martes, 9 de julio de 2013

35.


· Capitulo 35.

· Al día siguiente…

A días en los que te arrepientes de haber dado algún paso hacia delante, días en los que piensas que tus decisiones no son las correctas, días en los que solo quieres quedarte encerrada en tu habitación y que todos los recuerdos reboten en las cuatro paredes que la crean, días en los que sólo quieres tumbarte en tu cama y ver cómo las lágrimas empapan tus mejillas. Días en los que aunque el solo haya salido tú día está gris, oscuro, nublado y frío… En los que sabes que no merece la pena sonreír sin motivo.

Tara tiene miedo. Tiene miedo de que esta vez no sea la definitiva. Tiene miedo de volver a perderle para siempre, tiene miedo de volver a enamorarse cómo ya lo hizo hace un año de la misma persona, Justin. Tiene miedo al pensar que Septiembre llegará dentro de nada y volverán las despedidas, las separaciones, los malos tragos, los malos ratos, el echar de menos, las discusiones, las necesidades, llegará el día en el que dejarán una vez más de ser uno para volver a ser dos. Que ya no será un ellos si no un él y ella.

Justin está ilusionado. La vuelve a tener, o eso piensa. Después de todo lo que pasó ayer tiene más claro que nunca que no quiere volver a perderla, aunque él también tiene miedo porque Septiembre asomará cuando menos te lo esperes, y volverán a lo de siempre.

A veces, aunque el destino haga que pase dos veces el mismo tren, lo terminamos perdiendo por estúpidos o por ilusos.

|| Narra Tara ||

Sé que es la hora de levantarme de la cama, pero mi cuerpo me pide que no lo haga. Más bien mi mente. No sé cómo voy a reaccionar al verle. Sé que lo que pasó ayer quizás parece el comienzo o la vuelta a lo que ya habíamos tenido antes, pero no estoy segura de eso. No quiero volver a pasarlo mal. No quiero volver a pasarme las noches llorando porque no le tengo a mi lado cuándo más lo necesito. Sin sus abrazos. Sin sus besos. Sin sus te quiero. Sin él.

Es difícil hacerte a la idea de que algún día tendrás que separarte de lo que más quieres, de que algún día todo esto se volverá a esfumar porque cada uno volverá a su camino. Ahora, todo es bonito. Estamos juntos. Nos queremos. Le puedo ver todos los días con tan solo levantar mi persiana cuándo me despierto cada mañana, le puedo tener cuándo quiera para mí sola. Lo malo viene después. La distancia.

La distancia. Eso que mata sin existir. Eso que te hace sufrir sin apenas saber cómo expresarla o cómo sentirla. Eso que no existe pero se te clava cómo tal cuchillo. Eso que te separa de todo lo que realmente quieres. No es fácil mantener una relación a distancia, aunque tampoco es imposible. Realmente, hoy no es mi día y tan solo son las doce y media de la mañana.

Doy un salto de la cama y en mi radio suena ‘always be together de little mix’.
Ojala todo fuese para siempre. Ojalá no hubiese distancia, y ojalá las despedidas y los finales no existiesen. Pero hay una gran verdad universal que todos debemos afrontar queramos o no, al final todo se acaba. El último día de verano, el último capítulo de un buen libro, separarte de una buena amiga, el café se termina enfriando, el final de tú mejor fiesta, el cigarrillo que se consume en tus manos. Todo termina para dar paso a algo mejor, o quizás no. El invierno termina para dar paso al cálido otoño, el frío se acaba para dar paso al calor, las clases terminan para dar paso a tu verano. Es algo inevitable, y aunque duela todo tiene un final, todo termina para siempre, incluso algún día nuestra propia vida.

Y es inevitable. Mis ojos están llenos de lágrimas que quieren salir, y parecen una piscina. Aprieto los ojos fuerte, e intento aparentar una sonrisa. Es tarde, siento cómo las lágrimas bajan por mis mejillas. Y yo me hago una pregunta, ‘vida, ¿por qué eres tan hija de puta?

     ¿Tara? — dice mi madre mientras golpea varias veces la puerta.
     ¿Si?
Me limpio las lágrimas. Sonrió.
     ¿Puedo pasar?
     Claro, pasa. — digo ‘feliz’


Se acerca a mí y me da un tierno beso en la frente. Mi madre sabe cómo me siento con tan solo mirarla. Ella me entiende. Mi relación con ella es cómo si también fuese parte de mis amigas, una de mis mejores amigas. Mi madre lo sabe todo de mí. Desde mi primer beso, hasta día de hoy.

