viernes, 14 de junio de 2013

29.


· Capitulo 29.

- ¿Tara? ¿Sigues ahí? - dice Sarah preocupada.
- Sí, si sigo aquí - dice Tara aguantándose las lágrimas
Se llena de fuerza y tras un suspiro contesta a la pregunta de Sarah.
- Sí, sí le conocíamos. ¿Por qué preguntas?
- No es nada.
- Pero…

Y Sarah la cuelga dejándola con la palabra en la boca.
Tara se acerca a su mejor amiga Caroline, que la observa desde la cama del hospital.
- ¿Con quién hablabas? - dice casi en un hilo de voz.
- Con tú prima Sarah.
- ¿Qué quería?
- Que si conocíamos a Justin.
- ¿Estás preocupada verdad?
- Sí.
- Tranquila Tara, te aseguro que Justin sigue enamorado de ti hasta las trancas, y que algún día volveréis a ser felices, confía en mí.
- Gracias Carol.
- A ti por quedarte conmigo.

Y le da un dulce beso en la mejilla a su mejor amiga. Tara no se imagina una vida sin Carol, y Carol tampoco se imagina una vida sin Tara.

|| Nueva York. Sábado. 13:00 ||

El sol se cuela alegre entre el pequeño hueco que Justin dejó anoche en su persiana después de una noche de fiesta. Gruñe sobre sí mismo, y da dos vueltas para volver a coger postura e intentar dormir, pero el ruido que están haciendo los pequeños golpes en su puerta no le deja

-¿Quién?
- Soy Sarah, Justin.
- ¿Empollona? ¿Qué haces aquí? Es sábado.
Él piensa que esto es un sueño, y que no puede ser verdad que tenga que levantarse ahora cuándo solo ha dormido cinco horas.
- Estúpido, el trabajo de filosofía no se hará solo ¿sabes?
- Pasa.

Sarah entra relatando algo que Justin no logra descifrar. Suelta su macuto y su móvil encima de la mesa y enciende el ordenador.
Justin se levanta de la cama mostrando todos y cada uno de sus encantos ya que sólo lleva un bóxer puesto.

- ¡Buenos días empollona! - dice irónico.
- Déjate de estupideces Bieber, no me toques las narices, y ponte a hacer algo. El trabajo es de ambos, no es sólo mío ¿recuerdas?
- Relájate, ¿hace cuánto que no follas? Tus humos dan a entender que mucho.
- A ti eso no te importa, estúpido.
- Eres toda una fierecilla, cómo seas a sí en la cama…
Y le cruza la cara. Justin se cabrea y se acerca más y más a ella. Se quedan a dos centímetros. Por el cuerpo de Justin corre pura rabia y putas ganas de comérsela a besos. Está buena. Le pone. Su carácter.
Por el cuerpo de Sarah corre adrenalina. Está nerviosa. Su respiración está agitada. El tórax desnudo de Justin está rozando su tripa. Está estremecida. Y se muere por ganas de besarle.
- Esto por estúpido, y mal educado.
- Deberías follar, es un buen des estresante - le susurra en el oído.
La piel de Sarah de convierte en piel de gallina. Ella piensa para sí misma. ‘Sarah, hazte la fuerte. No seas fácil’ por una parte, y la otra parte de ella le dice ‘Vamos Sarah, tiratele. Puedes hacerlo. Le tienes comiendo de tú mano’
Sarah no contesta. Consigue escaparse de su agarre y volver a la mesa del ordenador. Una vez sentada allí.

- Olvídame, descerebrado.

Justin suelta una carcajada y Sarah un bufido.

[…]

Sarah ha bajado a beber agua, cuando de repente su móvil empieza a sonar. Justin, se levanta de la cama de un salto, y decide cogerlo.

-¿Si?
No obtiene respuesta.
-¿Si?
Sigue sin contestar.
-Vale si no quieres contestarte a mí, no lo hagas. Sarah ya está subiendo.

Justin sale de su habitación y deja el móvil de Sarah en el escritorio.

-Empollona, te están llamando por teléfono.
- Cógelo.
- Ya lo he cogido lista, pero no me contestan.

Entonces Sarah piensa, quizás es ella, quizás es Tara. Sube las escaleras a toda hostia casi atropellando con Justin y coge su teléfono.

