Capitulo 34.
|| Narra Tarra ||
El olor a café se cuela por mis fosas nasales haciendo que me
despierte con una sonrisa. Amo el olor a café por la mañana, junto al olor de
las tortitas que mi abuela prepara. Están demasiado ricas y son algo
irresistibles.
Me levanto de la cama de un pequeño salto. Y camino hasta el ventanal
para subir las persianas y abrir la ventana para ver el día que hace hoy.
Aunque por el ambiente que hay en mi habitación parece hacer más calor que de
costumbre. Y así es, no me equivoco un día más soleado en Miami, un día más de verano.
Y al fondo estás tú. Sentado en tu ventanal mirando hacia mi ventana.
Lo sé. Te presiento. Sonríes al verme recién levantada, sé que te gusta verme
así. Me quedo observando diez minutos tu ventana, y estoy enganchada en tú
sonrisa. Cuando de repente, sacas papel escrito a rotulador rojo en el que pone
‘bésame, estúpida’ y no puedo evitar reír. Me doy la vuelta en busca de un
papel y un folio para poder contestarte, y al final lo encuentro y en él
escribo ‘Bieber, suplicar no es lo tuyo. Déjalo’ al que me contestas con un
‘bésame, y cállate ya’ y no puedo evitar carcajear. Lanzo un beso al aire, y
cojo de nuevo el folio ‘date por besado, idiota’ y me voy dejándote con una
sonrisa de oreja a oreja que yo misma he creado de forma inconsciente.
Bajo las escaleras dando pequeños saltos y tarareando una de mis
canciones favoritas ‘let it be’ de The Beatles. Amo esa canción, y me ha
acompañado a lo largo de la vida. Es cómo mi banda sonora. Mi mamá me la
cantaba de pequeña, y yo recuerdo que me quedaba colgada en su mirada. Recuerdo
que brillaba, y que ella se sentía feliz cantándola. Y ahora, se siente feliz
cuando soy yo quien la canto.
- ¡Buenos días! - digo dándole un muerdo a una de las tortitas.
- Hola, fea - dice Michel.
- ¿Y mamá? - pregunto confusa - O sea, yo creía que era ella la que
estaba haciendo café.
- Y lo era, pero hace diez minutos Tara. - carcajea.
- ¿Y dónde han ido?
- Han ido al pueblo de al lado a hacer una compras, volverán por la
noche.
- Todo el día fuera de casa estos cuatro - carcajeo de nuevo.
Sigo conversando con mi hermano. Carcajadas. Risas. Más carcajadas.
Ataques de cosquillas. Contestaciones graciosas. Y así durante una hora y
media.
[…]
-¿Vas a venir al parque?
-Sí, supongo.
- Te espero.
- Sí, dame diez minutos.
- No tardes, Tara.
- Que pesado eres, hijo mío
Y ambos carcajeamos. Michel es
lo mejor de mi vida. Él está cuando caigo. Está cuando me equivoco. Está cuando
río. Está cuando lloro. Está en cada uno de los pasos que doy. Lo que más adoro
de mi relación con él, es que me dice todo tal cual lo piensa. Él es sincero
conmigo, y eso es lo que más valoro de todo esto. Sí. Tuvimos nuestra época
mala, pero gracias a Dios todo terminó. Aquellos días eran completos infiernos
para mí. Cuando le decía que le odiaba, o que me daba real asco me dolía más a
mí que a él, nunca he sentido odio hacia él. ¿Cómo voy a odiar a la persona que
es capaz de mantenerme de pie aunque me estén pegando golpes para caerme? Es
algo imposible, bueno improbable. El día que tenga separarme de él, lo pasaré
mal. Estamos creciendo y está claro que en nuestro destino no está escrito que
tengamos que vivir ambos bajo el mismo techo.
Salgo de la ducha, y solo me quedan dos minutos y medio para arreglar.
Sólo dos minutos para ahorrarme las voces de mi hermano mayor gritándome que
baje corriendo o él se va. Sé que son amenazas insignificantes, y sé que no se irá
sin mí, pero la presión me agobia y me pone de mala leche. Cosa que es muy
común en él. Sí me regala los mejores días, pero también me hace ponerme
cabreada con sólo dos palabras.
