jueves, 11 de abril de 2013

· Capitulo XXI


· Capitulo XXI

Tara después de  diez minutos, ya está en casa. ¿Cómo le dice que todo va a terminar? Se siente cobarde, sin ganas de luchar, se siente más abajo que nunca. Le necesita, pero cerca, no puede vivir con ese nudo en el estómago de tenerle pero no tenerle. Sí, es suyo, pero ella piensa que no la sirve de nada si no le tiene cerca, y a sí a distancia será mucho más fácil olvidarle.

-Tara, ¿qué te pasa hija? No has probado la comida.
-Nada mamá, un mal día.
- Cielo, si no quieres comer no te fuerces, ve a descansar anda.
-Gracias mamá.

¿Descansar? No, era la hora de hacer esa llamada. De terminar con todo lo que la ha dado felicidad durante los últimos tres meses de su vida, lo único que la ha dado fuerzas para seguir, aunque también es el único motivo por el cual ella está a sí de rara, así de triste.

Coge su teléfono y comienza a buscar su número en la agenda. Tara ya ha encontrado ese número <<estúpido>> y según lo lee no puede evitar escupir una sonrisa por todos los recuerdos que le han golpeado la mente ahora mismo.
Es duro, ella sabe que es lo más difícil que ha hecho nunca, pero sabe que también lo necesita, necesita volver a ser ella y no puede teniéndole e él pero cerca.

Marca el número de teléfono, y aun sin hablar con él, con el sonido de los bips ya se le han caído un par de lágrimas. Han sonado dos bips, y está a punto de romper a llorar, y al tercero Justin se ha decidido a cogerle el teléfono.

· Ese mismo día, a esa misma hora en Nueva York.

Justin está tumbado en su cama con la mirada pérdida en el blanco techo de su habitación, sabe que lo que Tara tiene que decirle no es nada bueno, la conoce y ese tono es o porque algo ha pasado, o porque algo va a pasar. No quiere asustarse, es algo inevitable.
Sabe que esta relación no es sana, y que tampoco está haciendo ningún en su forma de estar, en su día a día, ambos se necesitan.
Él también se plantea el hecho de dejarlo todo y esperar a que el destino los vuelva a unir, pero no puede hacerse a la idea de una vida sin ella, no puede imaginarse estar sin escuchar su voz y más siendo el culpable de que ese contacto no exista, Justin siempre lo ha dicho 'si algún día termina, no seré yo quien le ponga fin' y es fiel a sus principios.

El sonido de su móvil le saca de sus pensamientos, es Tara. Tiene miedo de cogerlo, pero odia hacerla esperar. Pasan unos dos minutos, y cuando está totalmente mentalizado de que algo malo pueda pasar, descuelga su teléfono.

-¿Tara?
-¿Justin?
Ambos carcajean. Ambos se han dicho un 'hola' a la vez.
-Venga Tara, tú primero.
-No es nada, ¿cómo estás?
-Bueno ahí vamos idiota, ¿y tú?
-Bien.
-Oye Tara, ¿qué eso que tenías que decirme?
-Verás Justin, yo llevo pensando todo esta semana y después de mi sueño de ayer me he dado cuenta que todo esto no es sano, yo sé que te tengo, que estás ahí, pero no me consuela saberlo si no puedo tocarte o abrazarte cuando más lo necesite.. ¿Entiendes?
- O sea, que esta conversación es la última que hemos tenido cómo algo más que amigos ¿no?
- Exacto, puedes contar conmigo para lo que necesites Justin, pero a mi esta relación solo me ha hecho daño en la distancia.
- Entiendo. Bueno, ¿algo más que decir?
-Sí, ¿qué me ibas a decir tú a mí?
- Que te amaba mucho, y que tenía ganas de abrazarte, pero eso ahora ya da igual Tara.

Y Justin cuelga su teléfono. Está en shock, no puede creérselo. Está deseando que todo esto termine, despertar de esta jodida pesadilla. Se ha dado cuenta de que no, que no es un simple sueño, es la vida real. Tara ya no es su novia, el ya no es el dueño de cada una de sus caricias, ya no será el culpable de sus sonrisas, y tampoco será el que le de los buenos días princesa. El ya no pinta nada en su vida.