¿Estás bien pequeña? — dice acomodándose a mi lado. Mientras me acaricia la cabeza de esa forma tan peculiar que ella tiene.
Sí, no es nada — finjo un sonrisa — es sólo que no me encuentro bien — añado — de verdad, no te preocupes. — termino diciendo mientras la doy un tierno beso en la mejilla.
Tara, ¿por qué me mientes? — Dice sonriéndome — te conozco genial.  Sé que no estás bien.
No puedo más, mamá — estallo — ayer Justin y yo nos besamos, pero tengo miedo de seguir dando pasitos, no quiero volver a pasarlo mal cómo este invierno — y rompo de nuevo a llorar.
Eh, cielo. Tranquila. ¿Sabes? Quien no arriesga no gana Tara. De todos modos, tú al año que viene vas a nueva york, y Justin vive allí ¿recuerdas?
Sí mamá, pero es distinto. Yo tengo una universidad, el otra. — sonrío más aliviada.
Sí Tara, pero ya no os separaran tantos kilómetros. Quizás uno, o dos. Él te quiere cielo, se le nota en cómo te mira.
Gracias mamá, eres increíble — digo dándole un tierno abrazo.

|| Narra Justin ||

Es la una y media de la mañana, y aun no sé nada de Tara. Su persiana sigue bajada, y no ha hablado nada por el grupo. Es increíble la necesidad que siento de saber algo de ella. Cómo está, o cómo ha dormido, quizás si ha soñado conmigo. Estoy perdido, estoy enamorado. Y, en serio jamás pensé enamorarme de alguien cómo ella.

Mi tipo siempre han sido las chicas rubias, plásticas sin cerebro. Tara, es distinta a las demás. Si se lo propone puede dejarte mal las veces que quiera, es cabezota incluso más que yo, es prepotente y orgullosa, es inteligente, es todo lo que yo odiaba hace un tiempo, hay un dicho que dice ‘puedes odiar mil cosas hasta que llega alguien que te hace amar todo lo que odiabas’ y eso ha sido lo que me ha pasado con ella.

Para Weasly:

¡Buenos días, idiota! He soñado contigo. Te echo de menos.

De Weasly:

¿Buenos días? Es algo irónico. No son buenos días, Justin. Yo también te echo de menos.

Para Weasly:

Es obvio que no serán buenos días hasta que no vea tú sonrisa. Te quiero.

De Weasly:

Que idiota puedes llegar a ser, Justin. Yo te quiero más.

Para Weasly:

Eso había que comprobarlo, lo de quién quiere más a quien. Sí, soy un idiota. Pero un idiota que te tiene pérdida.

De Weasly:

No sabes lo pérdida que me tienes, desde que has llegado a mí vida la tienes pata arribas. Un poquito más de constancia, por favor. Si no, terminaré volviéndome loca.

Para Weasly:

Yo ya estoy loco por ti.

De Weasly:

Estúpido.

Para Weasly:

Sube la persiana, anda. Quiero verte.
Por cierto, ¿Qué planes tienes para esta tarde?

De Weasly:

Los de siempre ¿y tú?

Para Weasly:

¿Te vienes conmigo?

De Weasly:

¿Esto es una cita? Bieber, estás perdiendo facultades, jaja.

Para Weasly:

¿Quién es la idiota ahora? Contesta, sí o no.

De Weasly:

No, es que ya tengo planes ¿sabes? He quedado con mi vecino. El de la acera de enfrente, está de bueno… Ya quizás otro día, ¿vale?

Para Weasly:

Vale. Tú vecino te pasará a recoger a las cuatro y media ¿no? O eso tengo entendido…

De Weasly:

A las cuatro y media me viene bien. Te amo, Justin.



|| Narra Tara||

Son las tres y media. Y aún no he comido. Odio comer cuándo mi padre está en casa. Mi padre tiene problemas con el juego y el alcohol, e incluso ha hecho sufrir demasiado a nuestra familia, aunque la única que sabe toda esa mierda soy yo.

· Dos años atrás...

Eran las doce de la noche, y Carolina y yo veníamos de la fiesta del Blair. Estefanía Blair. La chica más popular de nuestro instituto. Caminábamos por la calles de Atlanta entre risas y carcajadas, y algún que otro tropezón. El alcohol era dueño del cuerpo de Carol. No podía mantenerse en pie.

Cruzábamos la calle dónde están todos los restaurantes de lujos, y en ellos podíamos ver a parejas reglándose la mejor de sus sonrisas. Pasando por el ‘truffa’ al fondo vi a un hombre bastante parecido a mi padre.