Me coloco mis pitillos vaqueros de color amarillo. Las converse bajas blancas
y una camiseta de mangas cortas que deja mi barriga un poco al descubierto. Me desenredo
el pelo, y me coloco una diadema blanca a conjunto con la camiseta y las
zapatillas, y me echo un poco de mi perfume favorito. Estoy lista. Tiempo
récord. Dos minutos.
- ¿Te queda mucho?
- No, pesado. Cojo las cosas y nos vamos.
- Vale.
Cojo las gafas de sol, y todas las demás cosas para meterlas en la
mochila. Y hoy, no sé porque me apetece sacarme la cámara. Quizás, surja un día
de fotos. No hay nada mejor que hace.
|| Narra Justin ||
Estoy en el parque sentado con Chaz, Nolan, Ryan y Chris. Estamos
esperando a las chicas y a Michel que no terminan de venir. Nuestra
conversación es mínima ya que estamos o con el móvil, o fumando.
- Tío, esto parece un velatorio.
- Nos espera así toda la tarde, no hay planes mejores, bro - añade
Somers.
- Me niego - dice Ryan dándole la última calada a su cigarro.
- Yo también me niego, esto es insoportable - dice Nolan.
- Bueno, yo ya sabéis lo que pienso - digo yo sacando un cigarrillo de
mi mochila.
- ¿Y qué hacemos? - dice Chaz.
- No sé, man. Algo. Tú eres un perezoso.
Y se me viene una idea a la cabeza. Esta tarde será divertida.
Carcajeo por mis adentros.
|| Narra Tara ||
Michel está enfadado conmigo. Al final, he decidido ponerme un short
vaquero y he tardado dos minutos más de lo acordado. Le miro con carita de
cachorro, y hago que termine carcajeando. Está listo, me ha perdonado. Michel
es de enfado rápido, es decir se enfada por todo y al rato se le ha olvidado
que estaba enfadado. Otra cualidad más de él que me encanta. A días, me
encantaría parecerme un poquito más a mi hermano en muchos aspectos, lo que
está claro es que yo soy mucho más guapa.
Llegamos al parque y al fondo se encuentran todos. Ya solo faltamos
Michel y yo. Ryan llama a Michel porque tiene algo que contarle. Traman algo y puedo notarlo en la mirada de
Justin. Le conozco y sé que tiene algo entre manos, y algo no muy bueno. Me
asusta.
- Taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaara - dice Desirée a lo lejos.
- Voy chicas. Un momento.
Camino hasta dónde está mi hermano con Ryan, y le miro de una manera
algo cómplice. Cojo mi móvil de su bolsillo, y camino hasta dónde están las
chicas.
[…]
Los chicos vienen hacía nosotras. Michel corre hasta Kels para cogerla
en brazos y darle un beso. Es su forma de recibirse. Ryan camina hasta Desi
para hacer lo mismo. Chaz camina hasta Alex para decirle algo al oído que hace
que esta se sonroje. Sí, Alex y Chaz están juntos. Llevan juntos todo el
invierno. Él iba a verla a California, y nadie sabía nada. Ni yo, que soy la
mejor amiga de Alex. Y por último, Nolan. Que no es Nolan Murray el mejor amigo
de Justin, es Nolan Smith camina hasta Marie también para saludarla. Y entre
todos esos, estoy yo que me encuentro mirándoles como una estúpida mientras
pienso en lo maravilloso que sería que tú y yo estuviésemos juntos, y estas tu
que te encuentras cómo yo o en peores condiciones.
- ¿Estáis listos? - pregunta Justin.
- Sí. - dicen los demás.
Cuando menos me quiero dar cuenta estoy en volandas. Justin me ha
cogido y se dirige hasta la fuente. Espero que no se atreva a tirarme al agua,
si no él y yo tendremos algo más que palabras. Los cinco corren al mismo ritmo.
