lunes, 4 de marzo de 2013

· Capitulo XX.



· Capitulo XX.


-        Tara baja rápido o llegarás tarde a tu segundo día de clase.

Y si todo había sido un sueño. Justin no venía aquí de intercambio, y no pasábamos el día juntos bajo la sombra de los árboles, ni me taparía los ojos para darme un sorpresa. Es mi rutina, y tengo que acostumbrarme a ello.
Desde que estoy aquí no hay día que no me agobie la idea de no verle, y saber que no le voy a ver durante nueve meses. Hoy es un día en el cual lo primero que pienso es mandarlo todo a la mierda y que cada uno hagamos nuestro camino, pero por separado. Es agobiante saber que no le voy a tener cerca, que no voy a sentir su olor, su tacto, sus besos, su voz. Saber que en los días de invierno que vienen ahora no estará el para abrazarme, ni para dejarme sus sudaderas, y tampoco para caminar conmigo de la mano bajo los rascacielos de Atlanta mientras esta nevando. Es duro, demasiado duro. Y yo soy una floja, no sé si podré con esto, o esto podrá conmigo. Solo sé que estoy un poco harta de que todo me salga mal.

-Tara venga, llegarás tarde.
-Que ya voy pesada.
Y suelto un bufido al aire.

Cojo lo primero que pillo, unos leggins negros, una sudadera azul,las converse bajas azules y la gorra. La mochila, y me hago un coleta alta y un poco despeina. Hoy, no es mi día.

-Ya estoy pesada.
-No me hables así Tara Weasly.
-Mamá, es que aún es temprano.
-Siempre te pasa igual, desayuna algo anda.
-Mamá, es que eres muy pesada en este tema. Pásame el zumo, anda.
- Porque siempre llegas tarde, Tara. ¿Te pasa algo?
-Si mamá, lo de todos los días.
-Tara, no te hace ningún bien.
-Mamá, sé que no me hace bien estar con un chico a distancia, pero le quiero, ante todo le quiero. Quizás esto me supere y sea yo quien lo mande a la mierda, pero dejad de agobiarme, es mi vida, y es mi decisión. Ya no tengo doce años, mamá. Déjame equivocarme
- Lo siento, yo.
-No pasa nada, me voy.
-Pasa un buen día.
-Tú solo deséame suerte.

Y cogiendo la mochila y los cascos del  móvil salgo de casa buscando una bocanada de aire fresco que me haga despejarme de toda la mierda que me rodea. Mis padres y sus ‘no te conviene’, Mike y sus ‘estas más delgada, ¿es que no comes?’ y mis abuelos y sus ‘ven pronto hija, te echo de menos’. Me colapsa todo me colapsa.
Y después está él, tan perfecto cómo siempre con sus ‘buenos días princesa’ ’te echo de menos’ ’prométeme que es para toda la vida’ y demás.
¿Por qué la vida es tan hija de puta conmigo? ¿Por qué no puedo ser feliz con mi novio sin que exista la puta distancia? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Alguien puede explicármelo, por favor.

Tras diez minutos en los que mis pensamientos se pegaban unos con otros he conseguido llegar al instituto sin volverme loca, lo peor de todo es que de buena mañana me toca filosofía, creo que mi cabeza hoy terminará explotando. No puedo más.

-¡Buenos días, pequeña!
-¿Buenos días? Serán para ti princesa. 
-¿Qué te pasa Tara? Últimamente me tienes muy preocupada.
-Carol, no empieces tú también por favor.
-Vale, lo siento. Cuenta.
-Tía no puedo más. Llevo días separada de él, bueno mejor dicho semanas y ya me estoy volviendo loca, ¿qué será de mi cuando lleve dos meses sin verle?
-Tara, tienes dos opciones. La primera es seguir luchando día a día y pensar que puedes con esto, y la segunda es mandarlo a la mierda porque tú misma crees que te viene grande.
-Si Carol, a mí esto me viene muy grande.
-Solo piénsalo nena, y al final del día toma una decisión.
-Lo haré. Gracias por todo, Carol. No sé qué sería sin ti.
-Siempre te quedará la loca de Alex.
-Sí, mi Alex.
-Vamos a clase anda, que llegamos tarde y ya sabes cómo es Don Filosofía.
-Un loco.


Y comenzamos a carcajear. Sinceramente, no sé qué sería de mi vida sin Carol. Ella es cómo mi mano derecha, y mi cabeza cuando mi cerebro está colapsado de tanta información de golpe. Es cómo mi hermana, es de esas amigas que consideras tú familia. Ella, lo es todo para mí.

[…]

El día ha trascurrido bastante bien, y no ha sido tan malo al final.
Todo está pensado, y solo me queda una opción.

<<Para Justin>>

Tenemos que hablar, cuando termine de hacer deberes y colocar mi habitación te llamo estate pendiente del teléfono ¿sí?  Besos.

<<De Justin>>

Vale enana, no tardes mucho, me muero por escucharte hablar, te echo de menos. Te quiero.

Y ahí, en este momento es cuándo se me parte el alma sabiendo que será la última vez que leeré un te quiero de él y un te echo de menos.

lunes, 4 de marzo de 2013

· Capitulo XX.



