente de la puerta. Es más, incluso escucho la risa de tu hermana pequeña mientras alguien corre detrás de ella, y pongo la mano en el fuego y no me quemo que el corre detrás de ella eres tú. Echaba de menos la sensación de ponerme nerviosa mientras estás cerca.

Bajo del coche con un suspiro y corro hasta dónde están los abuelos.

- Hey Jon, sigues tan joven como siempre, los años no pasan en ti - broma mi hermano con el abuelo.
- Michel, tu tampoco cambias, sigues igual de cazurro - carcajea ambos.

A lo lejos sale la abuela. Ella si está un poco más cambiada. Su pelo ya es blanco completamente, y su sonrisa parece un poco menos brillante. Ella está bien, no tiene ninguna enfermedad, sólo que ya no es una jovencita.

- ¿No piensas venir a verme? - dice mi abuela mirándome con los brazos abiertos.
No lo dudo. Corro hasta ella. Tenía tantas ganas de verla. Su sonrisa, vuelve a cobrar brillo de un momento a otro, incluso juraría que las lágrimas quieren escapar de sus ojos pero de felicidad.
- Estás preciosa, Tara.
- Igual que tú abuela, ese color blanco te sienta genial.
- ¿Y para mí no hay abrazo? - dice mi abuelo con los brazos en jarra.
- ¡Oh, Jon! Sigues siendo un jovenzuelo. Tú sí que no cambias. - carcajeo.
Y tampoco lo dudo. Corro hasta él. Me coge en brazos y me da una vuelta por el aire. Echaba de menos está sensación, y los echaba de menos a ellos.

|| Narra Justin ||

Siento cómo un coche aparca en la puerta de enfrente, y algo me dices que eres tú. Jazzy está haciéndome cosquillas, y yo estoy corriendo detrás de ella. Me paro en la ventana, y puedo verte. Sigues cómo siempre. Sólo que ahora llevas gafas, y tu cuerpo ha tomado un poco más de forma. Por lo demás, todo sigue igual. Tus pantalones cortos, tus vans, tus camisetas, y tus gorras. Eres tú, la de siempre. Tara Weasly. Mi estúpida.

-¿No vas a ver a tú amiga? - dice mi hermana con los brazos a la altura del pecho. Y esto hace que carcajee. Es todo una señorita.
- No.
- ¿Por qué? - pregunta curiosa.
- Ella y yo, no nos hablamos Jazzy.
- ¿Por qué?
- No lo entenderás, aún eres una niña pequeña.
- Hey, Jus. No te pases. Ya tengo cinco añitos.
- Perdón, se me había olvidado. Anda, corre. Ve a jugar con Jaxon.
- Vale.

Y se despide de mí dándome un tierno beso en la mejilla, y dedicándome una sonrisa.

No puedo evitarlo, y saco el móvil del bolsillo necesito escribirte. Algo dentro de mí me lo pide, y sabes cómo soy, sabes que vivo de impulsos.

Para Weasly:

Estúpida, sigues igual de machorra que siempre, pero tú culo parece estar más apetecible, por cierto, esas gafas te sientan genial.

De Weasly:

Tengamos la fiesta en paz, no quiero amargarme por culpa de un gilipollas. Y sí, quizás mi culo está más apetecible, pero te juro que te quedarás con las ganas de probarlo. ¿Yo para ti no estaba muerta?

Para Weasly:

No escupas tan alto Weasly, te pasó lo mismo hace poco, yo que tú no jugaría con fuego. Y lo sigues estando, pero si estás buena debería decírtelo.

De Weasly:

Piérdete Bieber.

Para Weasly:

En tus sueños.

Y guardo el teléfono en el bolsillo sin esperar respuesta alguna. Una sonrisa estúpida se cuela en mi boca de forma imprevista. Esto me trae tantos recuerdos.  Si supieses las ganas que tengo que ir corriendo a verte, cogerte en volandas, gritarle al mundo que te quiero, y de comerte a besos.


|| Narra Tara ||

Estúpido. No juegues con fuego tú, te recuerdo que el que terminó quemándose fuiste tú. Escupo una sonrisa inocente, y guardo mi teléfono en el bolsillo. Será un verano demasiado largo, y más si no te tengo a mi lado.