Reacciona, y comienza a llorar y a golpear todo lo que le rodea. Ahora él es el que está roto, roto de verdad. Una vez más se la han vuelto a jugar, una vez más le han vuelto a hacer daño. Por su cabeza pasan mil y una cosas, pero aquella que se le repite es 'nunca tendrías que haberte ablandado Bieber, todas son iguales' 'te la han jugado dos veces ya Bieber, pero no habrá una tercera' eso es lo que se le repite a cada segundo en su cabeza, eso es lo que más le preocupa. Todo eso, y lo mucho que le va a costar hacerse a la idea de vivir sin ella, aunque esté lleno de rabia, sabe que no será fácil aprender a vivir sin ella.

·Ese mismo día, unos minutos después en Atlanta.

Las lágrimas se deslizan suaves por la sonrojada cara de Tara, está rota. Sabe que ha hecho lo correcto, o eso es lo que ella piensa, pero no soporta el hecho que él le haya colgado, no soporta que sus últimas palabras hayan sido ' Quería decirte que te amaba mucho, y que tenía ganas de abrazarte, pero eso ahora ya da igual Tara'.

No puede dejar de pensar en cómo estará él, en cómo afectará esto a su vida cotidiana, en que quizás no era la mejor solución y que tendría que haberlo hablado, es consciente de lo que ha hecho, y también es consciente de que ha perdido quizás el único hombre que ha luchado por ella y que ha sabido valorarlo, y ahora ha sido ella la idiota, pero ya no puede hacer nada. Por mucho que lo lamente, o se arrepienta no puede volver al pasado, lo hecho hecho está y no hay más.

Y este es el día en el que dos almas que pasaron de odiarse a amarse con todas su fuerzas empezarán un camino a lo largo de nueve meses separados, y dejarán sus vidas en manos del destino, quien sabe quizás este último los vuelva a unir, quien sabe que puede pasar...




1 comentario:

  1. Pero como les puedes hacer eso? Pobre justin.. Me encanta tu novela.. Soy nueva lectora. Siguiente pronto porfa. Quiero saber q les pasar a los dos.porfa q sea bueno y q vuelvan.

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jueves, 11 de abril de 2013

· Capitulo XXI


· Capitulo XXI

Tara después de  diez minutos, ya está en casa. ¿Cómo le dice que todo va a terminar? Se siente cobarde, sin ganas de luchar, se siente más abajo que nunca. Le necesita, pero cerca, no puede vivir con ese nudo en el estómago de tenerle pero no tenerle. Sí, es suyo, pero ella piensa que no la sirve de nada si no le tiene cerca, y a sí a distancia será mucho más fácil olvidarle.

-Tara, ¿qué te pasa hija? No has probado la comida.
-Nada mamá, un mal día.
- Cielo, si no quieres comer no te fuerces, ve a descansar anda.
-Gracias mamá.

¿Descansar? No, era la hora de hacer esa llamada. De terminar con todo lo que la ha dado felicidad durante los últimos tres meses de su vida, lo único que la ha dado fuerzas para seguir, aunque también es el único motivo por el cual ella está a sí de rara, así de triste.

Coge su teléfono y comienza a buscar su número en la agenda. Tara ya ha encontrado ese número <<estúpido>> y según lo lee no puede evitar escupir una sonrisa por todos los recuerdos que le han golpeado la mente ahora mismo.
Es duro, ella sabe que es lo más difícil que ha hecho nunca, pero sabe que también lo necesita, necesita volver a ser ella y no puede teniéndole e él pero cerca.

Marca el número de teléfono, y aun sin hablar con él, con el sonido de los bips ya se le han caído un par de lágrimas. Han sonado dos bips, y está a punto de romper a llorar, y al tercero Justin se ha decidido a cogerle el teléfono.

· Ese mismo día, a esa misma hora en Nueva York.

Justin está tumbado en su cama con la mirada pérdida en el blanco techo de su habitación, sabe que lo que Tara tiene que decirle no es nada bueno, la conoce y ese tono es o porque algo ha pasado, o porque algo va a pasar. No quiere asustarse, es algo inevitable.
Sabe que esta relación no es sana, y que tampoco está haciendo ningún en su forma de estar, en su día a día, ambos se necesitan.
Él también se plantea el hecho de dejarlo todo y esperar a que el destino los vuelva a unir, pero no puede hacerse a la idea de una vida sin ella, no puede imaginarse estar sin escuchar su voz y más siendo el culpable de que ese contacto no exista, Justin siempre lo ha dicho 'si algún día termina, no seré yo quien le ponga fin' y es fiel a sus principios.