-¿Si?
-Vale, cómo quieras.
- A las nueve a mí me viene bien.
- Hasta luego, Wes.

Y el corazón se le para. Ha dicho Wes, quizás es Tara, quizás es ella. Justin se sienta de un pequeño salto en el escritorio, quedando al lado de Sarah, y busca la manera de sonsacarle quien era.

- ¿Por qué no me contestaba?
- No lo sé.
- ¿Quién era?
-No te importa, Bieber.
- Sí me importa.
- ¿Qué más te da? Tú la dejaste a ella, ¿te interesa ahora su vida?
- ¿Cómo? - Justin comienza a carcajear.
- ¿Qué yo la deje a ella? Déjate de estupideces estúpida, no tienes ni puta idea.

Se baja del escritorio con furia, y se tumba en su cama. Pierde su mirada en el techo.

· Seis meses después. Nueva York.

|| Narrador ||
La vida de ambos ha ido subiendo y bajando como tal montaña rusa. Tara sigue luchando día a día por volver a recuperar a Justin o por lo menos intenta buscar la forma de hacerlo. Justin sigue metido en su vida de alcohol, drogas, velocidad y malos hábitos, y si Justin también sigue enamorado de Tara, hasta las trancas. En el fondo, él sabe que nadie podrá remplazarla, ella le enseñó muchas cosas en poco tiempo. Y ella, sigue pérdida buscando la manera de volver a ser la dueña de sus sonrisas.

¿Nunca os ha pasado que habéis pensando que pase lo que pase al final volveréis a estar con esa persona? Tara día a día lo piensa. Lo sabe. Lo siente. Siente que Justin es suyo. Ya sólo quedan tres meses para el verano. Tres meses para volver a cruzar miradas. Volver a compartir momentos, y tiempo.

Justin por el contrario piensa que su destino no está al lado de Tara, y que está totalmente perdido pensando que la volverá a recuperar algún día. Él, intenta pasar página intenta buscar a la chica que de nuevo vuelva a romper todos sus esquemas, lo peor es que la tiene cerca, mucho más de lo que piensa. Él cree que nunca más podrá volver a enamorarse. Ella piensa que algún día le volverá a recuperar. Ninguno de los dos lo sabrá, dejémoslo en manos del destino piensan ambos.


|| Nueva York. Sábado. 00:30 de la noche ||

Justin acelera con su moto por las calles de Nueva York. Viene de el único lugar que le hace sentirse bien cuándo está mal, o rayado. Aquella estatua, la estatua de la libertad.

Se recorre todas y cada una de las calles más importantes. Al fondo, en la calle de las discotecas o mejor dicho de los bares ve a un grupo de chicos jóvenes alrededor de dos jóvenes diciéndoles babosadas y sobándolas. Las reconoce. Sabe quiénes son. Son Sarah y la única amiga que ha hecho en el instituto, la empolla de clase, tal para cual, Estefani.

Justin acelera más la moto y estaciona su moto justo al otro lado de dónde se encuentran. Camina a un ritmo rápido.

- ¡Eh, tú! - dice señalando a uno de los chicos. Es rubio y parece tener un año más que él.
- ¿Me estás llamando a mí? - dice este.
- Sí.
- ¿Qué quieres? ¿No ves lo que estoy haciendo? Esta noche mojo por partida doble.

Justin desvía sus ojos hasta los de Sarah. En ellos se ve el dolor. El dolor de estar sintiéndose sucia.  Le da una mirada cómo queriéndole decir ‘lárgate de aquí, no es asunto tuyo’  pero rápidamente el aparta la vista de ella para volver a centrarse en el rubio.

- Si lo veo, por eso ¿te sientes más hombre violando a dos empollonas?
- ¿Dos empollonas?
- Sí, como lo oyes. Van a mi instituto, las conozco de vista y tal. ¿Y ves aquella? - dice Justin señalando a Sarah.
- Sí.
- Folla mal, propia experiencia ‘man’
- ¿Cómo lo sabes?
Y justo cuándo Justin está dispuesto a contestarle, se echa encima de él dándole un puñetazo en el estómago y otro en la boca. Los chicos del grupo del rubio se abalanzan encima de Justin.