Carol, ese es mi padre — dije aguantándome las lágrimas.
No seas estúpida, Tara. Tu padre debe estar en casa durmiendo, mira la hora que es.
Carol, reconocería a mi padre en cualquier parte del mundo. Y esa forma tan peculiar de arrugar la nariz mientras sonríe. Es él. No hay duda.
—Llámale por teléfono, y si lo coge estarás segura de que es él.

Y no dudé. Necesitaba salir de dudas. Cogí mi teléfono móvil y marqué el número de mi padre. Un tono. Dos tontos. Tres tonos y cuando está a punto de saltarme el contestador, lo coge.

¿Si?
¿Dónde estás, papá?
Estoy en casa, Tara. ¿Dónde voy a estar?
¿Puedes venir a por mí? Estoy enfrente del ‘truffa’
—No Tara, ahora mismo no puedo — dice algo nervioso.

Las lágrimas caían de mis mejillas. No cabía duda, era él. Él estaba sentado en aquella mesa al fondo del restaurante con otra mujer, haciéndole caricias y quizás regalándole algún que otro ‘te quiero’

Entré en el bar y le busqué con la mirada. No se había levantado de aquella mesa. Corrí hasta dónde estaba, y comencé a bufar de rabia y a llorar. Todo el mundo nos miraba y sé que estaba haciendo un espectáculo pero aquel cabrón, el que decía llamarse mi padre, estaba agarrado a las manos de otra mujer, y no era ningún familiar. Conozco a toda mi familia a la perfección.

—Eres un grandísimo hijo de puta ¿sabías?
—Controla tu lenguaje, señorita.
No te mereces mi más mínimo respeto. Tienes una familia, mujer e hijos. ¿Qué haces con esta perra aquí?
Controla tu lenguaje Tara Weasly.
¿O qué? ¿Me vas a pegar? No será la primera vez que lo haces.
Cállate, estúpida. Estas formando un numerito.
Es lo mínimo que te mereces, por cabrón.
—Mañana hablaremos sobre el tema, Tara.
Yo no tengo nada que hablar contigo. Yo no tengo padre.

Y en aquel momento sentí como su mano, ardiente, llena de odio tocaba mi piel. Estaba furioso, pero yo lo estaba más. Agarré a Carol fuerte de la mano, y salimos corriendo de allí. Fue, el peor día de mi vida.


|| Narra Tara ||

Desde aquel día no puedo mirar a mi padre a la cara. Mamá sabe que mi relación con él nunca ha sido perfecta. Yo nunca he sido la hija pija que él esperaba, ni una chica de sobresalientes alto. Siempre he sido la típica chica que usa vaqueros y vans, y de notables. Para él, el claro ejemplo a seguir es mi hermano Michel, o hasta hace tiempo lo era.

¿Tara no vas a comer? — pregunta el estúpido desde el otro lado de la puerta.
Mientras estés tú no, ya comeré algo por ahí, ahora largo. Déjame vivir.
Te comportas cómo una cría.
Me comporto cómo yo quiero, tú no eres nadie en mi vida ¿recuerdas? Te lo dejé muy claro el día que te vi dándote el lote con otra.
Cállate.
¡Olvídame! Que para mí, estás muerto.

Y se hace el silencio. Por el silencio sé que ha bajado a comer con los demás. Sólo me queda media hora para prepararme, he quedado con Justin en media hora, y aún no sé ni que ponerme, sinceramente hoy es uno de esos días en los que es mejor no levantarse de la cama.

|| Narra Justin ||

Son las cuatro y media. Salgo de casa y en un minuto estoy en casa de Tara. Estoy nervioso. Hoy no saldremos con los demás. Hoy haremos algo especial, sólo de nosotros.

Llamo al timbre, un toque. Y espero a que abran la puerta. Una mujer de estatura media, pelo moreno y ojos azul cielo está enfrente de mí. Tiene una sonrisa amplia, y en sus ojos se refleja la humildad. Es la madre de Tara.

—Pasa, cielo — dice dejándome paso — Tara bajará en unos cinco minutos. Michel está en el salón.
—Gracias Alisson — digo devolviéndole la sonrisa.

Camino hasta el salón. Y escucho como Alisson avisa a Tara de qué ya he llegado. Michel está sentando mientras juega con sus primos pequeños. Sus abuelos miran el telediario, y su padre se fuma un cigarrillo rubio mientras le da un trago a una copa de whisky.