Y cuentan tres. Y sí, ha tenido el valor de tirarme al agua con ropa.
|| Narra Justin ||
Dije que esta tarde iba a ser divertida. Estoy sentado en el banco
enfrente a la fuente con un ataque de risa que está haciendo que se me salten
hasta las lágrimas. Tara está realmente sexy mojada. Esa camiseta hace que se
le transparente el sujetador. Es azul, de encaje. Y le rellena bastante bien.
Las chicas salen de la fuente, todas ríen menos Tara. Este asunto ya
es algo más personal. Todas corren hacia sus novios, o mejor dichos llamémosle
relaciones de verano con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡Bieber! Corre.
- ¿O si no que?
- Si no te mataré - dice divertida.
Se desprende de sus converse blanca y empieza a correr detrás de mí
por el césped. Mi respiración está agitada porque no puedo dejar de reírme, y
no sé si aguantaré mucho más corriendo sin que me pille.
|| Narra Tara ||
Llevo diez minutos corriendo detrás de Justin. Se me ha olvidado el
motivo de porque lo estoy haciendo. Sólo sé que me siento bien. Estoy cómoda.
No puedo parar de reírme. Me siento feliz.
Justin se tropieza y cae al suelo. Cojo velocidad e intento llegar
hasta dónde está él, cuando de repente caigo. Justo a su lado.
- Vale, me rindo - dice en un suspiro.
- Sabía que terminarías rindiéndote. Quizás no sea demasiado buena cogiendo
velocidad, pero tengo mucha resistencia ¿sabes? - digo cogiendo una bocanada de
aire - Venga, vamos con los demás. No estarán esperando. Llevamos diez minutos dando
vueltas a este parque cómo estúpidos.
- Dos estúpidos enamorados.
- Estúpidos, sin más. La gente no sabe si estamos enamorados o no,
para ellos somos simples estúpidos. Venga, levántate.
- No. Yo me quedo aquí.
- Está bien.
Me levanto de un impulso. Cuando siento que mi cuerpo vuelve a caer.
Esta vez cae encima de él.
Hacía demasiado tiempo que no le sentía tan cerca. Puedo notar su
agitada respiración en mi cuello. Escucho a su corazón latir cada vez más
rápido. Está nervioso. Lo sé. Lo presiento. A penas nos separan dos centímetros y medio.
- Echaba de menos ver tus ojos desde tan cerca.
Y se acerca un poco más a mí. Ahora estamos sentado uno enfrente del
otro. Estoy colgada en sus ojos. Esos ojos miel. Esos ojos miel que me vuelven
completamente loca y que cada vez que se cruzan en mi vida, terminan poniéndola
patas arriba.
- Yo realmente — digo sincera — echo de menos tus besos.
- Estas tardando en darme un, Weasly.
Y ¡boom! Un millón de mariposas vuelven a retomar mi estómago. Cuando
él me llama Weasly suena un poco mejor, incluso.
-Eh, Bieber — digo recortando la distancia — para
que te de un beso, tienes que merecértelo.
- Te encanta hacerme sufrir — dice
él acercándose a mí un poco más. Ahora solo nos separa medio centímetro.
Nuestras respiraciones agitadas chocas - tú también lo estás deseando - termina
añadiendo.
- Quizás sí.
- ¿Quizás?
- Venga, Bieber.
- Tara, bésame ya — dice ahogado —
por favor.
- ¿Es una orden?
Y cuando menos me quiero dar cuenta.
Sus labios han capturado los míos. Son besos dulces. Besos con sabor a ‘te
necesitaba’. Besos lentos.
- No sabes la falta que me haces.
- Cállate.
Y esta vez soy yo la que se lanza a
sus labios. Ahora, nuestras lenguan se encuentran en un duelo de haber quién es
la que se apodera de la boca del otro. Un duelo de pasión. Una lucha por no
abandonar la boca del otro. Podría pasarme así pegada a él toda mi vida.
-Tara, déjame decirte una cosa — dice
dándome un tierno beso en los labios — te quiero.
- Y yo.