-De uno en uno, no me seáis nenazas - carcajea Justin.
Justin se levanta dejando al rubio en el suelo sangrando, y les va dando lo suyo a todos los que aún quedan y no se han ido corriendo.

- Esto por meterte con la estúpida empollona.
Sarah está en shock. No se cree que todo esto esté pasando. Su corazón va rápido. Lo afirma, este chico la tiene pérdida.
- Y tú, empollona, a casa, no son horas. Hace mucho tiempo que los lunnis se fueron a dormir - carcajea.

Justin se aleja de allí hasta su moto. Está perdido. No entiende porqué ha reaccionado a sí. Nunca ha llegado a odiar a Sarah, pero después de toda la mierda que le soltó con Tara sí que le ha cogido bastante asco. Quizás, Sarah era la puerta de la salida de sus problemas, quizás se está volviendo loco por ella y no lo sabía. Quizás ese asco, es atracción y quién sabe, quizás pueda terminar en una bonita historia de amor.

[…]

Sarah se monta en su coche y de camino a casa deja a Estefi en la suya. Se despide de su amiga y coge camino a casa, pero no si antes parar en un sitio.

Después de diez minutos largos, llega. Aparca. Y saca su teléfono móvil del bolsillo, marcando aquel misterioso número.

Justin está metido en su cama pensando en todo lo que acaba de pasar hace aproximadamente media hora. Mira su reloj. La una y media de la madrugada. No puede dormir. Su teléfono móvil está sonando.

-¿Qué quieres empollona?
- Asómate al balcón.
- Esto no debería ser al revés - carcajea.
- Déjate de estupideces Justin, y baja.
- Es la una de la madrugada, ya mañana hablamos.
- Por favor.
- Está bien.

Y cuelga.
Justin se baja de su cama poniéndose un pantalón cualquiera de chándal. Sarah está nerviosa. No sabe que decirle. No sabe cómo agradecerle todo lo que ha hecho hoy por ella.

[…]

Justin abre la puerta y allí está Sarah. Más bonita que ningún día. O quizás es el único día que le ha visto con buenos ojos. No, él siempre lo ha dicho. Es explosiva. Su carácter es lo mejor. Y sus piernas y sus curvas hacen que te pierdas en ella con solo mirarlas. Está perdido. Se está volviendo loco, pero no puede evitar sonreír.

Justin se acerca a ella, y ella esboza una sonrisa.

- ¿Qué haces aquí?
- Tenía que darte las gracias, ya sabes.
- No es nada.
- ¿Por qué lo has hecho?
Justin no contesta. Se sienta en la piedra que hay en su porche, y se enciende un cigarro.
- Contéstame.
Justin sigue callado mientras le pega otra calada a su cigarrillo rubio. Sarah se sienta a su lado quitándole el cigarro de la mano y pegando ella una calada.
- En realidad, ni yo sé porque lo he hecho - dice él sincero.
Sarah le pega otra calada al cigarro de Justin. No sabe que responder. Está en blanco.
- Gracias, supongo -  dice con una sonrisa y mirándole a los ojos - estoy tan asombrada como tú, créeme.
- Si encuentro la explicación antes de que te vayas, te contestaré. Ahora, cállate, y disfruta de la noche que hace.
- ¿Estás siendo amable conmigo dos veces en el mismo día? No doy crédito, Bieber - broma ella.
- Empollona, deja de ser tan prepotente o - Sarah le corta.
- ¿O qué?

Y no contesta. La besa. Un beso lento, sin apenas pasión, con sentimiento.
Recoge el sabor de sus labios, y le da la última calada al cigarro.