— ¿Tú debes ser el amigo de Tara no? — dice la viejecita.
—Sí, soy yo. Encantado. — sonrió tímidamente.
—Trátala bien, Tara se merece lo mejor del mundo.
—Sí, señora. Tara es increíble, créeme. La cuidaré cómo si de oro se tratara.
—Llámame, Marta, por favor. Ahora eres cómo de la familia — carcajea.
—Marta, no molestes al chico — dice esta vez el hombre calvo con pinta de veinteañero.
—Tranquilo, señor. No molesta.
— ¿Señor? ¡Oh, no! Aunque no fueses parte de esta familia, llámame John.
—Vale, John — y carcajeo.

La situación es algo incómoda. El padre de Tara me mira de arriba abajo, y me estoy empezando a incomodar demasiado. La madre de Tara, Ali, cómo le llaman en su casa entra al salón.

—Justin, veo que ya conoces a los abuelos. Aquel, el de la mesa con cara de perro ahora mismo, es el padre de Tara, se llama Marco.
—Ajá — asiento y luego sonrió — no le tomes en cuenta sus caras, ya sabes…
—Sí, Tara me contó algo hace tiempo.
—Y bueno a Michel ya le conoces, y aquellas dos pequeñas son Marie y Jade. — dice sonriendo.
—Está bien, gracias Alisson. Ahora, me quedo mucho más tranquilo — bromeo.

Y en ese momento aparece mi salvación. Tara baja las escaleras con unos shorts vaqueros desgastados, una camiseta de ‘chicago 23’ y unas vans. Esta preciosa.

|| Narra Tarra ||

—¿Dónde me llevas?
—Es una sorpresa, Tara.
—No me gustan las sorpresas.
—Sí, te encantan.
—De este tipo no, y encima pretendes que me suba en la moto.
—Sí.
—Me niego.
—Venga, Tara. No seas aguafiestas.
—Pf — bufa — es que me da miedo.
—Mira, tú te montas delante y yo iré detrás. Yo conduciré, pero así estarás más segura, ¿de acuerdo?
—Si no queda más remedio.

Justin se acerca a mí y deja un beso mojado en mis labios. Sabe cómo hacerme sentirme bien cuando mi día estás más nublado que la vista de un tipo que camina sin gafas por miedo a que se rían de él.

— ¿Estás lista?
—Ajá — sonríe —  confío en ti. Espero que me guste el lugar que sea.
—Te encantará, estúpida.


Y vuelve a besar mis labios. Parad el tiempo por favor. Me quedaría en este momento el resto de mi vida.

                                                    *********************
Hola. Bueno, primero de todo quería pedir perdón por tardar tanto en subir, pero es que con esto del verano, pues salgo más de casa y por las mañanas estudio para Septiembre, y a penas tengo tiempo de escribir. Intento subir lo antes que puedo. Enserio.
Y después, lo siento, sé que este capitulo no ha sido gran cosa por mi imaginación está por los suelos, os compensaré con uno mucho mejor, os lo prometo.
Gracias por leer. Sí queréis opinar sobre mi novela, ya sabéis. 
Mi twitter es:  @biebsdrauhl_
Mi tuenti: Arianne Brandon
Y si no podéis dejarme un comentario ahí abajo.

Dad RT a este tweet y así podré avisaros. 

¡GRACIAS POR LEER UN CAPITULO MÁS! <3

1 comentario:

  1. ¡DIOS QUE CABRON DE MIERDA EL PADRE DE TARA! QUE TIO MAS HIJO PUTA EN SERIO.
    JODER me ha indignado muchísimo eso. Creo que Tara debería contarselo a su madre y ponerlo en su sitio de una vez. Es preferible que sufra a que viva una mentira la pobre mujer.
    AMO ver a Tara & Justin así. Son demasiado monosos en serio. QUIERO SABER YA LA SORPRESA QUE LE HA PREPARADO BIEBER.
    Dios mio, espero que no se separen más. Eso no lo aguantaría. Necesito que sigan juntos. Que se amen. Que se den cariñito. Si ella se va a NY hasta pueden irse a vivir juntitos. oh sioehgoehgoehgoebhgoehgeo.
    Vale ya, me he motivado pero es que muero de amor cuándo estan de ese modo.
    Esos mensajes, el verse por la ventana.
    Dios mio, escribes jodidamente bien y por tu culpa me creo Tara y pienso que estoy en brazos de Bieber. MALA.
    ATTE: ALYSA BIEBER SMILER UNBROKEN

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martes, 9 de julio de 2013

35.