El sonido de su móvil le saca de sus pensamientos, es Tara. Tiene miedo de cogerlo, pero odia hacerla esperar. Pasan unos dos minutos, y cuando está totalmente mentalizado de que algo malo pueda pasar, descuelga su teléfono.

-¿Tara?
-¿Justin?
Ambos carcajean. Ambos se han dicho un 'hola' a la vez.
-Venga Tara, tú primero.
-No es nada, ¿cómo estás?
-Bueno ahí vamos idiota, ¿y tú?
-Bien.
-Oye Tara, ¿qué eso que tenías que decirme?
-Verás Justin, yo llevo pensando todo esta semana y después de mi sueño de ayer me he dado cuenta que todo esto no es sano, yo sé que te tengo, que estás ahí, pero no me consuela saberlo si no puedo tocarte o abrazarte cuando más lo necesite.. ¿Entiendes?
- O sea, que esta conversación es la última que hemos tenido cómo algo más que amigos ¿no?
- Exacto, puedes contar conmigo para lo que necesites Justin, pero a mi esta relación solo me ha hecho daño en la distancia.
- Entiendo. Bueno, ¿algo más que decir?
-Sí, ¿qué me ibas a decir tú a mí?
- Que te amaba mucho, y que tenía ganas de abrazarte, pero eso ahora ya da igual Tara.

Y Justin cuelga su teléfono. Está en shock, no puede creérselo. Está deseando que todo esto termine, despertar de esta jodida pesadilla. Se ha dado cuenta de que no, que no es un simple sueño, es la vida real. Tara ya no es su novia, el ya no es el dueño de cada una de sus caricias, ya no será el culpable de sus sonrisas, y tampoco será el que le de los buenos días princesa. El ya no pinta nada en su vida.

Reacciona, y comienza a llorar y a golpear todo lo que le rodea. Ahora él es el que está roto, roto de verdad. Una vez más se la han vuelto a jugar, una vez más le han vuelto a hacer daño. Por su cabeza pasan mil y una cosas, pero aquella que se le repite es 'nunca tendrías que haberte ablandado Bieber, todas son iguales' 'te la han jugado dos veces ya Bieber, pero no habrá una tercera' eso es lo que se le repite a cada segundo en su cabeza, eso es lo que más le preocupa. Todo eso, y lo mucho que le va a costar hacerse a la idea de vivir sin ella, aunque esté lleno de rabia, sabe que no será fácil aprender a vivir sin ella.

·Ese mismo día, unos minutos después en Atlanta.

Las lágrimas se deslizan suaves por la sonrojada cara de Tara, está rota. Sabe que ha hecho lo correcto, o eso es lo que ella piensa, pero no soporta el hecho que él le haya colgado, no soporta que sus últimas palabras hayan sido ' Quería decirte que te amaba mucho, y que tenía ganas de abrazarte, pero eso ahora ya da igual Tara'.

No puede dejar de pensar en cómo estará él, en cómo afectará esto a su vida cotidiana, en que quizás no era la mejor solución y que tendría que haberlo hablado, es consciente de lo que ha hecho, y también es consciente de que ha perdido quizás el único hombre que ha luchado por ella y que ha sabido valorarlo, y ahora ha sido ella la idiota, pero ya no puede hacer nada. Por mucho que lo lamente, o se arrepienta no puede volver al pasado, lo hecho hecho está y no hay más.

Y este es el día en el que dos almas que pasaron de odiarse a amarse con todas su fuerzas empezarán un camino a lo largo de nueve meses separados, y dejarán sus vidas en manos del destino, quien sabe quizás este último los vuelva a unir, quien sabe que puede pasar...




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  1. Pero como les puedes hacer eso? Pobre justin.. Me encanta tu novela.. Soy nueva lectora. Siguiente pronto porfa. Quiero saber q les pasar a los dos.porfa q sea bueno y q vuelvan.

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