-Tendré que volver a besarte - dice sonriendo.
Sarah apoya la cabeza en su hombro, y suelta un bufido.
- No entiendo nada ¿y sabes que es lo peor de todo? Que me gusta. Me encanta que me llames empollona y te hagas el duro delante de mí cuando tus ojos me están diciendo que te mueres por ganas de comerme a besos. Me encanta cuando pasas por delante de mí con ego y después te giras para ver si te estaba mirando y yo como una idiota siempre caigo en tu juego. Cuándo revisas todas y cada una de las curvas de mi cuerpo y después te relames pensando que no te estoy viendo, y sobre todo adoro esa media sonrisa que te sale cuándo me pillas mirándote.
Sarah respira, y vuelve a bufar. Justin coge aire, y suelta un suspiro.
- Desde el primer día que te vi me pareciste la tía más sexy - dice pasando las yemas de sus dedos por sus mejillas - Y yo sabía que tú serías mía. Sabía que algún día te daría duro contra la pared mientras gritabas mi nombre, pero el tiempo pasó y no lo conseguí. Cada vez que te hacías la dura delante de mí, me ponías más. Cada vez que me hablabas con despecho, más todavía. ¿Y qué decir de tus curvas? Son deseables. Créeme que hasta Parker, el empollón y friqui del instituto se ha fijado en ellas.
Justin la levanta la cabeza y la sonríe.

-Pero Sarah, esto no saldrá bien. Yo sigo enamorado de Tara. Mi vida solo es drogas, alcohol, velocidad, sexo y malos hábitos. Solo me cambió una persona y lo hizo dos veces. La primera vez me hizo volver a ser yo, y la segunda me hizo convertirme en lo que soy hoy.
- Lo tuyo es todo fachada.
- No creas. En realidad, no me conoces.
- Mejor de lo que crees.
- Eres una estúpida.
- Y tú un imbécil.
- ¿Ves? No podemos estar más de diez minutos seguidos sin discutir. Esto sería el caos de mi vida.
- Cállate.
- No quiero.
- Que te calles Bieber, y que me beses.

Y la besa. Este beso es más pasional. Sarah agarra a Justin por el cuello enredando sus manos en su pelo. Justin pide acceso para buscar su lengua, y la encuentra. Más pasión. Ninguno de los dos se quiere separar. ¿Qué le está pasando? Le está volviendo a pasar. Ella, está rompiendo sus esquemas. Tiene miedo, no quiere enamorarse. Es tarde, está perdido.

- ¿Ves? Te dije que caerías rendida a mis pies.
- Estúpido cállate, estamos en iguales condiciones.


Y la vuelve a callar con un beso. Este beso abre la puerta a quién sabe un posible historia de amor.





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viernes, 14 de junio de 2013

29.


· Capitulo 29.

- ¿Tara? ¿Sigues ahí? - dice Sarah preocupada.
- Sí, si sigo aquí - dice Tara aguantándose las lágrimas
Se llena de fuerza y tras un suspiro contesta a la pregunta de Sarah.
- Sí, sí le conocíamos. ¿Por qué preguntas?
- No es nada.
- Pero…

Y Sarah la cuelga dejándola con la palabra en la boca.
Tara se acerca a su mejor amiga Caroline, que la observa desde la cama del hospital.
- ¿Con quién hablabas? - dice casi en un hilo de voz.
- Con tú prima Sarah.
- ¿Qué quería?
- Que si conocíamos a Justin.
- ¿Estás preocupada verdad?
- Sí.
- Tranquila Tara, te aseguro que Justin sigue enamorado de ti hasta las trancas, y que algún día volveréis a ser felices, confía en mí.
- Gracias Carol.
- A ti por quedarte conmigo.

Y le da un dulce beso en la mejilla a su mejor amiga. Tara no se imagina una vida sin Carol, y Carol tampoco se imagina una vida sin Tara.

|| Nueva York. Sábado. 13:00 ||

El sol se cuela alegre entre el pequeño hueco que Justin dejó anoche en su persiana después de una noche de fiesta. Gruñe sobre sí mismo, y da dos vueltas para volver a coger postura e intentar dormir, pero el ruido que están haciendo los pequeños golpes en su puerta no le deja

-¿Quién?
- Soy Sarah, Justin.
- ¿Empollona? ¿Qué haces aquí? Es sábado.
Él piensa que esto es un sueño, y que no puede ser verdad que tenga que levantarse ahora cuándo solo ha dormido cinco horas.
- Estúpido, el trabajo de filosofía no se hará solo ¿sabes?
- Pasa.

Sarah entra relatando algo que Justin no logra descifrar. Suelta su macuto y su móvil encima de la mesa y enciende el ordenador.
Justin se levanta de la cama mostrando todos y cada uno de sus encantos ya que sólo lleva un bóxer puesto.