· Capitulo 35.

· Al día siguiente…

A días en los que te arrepientes de haber dado algún paso hacia delante, días en los que piensas que tus decisiones no son las correctas, días en los que solo quieres quedarte encerrada en tu habitación y que todos los recuerdos reboten en las cuatro paredes que la crean, días en los que sólo quieres tumbarte en tu cama y ver cómo las lágrimas empapan tus mejillas. Días en los que aunque el solo haya salido tú día está gris, oscuro, nublado y frío… En los que sabes que no merece la pena sonreír sin motivo.

Tara tiene miedo. Tiene miedo de que esta vez no sea la definitiva. Tiene miedo de volver a perderle para siempre, tiene miedo de volver a enamorarse cómo ya lo hizo hace un año de la misma persona, Justin. Tiene miedo al pensar que Septiembre llegará dentro de nada y volverán las despedidas, las separaciones, los malos tragos, los malos ratos, el echar de menos, las discusiones, las necesidades, llegará el día en el que dejarán una vez más de ser uno para volver a ser dos. Que ya no será un ellos si no un él y ella.

Justin está ilusionado. La vuelve a tener, o eso piensa. Después de todo lo que pasó ayer tiene más claro que nunca que no quiere volver a perderla, aunque él también tiene miedo porque Septiembre asomará cuando menos te lo esperes, y volverán a lo de siempre.

A veces, aunque el destino haga que pase dos veces el mismo tren, lo terminamos perdiendo por estúpidos o por ilusos.

|| Narra Tara ||

Sé que es la hora de levantarme de la cama, pero mi cuerpo me pide que no lo haga. Más bien mi mente. No sé cómo voy a reaccionar al verle. Sé que lo que pasó ayer quizás parece el comienzo o la vuelta a lo que ya habíamos tenido antes, pero no estoy segura de eso. No quiero volver a pasarlo mal. No quiero volver a pasarme las noches llorando porque no le tengo a mi lado cuándo más lo necesito. Sin sus abrazos. Sin sus besos. Sin sus te quiero. Sin él.

Es difícil hacerte a la idea de que algún día tendrás que separarte de lo que más quieres, de que algún día todo esto se volverá a esfumar porque cada uno volverá a su camino. Ahora, todo es bonito. Estamos juntos. Nos queremos. Le puedo ver todos los días con tan solo levantar mi persiana cuándo me despierto cada mañana, le puedo tener cuándo quiera para mí sola. Lo malo viene después. La distancia.

La distancia. Eso que mata sin existir. Eso que te hace sufrir sin apenas saber cómo expresarla o cómo sentirla. Eso que no existe pero se te clava cómo tal cuchillo. Eso que te separa de todo lo que realmente quieres. No es fácil mantener una relación a distancia, aunque tampoco es imposible. Realmente, hoy no es mi día y tan solo son las doce y media de la mañana.

Doy un salto de la cama y en mi radio suena ‘always be together de little mix’.
Ojala todo fuese para siempre. Ojalá no hubiese distancia, y ojalá las despedidas y los finales no existiesen. Pero hay una gran verdad universal que todos debemos afrontar queramos o no, al final todo se acaba. El último día de verano, el último capítulo de un buen libro, separarte de una buena amiga, el café se termina enfriando, el final de tú mejor fiesta, el cigarrillo que se consume en tus manos. Todo termina para dar paso a algo mejor, o quizás no. El invierno termina para dar paso al cálido otoño, el frío se acaba para dar paso al calor, las clases terminan para dar paso a tu verano. Es algo inevitable, y aunque duela todo tiene un final, todo termina para siempre, incluso algún día nuestra propia vida.

Y es inevitable. Mis ojos están llenos de lágrimas que quieren salir, y parecen una piscina. Aprieto los ojos fuerte, e intento aparentar una sonrisa. Es tarde, siento cómo las lágrimas bajan por mis mejillas. Y yo me hago una pregunta, ‘vida, ¿por qué eres tan hija de puta?

     ¿Tara? — dice mi madre mientras golpea varias veces la puerta.
     ¿Si?
Me limpio las lágrimas. Sonrió.
     ¿Puedo pasar?
     Claro, pasa. — digo ‘feliz’


Se acerca a mí y me da un tierno beso en la frente. Mi madre sabe cómo me siento con tan solo mirarla. Ella me entiende. Mi relación con ella es cómo si también fuese parte de mis amigas, una de mis mejores amigas. Mi madre lo sabe todo de mí. Desde mi primer beso, hasta día de hoy.