[…]

Toda la ropa está colocada en el armario. Y mis guitarras siguen colgadas ahí. En el sitio de siempre. Lo que más me gusta de volver a casa de los abuelos cada año es que cuando vuelvo las cosas están tal y como yo las dejé. Todo está en su sitio.

Cojo el teléfono y marco el número de Alex. Necesito salir de estas cuatro paredes y hacer lo que más me gusta. Necesito hacer skate con Alex.

Después de tres toques, Alex se digna a cogerme el teléfono. Echaba de menos eso de esperar impaciente a que la idiota de señales de vida.

- ¿Has llegado ya?
- Sí. Hace cómo una hora.
- ¿Y se puede saber por qué no me has llamado?
- Estaba colocando la ropa, Alex. ¿Dónde estás? Se escucha ruido.
- En el skate-park con los chicos, te espero aquí.
- En diez minutos estoy.

Y me cuelga el teléfono como siempre. Dejándome con la palabra en la boca. Cojo el skate, y me echo un poco de colonia. Estoy preparada para volver a quedarme colgada en tu sonrisa.

|| Narra Justin ||

Te escucho despedirte de tus abuelos y diciéndoles que volverás en un rato para comer. Subo las escaleras corriendo, y me doy una ducha de esas rápidas, me visto. Me coloco mis bermudas vaqueras rotas, con la camiseta verde de pico y la gorra obey, y las vans. Unas gotas de mi colonia favorita. El móvil, las llaves y esto listo.

- Mamá, me voy. Vuelvo en un rato.
- No tardes Justin, la comida estará preparada en media hora.
- Mamá, no seas pesadas. Adiós

Y le lanzo un beso al aire. Ella sonríe. Salgo de casa dejando la puerta atrás, y comienzo a caminar nervioso. No puedo parar de pensar en cómo reaccionarás cuándo me veas, en cómo será todo. Seguro que me quedo en shock. Serán unas ganas locas de querer tenerte y no poder. Lo reconozco fui un completo idiota contigo, es más mas idiota fui al acostarme con Sarah mientras pensaba en ti. Hace un año, que te vi por primera vez en ese parque con Alex. Desde aquel momento supe que eras mía y que serías para mí, quizás la vida no lo ha puesto un poco jodido, o mejor dicho quizás yo he complicado las cosas, pero juro que volveré a tenerte entre mis brazos, y capturaré con mi boca tus sonrisas, aunque sea el último día de verano, juro que tú volverás a ser mía.

Todos en esta vida metemos la pata alguna vez, y por imprudencias perdemos todo lo que nos hacía fuerte. Yo, te perdí a ti. El empujón que me hacía seguir adelante cuando algo me echaba hacia atrás, la pequeña risa que me devolvía las ganas de vivir, el motivo por el cual levantarme todos los días, la persona que me hizo cambiar de un día a otro, la que me mantenía con los pies en el suelo. Es duro ver cómo pierdes algo, pero más duro cuándo sabes que es culpa tuya. Es raro. Al principio te odiaba, después te quise, te volví a odiar ¿qué coño digo? Nunca te he vuelto a odiar, siempre te he seguido queriendo. Me traes loco, desde que te conozco ando perdido.

Estoy en la puerta del parque, y al fondo puedo visualizarte con los chicos. Mil mariposas recorren mi estómago, sí estas cambiada desde la última vez que te vi, estás más alta, y tu pelo es algo más oscuro, las gafas te quedan genial. Saco el móvil del bolsillo, y mientras enciendo un cigarrillo camino hasta dónde estás. Me muero de ganas por besarte, por volver a sentirte mía.

|| Narra Tara ||

Dejo el skate a un lado y me siento al lado de Ryan. Miro fijamente a la puerta y te veo caminar hacia nosotros. Un escalofrío recorre toda mi columna, las piernas me tiemblan y las manos me están empezando a sudar.

Estás más alto, tu pelo es algo más rubio, tus labios son algo más carnosos y tus ojos brillan cómo nunca. No sé qué estarás pensando, pero también te noto nervioso. Sé que lo estás.

Ojalá pudiese levantarme ahora mismo e ir corriendo hacia a ti. Darte un beso y volver a probar la esencia de tus labios. Ojalá.