- ¡Buenos días empollona! - dice irónico.
- Déjate de estupideces Bieber, no me toques las narices, y ponte a hacer algo. El trabajo es de ambos, no es sólo mío ¿recuerdas?
- Relájate, ¿hace cuánto que no follas? Tus humos dan a entender que mucho.
- A ti eso no te importa, estúpido.
- Eres toda una fierecilla, cómo seas a sí en la cama…
Y le cruza la cara. Justin se cabrea y se acerca más y más a ella. Se quedan a dos centímetros. Por el cuerpo de Justin corre pura rabia y putas ganas de comérsela a besos. Está buena. Le pone. Su carácter.
Por el cuerpo de Sarah corre adrenalina. Está nerviosa. Su respiración está agitada. El tórax desnudo de Justin está rozando su tripa. Está estremecida. Y se muere por ganas de besarle.
- Esto por estúpido, y mal educado.
- Deberías follar, es un buen des estresante - le susurra en el oído.
La piel de Sarah de convierte en piel de gallina. Ella piensa para sí misma. ‘Sarah, hazte la fuerte. No seas fácil’ por una parte, y la otra parte de ella le dice ‘Vamos Sarah, tiratele. Puedes hacerlo. Le tienes comiendo de tú mano’
Sarah no contesta. Consigue escaparse de su agarre y volver a la mesa del ordenador. Una vez sentada allí.

- Olvídame, descerebrado.

Justin suelta una carcajada y Sarah un bufido.

[…]

Sarah ha bajado a beber agua, cuando de repente su móvil empieza a sonar. Justin, se levanta de la cama de un salto, y decide cogerlo.

-¿Si?
No obtiene respuesta.
-¿Si?
Sigue sin contestar.
-Vale si no quieres contestarte a mí, no lo hagas. Sarah ya está subiendo.

Justin sale de su habitación y deja el móvil de Sarah en el escritorio.

-Empollona, te están llamando por teléfono.
- Cógelo.
- Ya lo he cogido lista, pero no me contestan.

Entonces Sarah piensa, quizás es ella, quizás es Tara. Sube las escaleras a toda hostia casi atropellando con Justin y coge su teléfono.

-¿Si?
-Vale, cómo quieras.
- A las nueve a mí me viene bien.
- Hasta luego, Wes.

Y el corazón se le para. Ha dicho Wes, quizás es Tara, quizás es ella. Justin se sienta de un pequeño salto en el escritorio, quedando al lado de Sarah, y busca la manera de sonsacarle quien era.

- ¿Por qué no me contestaba?
- No lo sé.
- ¿Quién era?
-No te importa, Bieber.
- Sí me importa.
- ¿Qué más te da? Tú la dejaste a ella, ¿te interesa ahora su vida?
- ¿Cómo? - Justin comienza a carcajear.
- ¿Qué yo la deje a ella? Déjate de estupideces estúpida, no tienes ni puta idea.

Se baja del escritorio con furia, y se tumba en su cama. Pierde su mirada en el techo.

· Seis meses después. Nueva York.

|| Narrador ||
La vida de ambos ha ido subiendo y bajando como tal montaña rusa. Tara sigue luchando día a día por volver a recuperar a Justin o por lo menos intenta buscar la forma de hacerlo. Justin sigue metido en su vida de alcohol, drogas, velocidad y malos hábitos, y si Justin también sigue enamorado de Tara, hasta las trancas. En el fondo, él sabe que nadie podrá remplazarla, ella le enseñó muchas cosas en poco tiempo. Y ella, sigue pérdida buscando la manera de volver a ser la dueña de sus sonrisas.

¿Nunca os ha pasado que habéis pensando que pase lo que pase al final volveréis a estar con esa persona? Tara día a día lo piensa. Lo sabe. Lo siente. Siente que Justin es suyo. Ya sólo quedan tres meses para el verano. Tres meses para volver a cruzar miradas. Volver a compartir momentos, y tiempo.

