domingo, 20 de enero de 2013

· Capitulo XI


· Capitulo XI

Ese mismo sábado, en esa misma playa.

Tara y Alex están preparando la cachimba mientras los demás colocan la barbacoa para hacer la comida. El día está siendo bastante bueno, y nada les incómoda. Están juntos y unidos, cómo si fuesen los de antes. Incluso Tara y Mike han cruzado palabras cariñosas cómo <peque> o <boba> palabras que están haciendo que su relación se vuelva reconfortar y eso le gusta.

-Tara, deberías ir a hablar con él y poner los puntos sobre la ies de una puta vez.
-No hoy es el día Alex, todo va bien y si hablo con él quizás joda mi día. Siempre terminamos igual.
-Tara, le interesas bastante.
-¿Cómo lo sabes Alexandra?
-Harry, cómo ya sabes es su amigo, y le cuenta cosas.
-¿Qué cosas?
-Que tienes algo que te hace distinta a los demás, y que eres enigmática.
-Dejate de polladas, vamos con los demás anda.
-Cómo quieras, quizás después te arrepientas.
-Sh, callate.

Y las dos amigas con la cachimba en mano se colocan en el circulo que tienen formado sus amigos. Todos están emparejados. Mike con Kelsey. Rosanna con Butler. Alex con Harry. Desi con Chris. Y bueno, Chaz, Justin y Tara se dedican a pegar pequeñas caladas a la cachimba mientras todos los demás se roban un beso tras otro.
Para Tara esta situación son cómo ocho bloques de cemento. Todos son recuerdos. Putos recuerdos de los mejores tres años de su vida, desde aquel día ella nunca ha vuelto a tener novio, o por miedo o por que no ha llegado el adecuado. Hay algo en ella que le dice que es Justin, y que esta vez no se equivocará, pero eso ella no lo sabe si no lo comprueba, y piensa que Alex tiene razón y que hoy, es el día de ponerle punto dónde había una coma.

-Hey Weasly, pasate una cerveza.
-Toma, pero no soy tu chacha, tienes piernas ¿verdad?
-Weasly ni el sol te hace que relajes, mal vamos.
-Justin tengamos la fiesta en paz.

Y Justin se calla. Las mariposas han vuelto a su estómago. Le ha llamado Justin y no Bieber, y el se culpa por que ahora mismo se ha portado cómo un cabrón llamándola por su apellido.

-Weasly.
-¿Si?
-¿Podemos hablar?
-Sí, pero rápidito. Tengo cosas más importantes que hacer.
-A sus ordenes mi majestad.
-Dejate de polladas Justin, y ¡vamos!

Se levantan a la par. Y alejados el uno del otro evitando el contacto físico se alejan al principio del paseo marítimo, allí ya nadie puede verlos, aunque todos están a lo suyo y Chaz va ciego, pero a ninguno les importa.

-Mira Weasly, lo siento.
-¿Que es el día mundial de perdir perdón?Ahorrate las disculpas, Bieber.
-No,enserio Weasly, sé que he sido un capullo.
-Olvidalo Bieber, yo tampoco he sido la más princesa.
-Tenias motivos.
-Sí, pero ¿y que? No es una escusa.
-¿Entonoces?
-¿Amigos?
-Amigos.

Y sus ojos se chocan. La primera vez que no hay odio en la mirada, que no hay tensión, ni ganas de saborearse el uno al otro. Sólo hay ganas de abrazarse, y Tara sigue su impulso, le abraza. Le siente cerca y le gusta, le gusta demasiado. Su calor, el tacto tan suave de su piel, el olor de su colonia, ama todo de él, pero lo que más ama es esa sonrisa que acaba de escupirle al mundo mientras ella estaba allí abrazandole cómo si no hubiese un mañana, cómo si fuese el ultimo abrazo de sus vidas, cómo si el reloj se hubiese parado.