· Capitulo XX.


-        Tara baja rápido o llegarás tarde a tu segundo día de clase.

Y si todo había sido un sueño. Justin no venía aquí de intercambio, y no pasábamos el día juntos bajo la sombra de los árboles, ni me taparía los ojos para darme un sorpresa. Es mi rutina, y tengo que acostumbrarme a ello.
Desde que estoy aquí no hay día que no me agobie la idea de no verle, y saber que no le voy a ver durante nueve meses. Hoy es un día en el cual lo primero que pienso es mandarlo todo a la mierda y que cada uno hagamos nuestro camino, pero por separado. Es agobiante saber que no le voy a tener cerca, que no voy a sentir su olor, su tacto, sus besos, su voz. Saber que en los días de invierno que vienen ahora no estará el para abrazarme, ni para dejarme sus sudaderas, y tampoco para caminar conmigo de la mano bajo los rascacielos de Atlanta mientras esta nevando. Es duro, demasiado duro. Y yo soy una floja, no sé si podré con esto, o esto podrá conmigo. Solo sé que estoy un poco harta de que todo me salga mal.

-Tara venga, llegarás tarde.
-Que ya voy pesada.
Y suelto un bufido al aire.

Cojo lo primero que pillo, unos leggins negros, una sudadera azul,las converse bajas azules y la gorra. La mochila, y me hago un coleta alta y un poco despeina. Hoy, no es mi día.

-Ya estoy pesada.
-No me hables así Tara Weasly.
-Mamá, es que aún es temprano.
-Siempre te pasa igual, desayuna algo anda.
-Mamá, es que eres muy pesada en este tema. Pásame el zumo, anda.
- Porque siempre llegas tarde, Tara. ¿Te pasa algo?
-Si mamá, lo de todos los días.
-Tara, no te hace ningún bien.
-Mamá, sé que no me hace bien estar con un chico a distancia, pero le quiero, ante todo le quiero. Quizás esto me supere y sea yo quien lo mande a la mierda, pero dejad de agobiarme, es mi vida, y es mi decisión. Ya no tengo doce años, mamá. Déjame equivocarme
- Lo siento, yo.
-No pasa nada, me voy.
-Pasa un buen día.
-Tú solo deséame suerte.

Y cogiendo la mochila y los cascos del  móvil salgo de casa buscando una bocanada de aire fresco que me haga despejarme de toda la mierda que me rodea. Mis padres y sus ‘no te conviene’, Mike y sus ‘estas más delgada, ¿es que no comes?’ y mis abuelos y sus ‘ven pronto hija, te echo de menos’. Me colapsa todo me colapsa.
Y después está él, tan perfecto cómo siempre con sus ‘buenos días princesa’ ’te echo de menos’ ’prométeme que es para toda la vida’ y demás.
¿Por qué la vida es tan hija de puta conmigo? ¿Por qué no puedo ser feliz con mi novio sin que exista la puta distancia? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Alguien puede explicármelo, por favor.

Tras diez minutos en los que mis pensamientos se pegaban unos con otros he conseguido llegar al instituto sin volverme loca, lo peor de todo es que de buena mañana me toca filosofía, creo que mi cabeza hoy terminará explotando. No puedo más.

-¡Buenos días, pequeña!
-¿Buenos días? Serán para ti princesa. 
-¿Qué te pasa Tara? Últimamente me tienes muy preocupada.
-Carol, no empieces tú también por favor.
-Vale, lo siento. Cuenta.
-Tía no puedo más. Llevo días separada de él, bueno mejor dicho semanas y ya me estoy volviendo loca, ¿qué será de mi cuando lleve dos meses sin verle?
-Tara, tienes dos opciones. La primera es seguir luchando día a día y pensar que puedes con esto, y la segunda es mandarlo a la mierda porque tú misma crees que te viene grande.
-Si Carol, a mí esto me viene muy grande.
-Solo piénsalo nena, y al final del día toma una decisión.
-Lo haré. Gracias por todo, Carol. No sé qué sería sin ti.
-Siempre te quedará la loca de Alex.
-Sí, mi Alex.
-Vamos a clase anda, que llegamos tarde y ya sabes cómo es Don Filosofía.
-Un loco.


Y comenzamos a carcajear. Sinceramente, no sé qué sería de mi vida sin Carol. Ella es cómo mi mano derecha, y mi cabeza cuando mi cerebro está colapsado de tanta información de golpe. Es cómo mi hermana, es de esas amigas que consideras tú familia. Ella, lo es todo para mí.

[…]

El día ha trascurrido bastante bien, y no ha sido tan malo al final.
Todo está pensado, y solo me queda una opción.

<<Para Justin>>

Tenemos que hablar, cuando termine de hacer deberes y colocar mi habitación te llamo estate pendiente del teléfono ¿sí?  Besos.

<<De Justin>>

Vale enana, no tardes mucho, me muero por escucharte hablar, te echo de menos. Te quiero.

Y ahí, en este momento es cuándo se me parte el alma sabiendo que será la última vez que leeré un te quiero de él y un te echo de menos.