Justin por el contrario piensa que su destino no está al lado de Tara, y que está totalmente perdido pensando que la volverá a recuperar algún día. Él, intenta pasar página intenta buscar a la chica que de nuevo vuelva a romper todos sus esquemas, lo peor es que la tiene cerca, mucho más de lo que piensa. Él cree que nunca más podrá volver a enamorarse. Ella piensa que algún día le volverá a recuperar. Ninguno de los dos lo sabrá, dejémoslo en manos del destino piensan ambos.


|| Nueva York. Sábado. 00:30 de la noche ||

Justin acelera con su moto por las calles de Nueva York. Viene de el único lugar que le hace sentirse bien cuándo está mal, o rayado. Aquella estatua, la estatua de la libertad.

Se recorre todas y cada una de las calles más importantes. Al fondo, en la calle de las discotecas o mejor dicho de los bares ve a un grupo de chicos jóvenes alrededor de dos jóvenes diciéndoles babosadas y sobándolas. Las reconoce. Sabe quiénes son. Son Sarah y la única amiga que ha hecho en el instituto, la empolla de clase, tal para cual, Estefani.

Justin acelera más la moto y estaciona su moto justo al otro lado de dónde se encuentran. Camina a un ritmo rápido.

- ¡Eh, tú! - dice señalando a uno de los chicos. Es rubio y parece tener un año más que él.
- ¿Me estás llamando a mí? - dice este.
- Sí.
- ¿Qué quieres? ¿No ves lo que estoy haciendo? Esta noche mojo por partida doble.

Justin desvía sus ojos hasta los de Sarah. En ellos se ve el dolor. El dolor de estar sintiéndose sucia.  Le da una mirada cómo queriéndole decir ‘lárgate de aquí, no es asunto tuyo’  pero rápidamente el aparta la vista de ella para volver a centrarse en el rubio.

- Si lo veo, por eso ¿te sientes más hombre violando a dos empollonas?
- ¿Dos empollonas?
- Sí, como lo oyes. Van a mi instituto, las conozco de vista y tal. ¿Y ves aquella? - dice Justin señalando a Sarah.
- Sí.
- Folla mal, propia experiencia ‘man’
- ¿Cómo lo sabes?
Y justo cuándo Justin está dispuesto a contestarle, se echa encima de él dándole un puñetazo en el estómago y otro en la boca. Los chicos del grupo del rubio se abalanzan encima de Justin.

-De uno en uno, no me seáis nenazas - carcajea Justin.
Justin se levanta dejando al rubio en el suelo sangrando, y les va dando lo suyo a todos los que aún quedan y no se han ido corriendo.

- Esto por meterte con la estúpida empollona.
Sarah está en shock. No se cree que todo esto esté pasando. Su corazón va rápido. Lo afirma, este chico la tiene pérdida.
- Y tú, empollona, a casa, no son horas. Hace mucho tiempo que los lunnis se fueron a dormir - carcajea.

Justin se aleja de allí hasta su moto. Está perdido. No entiende porqué ha reaccionado a sí. Nunca ha llegado a odiar a Sarah, pero después de toda la mierda que le soltó con Tara sí que le ha cogido bastante asco. Quizás, Sarah era la puerta de la salida de sus problemas, quizás se está volviendo loco por ella y no lo sabía. Quizás ese asco, es atracción y quién sabe, quizás pueda terminar en una bonita historia de amor.

[…]

Sarah se monta en su coche y de camino a casa deja a Estefi en la suya. Se despide de su amiga y coge camino a casa, pero no si antes parar en un sitio.

Después de diez minutos largos, llega. Aparca. Y saca su teléfono móvil del bolsillo, marcando aquel misterioso número.

Justin está metido en su cama pensando en todo lo que acaba de pasar hace aproximadamente media hora. Mira su reloj. La una y media de la madrugada. No puede dormir. Su teléfono móvil está sonando.

-¿Qué quieres empollona?
- Asómate al balcón.
- Esto no debería ser al revés - carcajea.
- Déjate de estupideces Justin, y baja.
- Es la una de la madrugada, ya mañana hablamos.
- Por favor.
- Está bien.

Y cuelga.
Justin se baja de su cama poniéndose un pantalón cualquiera de chándal. Sarah está nerviosa. No sabe que decirle. No sabe cómo agradecerle todo lo que ha hecho hoy por ella.