Justin por otra parte hoy está más seguro que nunca que esta chica le gusta, y que algún día podría enamorase de ella. No está enamorado, ni sólo un poco, pero sabe que está chica es la mujer de su vida, porque le ha echo ver que 'siempre habrá alguien más chulo que tú en el mundo'
Y se separan. El cálido abrazo de rompe. Se destruye. Todo el calor conseguido ahí se esfuma.

-¿Puedo llamarte Weasly?
-Es mi apellido, no sé porque no, mientras no valla acompañado de ningún insulto.
-Trato hecho.
-Justin.
-Ajá.
-¿Porque tanto empeño en mí?No estoy acostumbrada a ello, suelo ser la chica rara del skate.
-Es más lo eres -bromea- No sé Weasly, eso mismo me preguntó yo día si, día también.¿Porqué tu?
-Mi mejor amiga de Atlanta, dice que es porque yo soy la primera tía que te lo ha puesto tan dificil, que no soy una moja bragas, y que puedo ser más femenina que todas ellas juntas, más femenina que Ashley y Alisson por ejemplo.
-Ahí tiene razón. El día de la fiesta, ¡wow!

Y se vuelven a mirar, una mirada complice, llena de magia. Una mirada que dice las ganas que tienes de comerse a besos, pero esta vez no será Tara la que siga sus impulsos. No es chica fácil, y él tiene que ganarse un beso. Un beso de los de verdad, no cómo los de la fiesta.

Justin se acerca a ella, y Tara siente su respiración chocando contra su nariz, contra su cara, quiere quitarse pero no puede, sus ganas con mayores a las de su fuerza de voluntad, necesita probar a este chico ya, no aguanta más.
Es un milímetro escaso el que los separa, cuando derrepente se están besando.
Un beso dulce, acompañado de caricias. Tara tiene sus manos enredadas en su nuca, y Justin la mano en su cintura, ni más arriba ni más abajo.
Sus narices chocan y se escupen una sonrisa. Ahora sí, están agusto. No se odian, aunque se hayan odiado, tampoco se quieren, pero ambos saben que tiene algo. Y con esa sonrisa se termina el beso, aquel beso dulce y tierno que cambiará la vida de ambos.

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domingo, 20 de enero de 2013

· Capitulo XI


· Capitulo XI

Ese mismo sábado, en esa misma playa.

Tara y Alex están preparando la cachimba mientras los demás colocan la barbacoa para hacer la comida. El día está siendo bastante bueno, y nada les incómoda. Están juntos y unidos, cómo si fuesen los de antes. Incluso Tara y Mike han cruzado palabras cariñosas cómo <peque> o <boba> palabras que están haciendo que su relación se vuelva reconfortar y eso le gusta.

-Tara, deberías ir a hablar con él y poner los puntos sobre la ies de una puta vez.
-No hoy es el día Alex, todo va bien y si hablo con él quizás joda mi día. Siempre terminamos igual.
-Tara, le interesas bastante.
-¿Cómo lo sabes Alexandra?
-Harry, cómo ya sabes es su amigo, y le cuenta cosas.
-¿Qué cosas?
-Que tienes algo que te hace distinta a los demás, y que eres enigmática.
-Dejate de polladas, vamos con los demás anda.
-Cómo quieras, quizás después te arrepientas.
-Sh, callate.

Y las dos amigas con la cachimba en mano se colocan en el circulo que tienen formado sus amigos. Todos están emparejados. Mike con Kelsey. Rosanna con Butler. Alex con Harry. Desi con Chris. Y bueno, Chaz, Justin y Tara se dedican a pegar pequeñas caladas a la cachimba mientras todos los demás se roban un beso tras otro.
Para Tara esta situación son cómo ocho bloques de cemento. Todos son recuerdos. Putos recuerdos de los mejores tres años de su vida, desde aquel día ella nunca ha vuelto a tener novio, o por miedo o por que no ha llegado el adecuado. Hay algo en ella que le dice que es Justin, y que esta vez no se equivocará, pero eso ella no lo sabe si no lo comprueba, y piensa que Alex tiene razón y que hoy, es el día de ponerle punto dónde había una coma.