Y de nuevo una ronda más de besos.
|| Narrador ||
Hay días en los que la necesidad de tener una persona a tu lado que
día a día te demuestre lo mucho que le importas es mayor a cualquier otra
necesidad, incluso a la necesidad de respirar. Cuando esa persona está lejos de
ti sientes que tu mundo se va haciendo más y más pequeño. Es más, sientes que
tu vida no tiene ningún tipo de sentido si él no forma parte de ella. El motivo
por el que se termina es igual, lo único que importa es que ya no está esa
persona haciéndote tus días más especiales, o diciéndote que te quiere entre
besos y beso. Que ya no habrá más despedidas a las doce de la noche cuándo cada
uno vuelve a casa, y no habrá esas eternas ganas de tenerle a tu lado, en tú cama
las veinticuatro horas del día, que ya no habrás más noche de lujuria
desenfrenada y que tú ya no serás el motivo de sus sonrisas.
Pero por algún motivo, el destino vuelve a poner en tu camino a una
persona que te haga sentir lo mismo, o incluso parecido, incluso a veces vuelve
a ponerte a la misma persona. Porque la vida está llena de segunda
oportunidades, de trenes que vuelven a pasar para que esta vez no los dejes
escapar.
Tara y Justin tiene otra oportunidad. La oportunidad de volver a hacer
feliz el uno al otro, y el otro al uno. La oportunidad de tener que dejar de
echar de menos lo que un día necesitaron. La oportunidad de quererse hasta que
el sol se apague, o el oxígeno sea lo menos importante de nuestra existencia.
-Te quiero — dijo él robándole otro beso más.
-No más que yo — replicó ella apoyada
en su pecho con la mirada pérdida en cualquier lugar, y una sonrisa inconsciente
en su boca.
-Te prometo que recuperaremos todo el tiempo perdido — dijo el sonriendo.
- No me defraudes, idiota.
Y otro beso más.
Da RT AQUÍ. si has leído el capitulo treinta y cuatro de 'me enamoraste con odio' para poder avisarte.
*****
Hola. Soy Inés, la gran mayoría me conocéis por Hini. Bueno, os quería dar las gracias por leer mi novela. Sé que este invierno he subido de mil en mil, pero he estado demasiado ocupada. Sé que os he echo sufrir bastante con la separación de los personajes, y también se que dejé la novela aparcada durante un tiempo.
El caso, es que gracias por leerla. Sin vosotras no sería posible escribir. Porque escribir para que nadie lo lea, es algo estúpido.
El caso, es que gracias. Si queréis darme vuestra opinión sobre el capitulo, ya sabéis. Mi twitter es @biebsdrauhl_ y si no debajo con un comentario.
Genial, estoy enganchada no, lo siguiente. Si, cuando se separaron Tara y Justin yo lo pase realmente mal jajajespero el siguiente con ganas, un besoo:) @FA_AMOUTH
ResponderEliminarOH MY GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOD.
ResponderEliminarYa hice RT ( cyruskidrauhlx )
Me ha encantado este capítulo . Diría que es uno de mis favoritos. ¡POR FIN ESTAN JUNTOS! No veía el momento. Lo he pasado muy mal con su separación pero afortunadamente todo se ha solucioando y las cosas han vuelto a la normalidad pero me asusta pensar en Septiembre y en otra separación, eso me da miedito.
Cuándo se han besado. oehgoehgoe oh dios mio, en ese momento mi corazón ha empezado a latir rapidisimo.
Me encanta como escribes, de verdad. Logras detallar todo con precisión y haces que se me pongan los pelos de punta con muchas escenas.
" Y cuando menos me quiero dar cuenta. Sus labios han capturado los míos. Son besos dulces. Besos con sabor a ‘te necesitaba’. Besos lentos."
Esa parte me ha matado. En serio. Me he quedado como *_*. Es obvio que se necesitan, SE AMAN y tienen que seguir juntos. Sin terceras personas. Cómo dos adultos que serán en breves.
Yo solo espero que esto no quede en un tipico amor adolescente y que sea duradero, en serio, no soportaría otra separación.
Un besazo cariño :))
ATTE: ALYSA BIEBER SMILER UNBROKEN