[…]

Justin abre la puerta y allí está Sarah. Más bonita que ningún día. O quizás es el único día que le ha visto con buenos ojos. No, él siempre lo ha dicho. Es explosiva. Su carácter es lo mejor. Y sus piernas y sus curvas hacen que te pierdas en ella con solo mirarlas. Está perdido. Se está volviendo loco, pero no puede evitar sonreír.

Justin se acerca a ella, y ella esboza una sonrisa.

- ¿Qué haces aquí?
- Tenía que darte las gracias, ya sabes.
- No es nada.
- ¿Por qué lo has hecho?
Justin no contesta. Se sienta en la piedra que hay en su porche, y se enciende un cigarro.
- Contéstame.
Justin sigue callado mientras le pega otra calada a su cigarrillo rubio. Sarah se sienta a su lado quitándole el cigarro de la mano y pegando ella una calada.
- En realidad, ni yo sé porque lo he hecho - dice él sincero.
Sarah le pega otra calada al cigarro de Justin. No sabe que responder. Está en blanco.
- Gracias, supongo -  dice con una sonrisa y mirándole a los ojos - estoy tan asombrada como tú, créeme.
- Si encuentro la explicación antes de que te vayas, te contestaré. Ahora, cállate, y disfruta de la noche que hace.
- ¿Estás siendo amable conmigo dos veces en el mismo día? No doy crédito, Bieber - broma ella.
- Empollona, deja de ser tan prepotente o - Sarah le corta.
- ¿O qué?

Y no contesta. La besa. Un beso lento, sin apenas pasión, con sentimiento.
Recoge el sabor de sus labios, y le da la última calada al cigarro.

-Tendré que volver a besarte - dice sonriendo.
Sarah apoya la cabeza en su hombro, y suelta un bufido.
- No entiendo nada ¿y sabes que es lo peor de todo? Que me gusta. Me encanta que me llames empollona y te hagas el duro delante de mí cuando tus ojos me están diciendo que te mueres por ganas de comerme a besos. Me encanta cuando pasas por delante de mí con ego y después te giras para ver si te estaba mirando y yo como una idiota siempre caigo en tu juego. Cuándo revisas todas y cada una de las curvas de mi cuerpo y después te relames pensando que no te estoy viendo, y sobre todo adoro esa media sonrisa que te sale cuándo me pillas mirándote.
Sarah respira, y vuelve a bufar. Justin coge aire, y suelta un suspiro.
- Desde el primer día que te vi me pareciste la tía más sexy - dice pasando las yemas de sus dedos por sus mejillas - Y yo sabía que tú serías mía. Sabía que algún día te daría duro contra la pared mientras gritabas mi nombre, pero el tiempo pasó y no lo conseguí. Cada vez que te hacías la dura delante de mí, me ponías más. Cada vez que me hablabas con despecho, más todavía. ¿Y qué decir de tus curvas? Son deseables. Créeme que hasta Parker, el empollón y friqui del instituto se ha fijado en ellas.
Justin la levanta la cabeza y la sonríe.

-Pero Sarah, esto no saldrá bien. Yo sigo enamorado de Tara. Mi vida solo es drogas, alcohol, velocidad, sexo y malos hábitos. Solo me cambió una persona y lo hizo dos veces. La primera vez me hizo volver a ser yo, y la segunda me hizo convertirme en lo que soy hoy.
- Lo tuyo es todo fachada.
- No creas. En realidad, no me conoces.
- Mejor de lo que crees.
- Eres una estúpida.
- Y tú un imbécil.
- ¿Ves? No podemos estar más de diez minutos seguidos sin discutir. Esto sería el caos de mi vida.
- Cállate.
- No quiero.
- Que te calles Bieber, y que me beses.

Y la besa. Este beso es más pasional. Sarah agarra a Justin por el cuello enredando sus manos en su pelo. Justin pide acceso para buscar su lengua, y la encuentra. Más pasión. Ninguno de los dos se quiere separar. ¿Qué le está pasando? Le está volviendo a pasar. Ella, está rompiendo sus esquemas. Tiene miedo, no quiere enamorarse. Es tarde, está perdido.

- ¿Ves? Te dije que caerías rendida a mis pies.
- Estúpido cállate, estamos en iguales condiciones.


Y la vuelve a callar con un beso. Este beso abre la puerta a quién sabe un posible historia de amor.





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