-Hey Weasly, pasate una cerveza.
-Toma, pero no soy tu chacha, tienes piernas ¿verdad?
-Weasly ni el sol te hace que relajes, mal vamos.
-Justin tengamos la fiesta en paz.

Y Justin se calla. Las mariposas han vuelto a su estómago. Le ha llamado Justin y no Bieber, y el se culpa por que ahora mismo se ha portado cómo un cabrón llamándola por su apellido.

-Weasly.
-¿Si?
-¿Podemos hablar?
-Sí, pero rápidito. Tengo cosas más importantes que hacer.
-A sus ordenes mi majestad.
-Dejate de polladas Justin, y ¡vamos!

Se levantan a la par. Y alejados el uno del otro evitando el contacto físico se alejan al principio del paseo marítimo, allí ya nadie puede verlos, aunque todos están a lo suyo y Chaz va ciego, pero a ninguno les importa.

-Mira Weasly, lo siento.
-¿Que es el día mundial de perdir perdón?Ahorrate las disculpas, Bieber.
-No,enserio Weasly, sé que he sido un capullo.
-Olvidalo Bieber, yo tampoco he sido la más princesa.
-Tenias motivos.
-Sí, pero ¿y que? No es una escusa.
-¿Entonoces?
-¿Amigos?
-Amigos.

Y sus ojos se chocan. La primera vez que no hay odio en la mirada, que no hay tensión, ni ganas de saborearse el uno al otro. Sólo hay ganas de abrazarse, y Tara sigue su impulso, le abraza. Le siente cerca y le gusta, le gusta demasiado. Su calor, el tacto tan suave de su piel, el olor de su colonia, ama todo de él, pero lo que más ama es esa sonrisa que acaba de escupirle al mundo mientras ella estaba allí abrazandole cómo si no hubiese un mañana, cómo si fuese el ultimo abrazo de sus vidas, cómo si el reloj se hubiese parado.

Justin por otra parte hoy está más seguro que nunca que esta chica le gusta, y que algún día podría enamorase de ella. No está enamorado, ni sólo un poco, pero sabe que está chica es la mujer de su vida, porque le ha echo ver que 'siempre habrá alguien más chulo que tú en el mundo'
Y se separan. El cálido abrazo de rompe. Se destruye. Todo el calor conseguido ahí se esfuma.

-¿Puedo llamarte Weasly?
-Es mi apellido, no sé porque no, mientras no valla acompañado de ningún insulto.
-Trato hecho.
-Justin.
-Ajá.
-¿Porque tanto empeño en mí?No estoy acostumbrada a ello, suelo ser la chica rara del skate.
-Es más lo eres -bromea- No sé Weasly, eso mismo me preguntó yo día si, día también.¿Porqué tu?
-Mi mejor amiga de Atlanta, dice que es porque yo soy la primera tía que te lo ha puesto tan dificil, que no soy una moja bragas, y que puedo ser más femenina que todas ellas juntas, más femenina que Ashley y Alisson por ejemplo.
-Ahí tiene razón. El día de la fiesta, ¡wow!

Y se vuelven a mirar, una mirada complice, llena de magia. Una mirada que dice las ganas que tienes de comerse a besos, pero esta vez no será Tara la que siga sus impulsos. No es chica fácil, y él tiene que ganarse un beso. Un beso de los de verdad, no cómo los de la fiesta.

Justin se acerca a ella, y Tara siente su respiración chocando contra su nariz, contra su cara, quiere quitarse pero no puede, sus ganas con mayores a las de su fuerza de voluntad, necesita probar a este chico ya, no aguanta más.
Es un milímetro escaso el que los separa, cuando derrepente se están besando.
Un beso dulce, acompañado de caricias. Tara tiene sus manos enredadas en su nuca, y Justin la mano en su cintura, ni más arriba ni más abajo.
Sus narices chocan y se escupen una sonrisa. Ahora sí, están agusto. No se odian, aunque se hayan odiado, tampoco se quieren, pero ambos saben que tiene algo. Y con esa sonrisa se termina el beso, aquel beso dulce y tierno que cambiará la vida de ambos.

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