¿Estás bien pequeña? — dice acomodándose a mi lado. Mientras me acaricia la cabeza de esa forma tan peculiar que ella tiene.
Sí, no es nada — finjo un sonrisa — es sólo que no me encuentro bien — añado — de verdad, no te preocupes. — termino diciendo mientras la doy un tierno beso en la mejilla.
Tara, ¿por qué me mientes? — Dice sonriéndome — te conozco genial.  Sé que no estás bien.
No puedo más, mamá — estallo — ayer Justin y yo nos besamos, pero tengo miedo de seguir dando pasitos, no quiero volver a pasarlo mal cómo este invierno — y rompo de nuevo a llorar.
Eh, cielo. Tranquila. ¿Sabes? Quien no arriesga no gana Tara. De todos modos, tú al año que viene vas a nueva york, y Justin vive allí ¿recuerdas?
Sí mamá, pero es distinto. Yo tengo una universidad, el otra. — sonrío más aliviada.
Sí Tara, pero ya no os separaran tantos kilómetros. Quizás uno, o dos. Él te quiere cielo, se le nota en cómo te mira.
Gracias mamá, eres increíble — digo dándole un tierno abrazo.

|| Narra Justin ||

Es la una y media de la mañana, y aun no sé nada de Tara. Su persiana sigue bajada, y no ha hablado nada por el grupo. Es increíble la necesidad que siento de saber algo de ella. Cómo está, o cómo ha dormido, quizás si ha soñado conmigo. Estoy perdido, estoy enamorado. Y, en serio jamás pensé enamorarme de alguien cómo ella.

Mi tipo siempre han sido las chicas rubias, plásticas sin cerebro. Tara, es distinta a las demás. Si se lo propone puede dejarte mal las veces que quiera, es cabezota incluso más que yo, es prepotente y orgullosa, es inteligente, es todo lo que yo odiaba hace un tiempo, hay un dicho que dice ‘puedes odiar mil cosas hasta que llega alguien que te hace amar todo lo que odiabas’ y eso ha sido lo que me ha pasado con ella.

Para Weasly:

¡Buenos días, idiota! He soñado contigo. Te echo de menos.

De Weasly:

¿Buenos días? Es algo irónico. No son buenos días, Justin. Yo también te echo de menos.

Para Weasly:

Es obvio que no serán buenos días hasta que no vea tú sonrisa. Te quiero.

De Weasly:

Que idiota puedes llegar a ser, Justin. Yo te quiero más.

Para Weasly:

Eso había que comprobarlo, lo de quién quiere más a quien. Sí, soy un idiota. Pero un idiota que te tiene pérdida.

De Weasly:

No sabes lo pérdida que me tienes, desde que has llegado a mí vida la tienes pata arribas. Un poquito más de constancia, por favor. Si no, terminaré volviéndome loca.

Para Weasly:

Yo ya estoy loco por ti.

De Weasly:

Estúpido.

Para Weasly:

Sube la persiana, anda. Quiero verte.
Por cierto, ¿Qué planes tienes para esta tarde?

De Weasly:

Los de siempre ¿y tú?

Para Weasly:

¿Te vienes conmigo?

De Weasly:

¿Esto es una cita? Bieber, estás perdiendo facultades, jaja.

Para Weasly:

¿Quién es la idiota ahora? Contesta, sí o no.

De Weasly:

No, es que ya tengo planes ¿sabes? He quedado con mi vecino. El de la acera de enfrente, está de bueno… Ya quizás otro día, ¿vale?

Para Weasly:

Vale. Tú vecino te pasará a recoger a las cuatro y media ¿no? O eso tengo entendido…

De Weasly:

A las cuatro y media me viene bien. Te amo, Justin.



|| Narra Tara||

Son las tres y media. Y aún no he comido. Odio comer cuándo mi padre está en casa. Mi padre tiene problemas con el juego y el alcohol, e incluso ha hecho sufrir demasiado a nuestra familia, aunque la única que sabe toda esa mierda soy yo.

· Dos años atrás...

Eran las doce de la noche, y Carolina y yo veníamos de la fiesta del Blair. Estefanía Blair. La chica más popular de nuestro instituto. Caminábamos por la calles de Atlanta entre risas y carcajadas, y algún que otro tropezón. El alcohol era dueño del cuerpo de Carol. No podía mantenerse en pie.

Cruzábamos la calle dónde están todos los restaurantes de lujos, y en ellos podíamos ver a parejas reglándose la mejor de sus sonrisas. Pasando por el ‘truffa’ al fondo vi a un hombre bastante parecido a mi padre.