- Tara, estás temblando.
- Somers, calla.
- ¿Sabes?
- No, ahora mismo no sé nada Chaz.
- Él también te ha echado de menos.
- No me hagas reír, Chaz. Él me dijo que para él estaba muerta, y tú estabas con él.
- Lo sé, pero sabes cómo es, dice las cosas sin pensarlas, Justin vive de impulsos.
- Sus impulsos pueden hacer demasiado daño.
- Estaba resentido, tía. Entiéndelo  te estabas follando a su mejor amigo ¿cómo te sentirías si él se acostase con Alex?
- Mal, le odiaría.
- ¿Entonces?
- Chaz, me he pasado noches llorando pensando en qué podría estar haciendo o no. Noches enteras leyendo nuestros mensajes, mirando nuestras fotos, noches marcando su número para llamarle y terminar bloqueando el móvil, noches enteras esperando una llama suya. ¿Sabes lo mucho que le he echado de menos? ¿Sabes las ganas que tengo de ir corriendo y decirle que le quiero? ¿Lo sabes? Estoy segura de que solo puedes imaginarte una cuarta parte de todo lo que le necesito, Chaz. No tienes ni idea.
- Hazlo, no seas orgullosa.
- No es orgullo, es resentimiento. Si me quiere, que luche por mí. No voy a caer en su juego fácilmente, aunque me muera de ganas de besarle.
- Créeme el piensa igual.
- Pues, que gane el mejor Chaz.

|| Narrador ||

Justin camina rápido hacia el banco en el que se encuentra su compañero de batallas y a la que él llama la mujer de su vida.
Tara se levanta del banco y camina hacia la fuente de camino a su casa.


Lo reconoce. Hoy no está preparada para volver a chocarse con su mirada. Mañana, Dios dirá.

lunes, 24 de junio de 2013

30.

· Capitulo 30.

||  Nueva York. Una semana después ||

· Narra Justin.

    El sol se cuela divertido entre la persiana de mi habitación y rebota contra las paredes lilas que me rodean. El ruido de la aspiradora de mi madre hace que me sobresalte de la cama. El pie izquierdo toca el suelo, y un escalofrío recorre mi cuerpo debido a la temperatura que tiene este, y hace que mi piel se erice y mis pelos se pongan de punta.

Cojo uno bóxer del armario y me dirijo hasta el cuarto de baño. Abro el grifo de la ducha dejando que se caliente mientras da pequeños golpes contra el suelo de la bañera, me desprendo de mi ropa sucia que ahora mismo me sobra y la tiro sobre el cesto de la ropa sucia.

Últimamente todo me va demasiado bien. Puedo decir que soy yo mismo acompañado de una persona que me hace mantener los pies en el suelo, pero mentiría que si no dijese que tú, pasas cada día por mi cabeza. En realidad, sí, ella me hace feliz pero cada cosa que hago con ella me recuerda a ti. Sus besos. Sus abrazos. Sus te quiero. Su forma de comportarse algunos días. Todos me dicen que ella se parece bastante a ti y que me estoy volviendo un poco loco. Hace un mes y una semana que no se nada ti. Sólo queda un mes y medio para volver a vernos. Y sinceramente, no dejo de preguntarme cual será tu cara al verme.

Sacudo la cabeza sacando mis pensamientos y me meto debajo de la ducha. Dejo el agua caiga por mi espalda, y al segundo me aplico un poco de champú en el pelo masajeando mi cuero cabelludo. Aclaro con bastante agua, y esparzo en jabón por mi cuerpo quitando todo rastro de suciedad que pueda haber en él.

Enrollo una toalla a la altura de mi cintura, y sacudo mi pelo dando golpes secos con mi cuello de un lado a otro. Me coloco el bóxer y mis pantalones pitillos vaqueros favoritos, esos que a ti tanto te gustan. No sé porque últimamente no puedo dejar de pensar en ti, me estoy volviendo loco. Cojo mi camiseta blanca de pico y me la coloco, después esparzo unas gotitas de mi colonia favorita, tú colonia favorita, y me coloco las vans blancas. Preparado para empezar un día más lleno de mentiras y aparentar estar enamorado de ella cuándo en realidad, muero por volver a tenerte cerca por volver a sentir el roce de tú piel con la mía, y sentir cómo tu corazón se agita cuándo me tienes cerca.