Carol, ese es mi padre — dije aguantándome las lágrimas.
No seas estúpida, Tara. Tu padre debe estar en casa durmiendo, mira la hora que es.
Carol, reconocería a mi padre en cualquier parte del mundo. Y esa forma tan peculiar de arrugar la nariz mientras sonríe. Es él. No hay duda.
—Llámale por teléfono, y si lo coge estarás segura de que es él.

Y no dudé. Necesitaba salir de dudas. Cogí mi teléfono móvil y marqué el número de mi padre. Un tono. Dos tontos. Tres tonos y cuando está a punto de saltarme el contestador, lo coge.

¿Si?
¿Dónde estás, papá?
Estoy en casa, Tara. ¿Dónde voy a estar?
¿Puedes venir a por mí? Estoy enfrente del ‘truffa’
—No Tara, ahora mismo no puedo — dice algo nervioso.

Las lágrimas caían de mis mejillas. No cabía duda, era él. Él estaba sentado en aquella mesa al fondo del restaurante con otra mujer, haciéndole caricias y quizás regalándole algún que otro ‘te quiero’

Entré en el bar y le busqué con la mirada. No se había levantado de aquella mesa. Corrí hasta dónde estaba, y comencé a bufar de rabia y a llorar. Todo el mundo nos miraba y sé que estaba haciendo un espectáculo pero aquel cabrón, el que decía llamarse mi padre, estaba agarrado a las manos de otra mujer, y no era ningún familiar. Conozco a toda mi familia a la perfección.

—Eres un grandísimo hijo de puta ¿sabías?
—Controla tu lenguaje, señorita.
No te mereces mi más mínimo respeto. Tienes una familia, mujer e hijos. ¿Qué haces con esta perra aquí?
Controla tu lenguaje Tara Weasly.
¿O qué? ¿Me vas a pegar? No será la primera vez que lo haces.
Cállate, estúpida. Estas formando un numerito.
Es lo mínimo que te mereces, por cabrón.
—Mañana hablaremos sobre el tema, Tara.
Yo no tengo nada que hablar contigo. Yo no tengo padre.

Y en aquel momento sentí como su mano, ardiente, llena de odio tocaba mi piel. Estaba furioso, pero yo lo estaba más. Agarré a Carol fuerte de la mano, y salimos corriendo de allí. Fue, el peor día de mi vida.


|| Narra Tara ||

Desde aquel día no puedo mirar a mi padre a la cara. Mamá sabe que mi relación con él nunca ha sido perfecta. Yo nunca he sido la hija pija que él esperaba, ni una chica de sobresalientes alto. Siempre he sido la típica chica que usa vaqueros y vans, y de notables. Para él, el claro ejemplo a seguir es mi hermano Michel, o hasta hace tiempo lo era.

¿Tara no vas a comer? — pregunta el estúpido desde el otro lado de la puerta.
Mientras estés tú no, ya comeré algo por ahí, ahora largo. Déjame vivir.
Te comportas cómo una cría.
Me comporto cómo yo quiero, tú no eres nadie en mi vida ¿recuerdas? Te lo dejé muy claro el día que te vi dándote el lote con otra.
Cállate.
¡Olvídame! Que para mí, estás muerto.

Y se hace el silencio. Por el silencio sé que ha bajado a comer con los demás. Sólo me queda media hora para prepararme, he quedado con Justin en media hora, y aún no sé ni que ponerme, sinceramente hoy es uno de esos días en los que es mejor no levantarse de la cama.

|| Narra Justin ||

Son las cuatro y media. Salgo de casa y en un minuto estoy en casa de Tara. Estoy nervioso. Hoy no saldremos con los demás. Hoy haremos algo especial, sólo de nosotros.

Llamo al timbre, un toque. Y espero a que abran la puerta. Una mujer de estatura media, pelo moreno y ojos azul cielo está enfrente de mí. Tiene una sonrisa amplia, y en sus ojos se refleja la humildad. Es la madre de Tara.

—Pasa, cielo — dice dejándome paso — Tara bajará en unos cinco minutos. Michel está en el salón.
—Gracias Alisson — digo devolviéndole la sonrisa.

Camino hasta el salón. Y escucho como Alisson avisa a Tara de qué ya he llegado. Michel está sentando mientras juega con sus primos pequeños. Sus abuelos miran el telediario, y su padre se fuma un cigarrillo rubio mientras le da un trago a una copa de whisky.