[…]

Bajo las escaleras hasta el sótano y enciendo mi moto. Tres toques al acelerador y pongo camino al instituto. En diez minutos estaré allí.

|| Atlanta. Una semana después ||

· Narra Tara.

   Son las ocho de la mañana y tan solo queda media hora para que empiecen las clases de hoy. Sólo queda un mes y medio de vacaciones. Un mes y medio para volver a chocarme con tus ojos miel y el lunar que tienes en el lado derecho de la cara acompañado de esa cicatriz tan graciosa y apenas visible.

Todos queremos una relación. Todos queremos sentir que alguien nos quiere. Que venga cuando estemos malas. Que nos despierten con un ‘buenos días, pequeña’ y nos manden a dormir con un ‘descansa, enana’. Y cuando lo tienes, y se va te das cuenta de que no hay caladas que llenen el vació que te dejó, que nadie podrá llenar ese hueco que dejó en tu alma, y que no habrá clavo que sea capaz de sacar ese que el clavó en lo más hondo de ti. Que los petas ya no tiene sentido, y que no hay te quiero que valga si no sale de su boca. Que ya no hay cigarrillo de después, y que no habrá más ‘tengo ganas de besarte’ cuándo esté a centímetros de ti. Y que lo bonito es querer y ser correspondido, pero lo jodido es la puta despedida, es asumir que ya no estarás a mi lado en cada amanecer, y que tampoco habrá más noche en las que diremos adiós al sol, para dar la bienvenida a la luna acompañada de sus secuaces, las estrellas.

Y sí, es real. Te echo de menos. Hoy, justo hoy hace un mes y una semana que no sé nada de ti, no te voy a mentir, sigo cada paso que das a través de las redes sociales. Sé que ahora estás con ella, y sinceramente se te ve feliz. Tus ojos brillan, y últimamente son más miel de lo normal, más miel de los que yo conocía. Tengo ganas de ti, y no puedo evitarlo. Necesito tenerte cerca y sentir que eres mío sólo mío, necesito que seas un chico duro cuándo estés con ellos, y te ablandes cuando estés conmigo. Necesito una pequeña dosis de ti, ¿Qué cojones? Te necesito a ti, entero, y aquí conmigo. Pero, sé que en el fondo volverás a ser mío, porque nuestro destino está escrito juntos.


Te saco de mis pensamientos levantándome de la cama y poniendo la radio a toda hostia como cada mañana. Hoy, no me apetece ir a primera. Paso de dar filosofía, sé que tú también la odias. Acto seguido, busco mi emisora de radio favorita, y suena ‘we cant stop’ de Miley. Al ritmo de la música me dirijo hasta el baño y templo el agua para darme una larga, y relajada ducha.

[…]

- ¿Qué haces aquí todavía cielo? - me pregunta mi madre con el mandil puesto, y la jarra de zumo en las manos.
- Me he levantado tarde mamá, solo eso - digo quitándole la jarra de las manos para servirme un zumo.
- ¿O quizás te tocaba filosofía? - dice divertida.
- Ambas cosas - carcajeo.

Dejo la mirada fija en aquel punto. Aquel marco dónde Michel colocó aquella foto que nos hicimos los tres juntos justo el día antes de despedirnos.

{Flashback}

- ¿Vais a venir? - pregunta Mike mientras se coloca su camisa de cuadros blanca y azul.
- ¿Dónde? - pregunto curiosa mientras vierto un poco de agua en mi vaso.
- No sé dónde iremos, sólo que vamos a estar todos juntos. Es el último día de verano, últimos día juntos.
- ¿Qué dices Justin? - dice Mike mirándole.
- ¿Vamos no? - sonríe.
- Me visto, y vamos.

Subo las escaleras y abro mi armario de par en par. Último día con los chicos, duele pensarlo. Último día con Justin, bajo el mismo cielo, el mismo horizonte, y la misma zona horaria. Último día en Miami.
                          Me coloco mis pantalones cortos de color verde agua, y una camiseta blanca que deja mi barriga un poco descubierta con las vans blancas a conjunto con la camiseta, y una gorra. Me echo un poco de rímel, y raya. Base. Y unas gotas de mi perfume favorito. Estoy lista.