— ¿Tú debes ser el amigo de Tara no? — dice la viejecita.
—Sí, soy yo. Encantado. — sonrió tímidamente.
—Trátala bien, Tara se merece lo mejor del mundo.
—Sí, señora. Tara es increíble, créeme. La cuidaré cómo si de oro se tratara.
—Llámame, Marta, por favor. Ahora eres cómo de la familia — carcajea.
—Marta, no molestes al chico — dice esta vez el hombre calvo con pinta de veinteañero.
—Tranquilo, señor. No molesta.
— ¿Señor? ¡Oh, no! Aunque no fueses parte de esta familia, llámame John.
—Vale, John — y carcajeo.

La situación es algo incómoda. El padre de Tara me mira de arriba abajo, y me estoy empezando a incomodar demasiado. La madre de Tara, Ali, cómo le llaman en su casa entra al salón.

—Justin, veo que ya conoces a los abuelos. Aquel, el de la mesa con cara de perro ahora mismo, es el padre de Tara, se llama Marco.
—Ajá — asiento y luego sonrió — no le tomes en cuenta sus caras, ya sabes…
—Sí, Tara me contó algo hace tiempo.
—Y bueno a Michel ya le conoces, y aquellas dos pequeñas son Marie y Jade. — dice sonriendo.
—Está bien, gracias Alisson. Ahora, me quedo mucho más tranquilo — bromeo.

Y en ese momento aparece mi salvación. Tara baja las escaleras con unos shorts vaqueros desgastados, una camiseta de ‘chicago 23’ y unas vans. Esta preciosa.

|| Narra Tarra ||

—¿Dónde me llevas?
—Es una sorpresa, Tara.
—No me gustan las sorpresas.
—Sí, te encantan.
—De este tipo no, y encima pretendes que me suba en la moto.
—Sí.
—Me niego.
—Venga, Tara. No seas aguafiestas.
—Pf — bufa — es que me da miedo.
—Mira, tú te montas delante y yo iré detrás. Yo conduciré, pero así estarás más segura, ¿de acuerdo?
—Si no queda más remedio.

Justin se acerca a mí y deja un beso mojado en mis labios. Sabe cómo hacerme sentirme bien cuando mi día estás más nublado que la vista de un tipo que camina sin gafas por miedo a que se rían de él.

— ¿Estás lista?
—Ajá — sonríe —  confío en ti. Espero que me guste el lugar que sea.
—Te encantará, estúpida.


Y vuelve a besar mis labios. Parad el tiempo por favor. Me quedaría en este momento el resto de mi vida.

                                                    *********************
Hola. Bueno, primero de todo quería pedir perdón por tardar tanto en subir, pero es que con esto del verano, pues salgo más de casa y por las mañanas estudio para Septiembre, y a penas tengo tiempo de escribir. Intento subir lo antes que puedo. Enserio.
Y después, lo siento, sé que este capitulo no ha sido gran cosa por mi imaginación está por los suelos, os compensaré con uno mucho mejor, os lo prometo.
Gracias por leer. Sí queréis opinar sobre mi novela, ya sabéis. 
Mi twitter es:  @biebsdrauhl_
Mi tuenti: Arianne Brandon
Y si no podéis dejarme un comentario ahí abajo.

Dad RT a este tweet y así podré avisaros. 

¡GRACIAS POR LEER UN CAPITULO MÁS! <3

1 comentario:

  1. ¡DIOS QUE CABRON DE MIERDA EL PADRE DE TARA! QUE TIO MAS HIJO PUTA EN SERIO.
    JODER me ha indignado muchísimo eso. Creo que Tara debería contarselo a su madre y ponerlo en su sitio de una vez. Es preferible que sufra a que viva una mentira la pobre mujer.
    AMO ver a Tara & Justin así. Son demasiado monosos en serio. QUIERO SABER YA LA SORPRESA QUE LE HA PREPARADO BIEBER.
    Dios mio, espero que no se separen más. Eso no lo aguantaría. Necesito que sigan juntos. Que se amen. Que se den cariñito. Si ella se va a NY hasta pueden irse a vivir juntitos. oh sioehgoehgoehgoebhgoehgeo.
    Vale ya, me he motivado pero es que muero de amor cuándo estan de ese modo.
    Esos mensajes, el verse por la ventana.
    Dios mio, escribes jodidamente bien y por tu culpa me creo Tara y pienso que estoy en brazos de Bieber. MALA.
    ATTE: ALYSA BIEBER SMILER UNBROKEN

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