  […]

- ¿Tara?
-¿Si?
-¿Tienes la cámara?
- Obvio. Ella viene conmigo a todos sitios - carcajeo divertida.

Comienzo a hacer fotos a unos y a otros. Flashes por allí, flashes por allá. Y ahora es mi turno, me coloco entre mi hermano, y mi novio. Los dos pequeños que más quiero. Dos personas de las cuales soy dependiente. Y salta el flash.

{Fin del flashback}

Mis ojos comienzan a ponerse brillante, y parecen una piscina. Las lágrimas quieren salir y en mi garganta hay un nudo que no me deja pasar ni la saliva, tengo miedo y no quiero que mamá me vea llorar un día más por ti. Ella está convencida de que algún día volveremos a ser uno, el problema es que yo ya no estoy tan segura.


Y para colmo, de fondo, en la radio suena mi canción favorita. Esa que me ha acompañado en mis mejores momentos, pero también en mis peores. Esa que me recuerda a nuestro primer beso, nuestro primer te quiero y también nuestro primer baile bajo la luz de las estrellas en una noche de luna llena.

|| Nueva York. Narra Justin ||

   Aparco la moto frente a las escaleras, y según bajo de ella saco un cigarrillo rubio de mi chupa para después encenderle, y dar la primera calada del día. Mis pulmones están abiertos debido a la velocidad que traía en la moto, y el fresco mañanero que corre. Y al fondo, me encuentro con su sonrisa. La sonrisa de la que hoy es mi chica. Sarah.

Subo las escaleras a un paso medio. Tengo ganas de verla, pero tampoco demasiadas, si fueses tú créeme que ya habría volado si hiciese falta para estar contigo, y en un abrir y cerrar de ojos tendría mi boca pegada a tu nuca, mientras te susurro entre suspiro y suspiro lo mucho que te quiero.

- ¡Buenos días, Bieber! - dice dándome un pequeño beso mojado en el cuello.
- ¡Buenos días, empollona! - digo en un suspiro ahogado.
- Creía que no vendrías a primera, ya sabes, toca filosofía.
- Tú y tus presentimientos. Últimamente soy puntual empollona.
- Y así me gusta, que seas un chico responsable.
- No voy a ser responsable de mis actos cómo sigas provocándome así - digo mientras la pego más a mí.

Y cuándo menos me lo espero me encuentro con sus manos enganchadas en mi pelo, y nuestras lenguas se baten en un duelo, el duelo de quién tiene más ganas de quién. ¿Sabes quién ganas? Las ganas que tengo de ti ahora mismo, porque una vez más no puedo evitar pensar que eres tú la que me está besando, y que eres tú la que me está susurrando las ganas que tenia de verme.

|| Narrador. Un mes y medio después ||

Las clases han terminado para ambos. Hace una semana que Nolan volvió a Nueva York, y que Sarah volvió a Atlanta. Su relación con Justin se ha quedado en algo pasajero que les ha hecho disfrutar a ambos durante los últimos dos meses antes de que llegase el verano y terminasen las clases.

Chaz, Eric y Justin están graduados. ¡Por fin! Ya era hora de que saliesen de ese antro para empezar al año que viene con algo que realmente les guste. Tenemos a Ryan, matriculado en la universidad de empresariales juntos a Eric y Justin. Nolan, por otra parte irá a la misma universidad que ellos, pero matriculado en otras asignaturas, para conseguir el título de ingeniero de telecomunicaciones.

Y por otro lado, tenemos a Caroline que sigue en silla de ruedas después de su accidente y se mudará a vivir a España cuándo termine el verano, y Tara matriculada en la universidad de fotografía y bellas artes en Nueva York. Quiere estar allí, y se irá junto a su hermano Michel matriculado en la misma universidad que su amigo el rubio de ojos miel.

Y bueno, Alex se matriculará en fotografía, y también lo hará en Nueva York, no podía permitirse quedar sola a su mejor amiga. Pero antes de que todo eso llegase, les quedaba algo por vivir, un verano más juntos que añadir a su calendario.

|| Atlanta. Narra Tara ||

Es viernes. 21 de Junio para ser exactos. Hace una semana que las clases terminaron, y echamos las solicitudes de matrícula en nuestras universidades. Al año que viene me iré de aquí para estudiar lo que más me gusta, y junto a mi mejor amiga Alex. Ahora mismo, me encuentro colocando mi maleta para irme cómo todos los veranos a Miami, a casa de los abuelos. Es increíble cómo pasa el tiempo, hace un año que todo comenzó, y unos ocho meses que todo terminó.

En la radio suena mi canción favorita, suena Rihanna con su éxito más escuchado del verano de 2012 ‘diamonds’.  Termino de colocar todas mis camisetas, y por último meto la cámara, el maquillaje y el cargador del móvil. Cuándo esto cerrando la maleta el móvil comienza a vibrar. Corro a cogerlo con la esperanza de que seas tú el que me está escribiendo, pero no es así.

De Alexandra:

Hola. Sólo quedan unas horas para verte. Estoy ansiosa. ¡Joder! ¿Has cambiado mucho? ¿O sigues igual de preciosa que siempre? No te olvides de llamarme. Te quiero.

Para Alexandra:

Terremoto. Sí, termino de hacer las maletas y en unas cinco horas me tienes allí. Yo también tengo muchas ganas. ¿Sabes algo de las chicas?¿Y los demás han llegado ya? No he cambiado, sigo igual. ¿Y tú? ¡Oh Dios! Claro que no me olvidaré de llamarte Alex, ¿por quién me tomas? Por cierto, he visto una foto tuya y ese rubio te queda fenomenal. Nos vemos en un rato, terremoto, te quiero más.

De Alexandra:

Sí, están todas aquí, menos Kels. Ella vendrá más tarde. Y los chicos, están todos menos Justin, y Chaz que vive con él dia sí y día también no sabe nada de él, está asustado. Calla, estúpida que me da vergüenza. Termina ya de hacer las maletas, ¡por Dios! Necesito verte. Te quiero.

Después de leer el último mensaje de Alex no puedo evitar carcajear, aunque por dentro estoy nerviosa. ¿Dónde estará Justin? Quizás este verano decida no ir a Miami. Lo peor de todo es que ni Chaz sabe algo de él. Esto es demasiado raro.

Termino mi maleta, y la coloco en el coche. Sólo me quedan cinco horas de viaje para poder disfrutar del calor, la playa, hacer skate, y de mis amigos.

||Nueva York. Narra Justin ||

Mi maleta está terminada y mamá y los pequeños me están esperando abajo. Mi teléfono lleva sonando desde ayer, el capullo de Chazno deja de tuyirme a mensajes y siempre se me olvida contestarle. Ahora, cuándo me monte en el coche le contestaré con total tranquilidad.

Estoy montado en el coche. Me coloco mis cascos, y el primer pensamiento que se me viene a la cabeza es cómo reaccionar cuándo te vea. Te echo de menos, pero después de mis palabras la última vez que hablamos no sé si seguirás sintiendo lo mismo, el segundo pensamiento es si habrás cambiado, estarás mas guapa, tu color de pelo quizás sea distinto, y el tercero es uno que me hace reír, y es que seguro que sigues siendo la misma estúpida con pinta de machorro que va a todos lados con su gorra, sus vans y su skate, vacilando a todo aquel que quiera quedarse por encima de ti.

Cogo mi móvil y me digno a contestar a Chaz.

                                  
Para Somers:

Man, no me mates. He estado haciendo la maleta y no me ha dado tiempo de contestarte. ¿Cómo van las cosas por Miami? ¿Estáis ya todos?.


De Somers:

No te mataré man, pero créeme que me tienes preocupado, hace dos semanas que no se de ti y vivimos en la misma ciudad, vamos a ir a la misma universidad y íbamos al mismo instituto. Estás perdido, Bieber, más de lo normal. No, no estamos todos, faltáis tú y Weasly, tampoco se nada de ella.

Para Somers:

Bueno man, dicen que lo bueno se hace esperar. Estoy llegando al aeropuerto, nos vemos en unas horas. Un abrazo, bro.


Y sin esperar respuesta alguna guardo mi móvil en mi bolsillo, me bajo del coche y cojo camino al avión. Sólo me quedan cinco horas para volver a cruzarme con tu sonrisa.